Les recuerdo que la vigencia de un sistema político pasa, en gran medida, por la manera en que logra cobrar sentido para el ser humano, en este caso para el ciudadano.
Planificando clases para un sexto básico, estoy en la etapa en que debo enseñar la Constitución, sus principios, sus valores, el ordenamiento institucional chileno. Posteriormente, de manera acertada se sostiene la enseñanza de que la participación política, y entiéndase todo este proceso desde la participación activa del estudiante en su aprendizaje, es necesaria para el sostenimiento de la democracia. Teniendo este objetivo de enseñanza, se incita un planteamiento siguiendo lo emanado desde el Estado y que es acertado: la democracia es forma de vida.
Así, frente a ello se inserta el siguiente fragmento del “Módulo de participación ciudadana PARTICIPA 2003” en la página 22 del libro de Historia, Geografía y Ciencias Sociales de dicho nivel educativo: “La participación supone interactuar, más o menos organizadamente, con quienes comparten ideales e intereses de vida, no sólo para colaborar y enfrentar en conjunto eventuales resistencias, sino también para expresarse. La participación incluye la necesidad y la voluntad personal de influir en la sociedad, las posibilidades reales para participar y el reconocimiento de que la acción ciudadana puede cambiar la forma como funciona la sociedad”.
Anteriormente, mi labor docente se desempeñó en un cuarto medio y aquí, de igual manera que en sexto, el currículum mandata enfocarse en ciudadanía. En una de las clases enmarqué el objetivo de enseñanza en la siguiente pregunta: ¿Vivimos en una sociedad democrática o en un sistema político democrático? Señalando diferencia y similitudes, se llegó a la conclusión que los principios democráticos están presentes en el sistema político, pero no en su totalidad en nuestra vida cotidiana, por lo que se concluyó que vivimos en un “régimen democrático débil”. Fueron los mismos estudiantes que, a modo de ejemplo, verificaron que el principio constitucional de la igualdad no se correlacionaba con lo sucedido en el diario vivir. salieron ejemplo varios como el tema de la salud, la educación, el de Larraín, etc.
La pregunta iba intencionada ya que era importante para comprender, visto en otra sesión, la diferencia entre Estado y sociedad civil. Pretensión que buscó y consiguió evaluar la importancia de la coherencia en la interrelación de ambos para el verdadero desarrollo de un orden democrático.
La escuela, claramente, es una muestra verdadera de la sociedad en que vivimos. Es en ella donde se reproduce y produce la sociedad del mañana. Entonces, el Estado promueve que los estudiantes jueguen el rol de agentes democráticos, permitiendo así la operancia de este régimen político. Pero es aquí donde aparece una contradicción tremenda: la respuesta de los estudiantes de cuarto medio nos devela un deterioro del orden político chileno.
Ya señalado, sólo una interrelación coherente entre el Estado y la sociedad civil permite que la democracia sea válida. Entonces ¿qué estamos haciendo para lograr esto? Observamos que abstractamente se pretende sostener un sistema político democrático pero entra en contradicción con la práctica cotidiana. Por más que se apele discursivamente a alcanzar la democracia, al vivir una cotidianidad en donde ella “vive” débilmente, se producen actos de desconfianza frente a ese sistema político que es completamente contrario a lo vivido.
Ahora bien, viene una reflexión de cajón frente a esto: si –y es lo que se verifica- los principios democráticos no se verifican en el convivir, nuestras instituciones ¿son realmente democráticas? ¿las instituciones funcionan?
Siendo la Constitución el axioma institucional por excelencia, nos damos cuenta que ella camina en sentido contrario a lo que se pudiera llamar democrático. Porque, como acertadamente el MINEDUC, y por tanto el Estado, lo plantea, la participación ciudadana es el motor principal para una democracia efectiva y válida.
Hay voces que señalan que la forma, el método en que se redactó la Constitución, es algo menor frente al contenido. Pero ojo, tanto forma como contenido tienen igual grado de importancia. Los que apelan a que una Asamblea Constituyente –entendida esta como la instancia de mayor participación ciudadana para un orden jurídico- es mero balbuceo. Les recuerdo que la vigencia de un sistema político pasa, en gran medida, por la manera en que logra cobrar sentido para el ser humano, en este caso para el ciudadano. Es cierto, puede ser que una Asamblea Constituyente sea un mero deseo ciudadano de participar, pero es allí donde algunos se equivocan: es importante tener en cuenta la afectividad para la construcción de significado, la afectividad es importante para la construcción de “un marco epistémico democrático” (entiéndase esto como el piso cognitivo desde donde el sujeto interpreta su realidad). Porque al fin y al cabo eso es la representación y la Constitución debe ser representativa: toda figura representativa que busca ser validada es aquella que logra contener, en parte, nuestro sistema valórico, toda figura representativa contiene una parte de nuestro ser.
Comentarios
31 de mayo
Señor si usted tiene una constitución mejor que la actual porque no la publica para que todos podamos leerla, discutirla y aprobarla de una vez?
¿ no seria eso mas democrático que aprobar una asamblea para así dar por aprobada una constitución sin que la ciudadania necesite leerla ?
Saludos
-1
31 de mayo
Está mal entendido el concepto de asamblea constituyente. Ésta se trata de todo lo contrario a lo que señalan sus argumentos y, frente a la apelación directa, tampoco va con la idea de redactar una constitución de antemano para que la asamblea, de forma pasiva, la aprueba o desapruebe.
De una forma acotada diré que, ya que solo esto es respuesta a lo suyo, la asamblea constituyente, al sustentarse en la participación ciudadana, radica en un proceso en que los ciudadanos de manera activa diseñan la constitución.
31 de mayo
Entonces le agradesco la aclaración. Hay una página http://www.tuconstitucion, un grupo de juristas que además recoplia inquietudes ciudadanas y se supone estaria diseñando un borrador con ellas. Nose para que lo de la asamblea pero en fin, solo espero que discutamos sobre un texto para evitar cosas turbias.
Saludos
01 de junio
Entiendo lo que planteas, y creo que al igual que muchas otras personas sinceras buscan lo mejor para nuestro país, al fin y al cabo todos queremos vivir en un país moderno y con libertades individuales y colectivas garantizadas. El problema de plantear una asamblea constituyente surge cuando se visualiza que junto a la romántica idea de la participación general se le adiciona otra idea, un porcentaje alto de la población, aún gente que ha sido educada, no entiende lo que lee y menos puede visualizar lo que una postura, una idea o un escenario propuesto puede significar. Entonces aparecerán los colectivos interesados en “ayudar”, grupos que no quieren enseñar a pensar sino que les interesa imponer sus ideas, principalmente sus ideas sociales, utilizando todo tipo de argumentos, desde el burdo slogan que comprará gran parte de los votantes como ocurre hoy, hasta las más sofisticadas técnicas de aplicación de la ironía para demoler al adversario más preparado y sus ideas, al final del día, todo un manejo.
-1