Hoy en día se discuten diferentes aspectos muy importantes de nuestro sistema educativo, como el lucro, la calidad de los profesores, la carrera docente, las desigualdades que existen, entre muchísimos otros temas. Esto es importante, claramente, pero existe una temática de fondo que no se cuestiona, más profunda aún que cualquier elemento en discusión. ¿Por qué? Porque es la ideología que mueve nuestra educación.
Hace unos días leí en la prensa que la educación en Chile no entrega las habilidades que demanda el mercado. Es cierto. Pero no se discute que la educación no desarrolla habilidades más trascendentales aún, habilidades sociales y emocionales. No se discute que la educación no entrega los instrumentos o espacios adecuados para que el estudiante se conozca a sí mismo y no sigamos observando cómo miles de jóvenes y ¡miles de adultos! no tienen claridad sobre su propia vida. ¿Por qué? Porque no disfrutan de un criterio propio, no poseen un pensamiento crítico y reflexivo. Dejan de ser sujetos y se convierten en objetos. La educación los deshumaniza.
Nos da igual al parecer, porque algo de habilidades para el mercado tendrá. Nos da igual porque necesitamos ser buenos en la prueba Simce, en la PSU. Nos da igual porque nos interesa hacer crecer el mercado, generar recursos, producir. Y lo estamos logrando.
La educación plateada por Paulo Freire, Johann Pestalozzi, Jean Piaget, Lev Vygotsky, Michael Apple, Henry Giroux, Maria Montessori, Célestin Freinet, Ovide Decroly y por tantas otras eminencias no presenta argumentos como los que hoy mueven nuestra educación. El Padre Alberto Hurtado, por ejemplo, gran educador chileno y el primer Doctor en Educación de Chile, dio a conocer planteamientos totalmente diferentes a los que hoy día existen, basados en la educación centrada en el niño de John Dewey.
Nadie se atreve a discutir esto. Porque velamos por el «status quo» que sólo favorecerá al mercado. Porque no es relevante favorecer el desarrollo de seres humanos pensantes, creativos y críticos. Porque no se desea protagonismo de la sociedad, participación, vivir la democracia y la libertad. Y además, porque toman decisiones muchos personajes que no tienen conocimientos acabados sobre educación.
Pero da igual, debemos desarrollar habilidades para el mercado y no generar mayores cambios.
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Foto: Chile Ayuda a Chile / Licencia CC
Comentarios
02 de agosto
Muy buen articulo, creo que urge tomar en consideración tales aspectos para no tener solo robots que tengan una memoria enciclopedica de los contenidos, sino que personas íntegras que sepan vivir de buena forma.
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02 de agosto
Excelente comentario:
«Dejan de ser sujetos y se convierten en objetos. La educación los deshumaniza»… Me parece que el autor da en el punto con esta frase. Ahora, si me permite complementarlo, creo que es, principalmente producto de una ideología, el hecho que la educación sea tratada como «la forma de capacitar a nuestros ciudadanos» más que de entregarle un «conocimiento liberalizador» como decía Freire.
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02 de agosto
El necesario raciocinio de Paulo Freire fue polémico, bien recibido y luego exiliado de Brasil. Gracias a aquello llegó a Chile para aportar un par de años. Así mismo muchos otros entregaron sus enormes y humanos aportes en educación y hoy en día nadie lo recuerda, considera, ni replantea.
Como muy bien dice Sebastián, es la educación liberalizadora la que necesitamos en nuestro país.
Muchas Gracias!