En tu reforma, es normal nivelar con unos pocos y mostrar resultados que nos dejen arriba en un semáforo inventado que profundiza la desigualdad. ¿Es justo que muchos padres paguen lo que no tienen para que reciban la misma calidad educativa de los Establecimientos de los que huyen?
Hace ocho años, cuando todo parecía estar normal bajo el paraguas de esta República neoliberal que está en proceso de cambios, la década se nos inundó a la mitad en el “liceo acuático”. Era la cristalización evidente de que más de algo no andaba bien en Chile. La indecencia de nuestro sistema educativo en muchos ámbitos explotó al punto que generó cadenas de solidaridad nacional con perspectiva de transformación.
De eso han pasado más de ocho años. Tres Gobiernos tuvieron que pasar para que el tema no fuera obviado sucesivamente y pudiéramos discutir, como nación, sobre el sistema que queríamos.
La administración actual recogió aquellos términos, y los transformó en códigos de política pública. Por cierto, y es regla general de cada período, un Gobierno se encuentra en el justo equilibrio entre lo posible y lo imposible, entre lo conservador y lo transformador. Depende de quienes estén al mando correr esa línea hacia un lado o hacia otro, o mantener el centro.
Sin embargo, Chile ya no está para medias tintas. Hoy requerimos definiciones claras, más fuertes, con capacidad para defender las transformaciones que se están realizando. Más aún, en un proceso de Reforma Educacional imprescindible como el que ahora se vive. Porque es falso que el país en que juntas y juntos habitamos no se encuentra en crisis; basta solo con indagar un poco más en la realidad existente.
Y aquí me permito “tutear” a quienes les queda el saco.
Tu reforma, con minúscula, esa que has mantenido durante décadas y años, esa que inconscientemente administraste, tiene al lucro como elemento imperecedero y principio rector del sistema educativo. En nuestra Reforma, con orgullo de mayúscula, no queremos medias tintas: Es inaceptable que, teniendo cinco estudiantes o dos mil, te lleves al bolsillo dineros que podrían haber sido utilizados en el proceso de aprendizaje. Es impresentable que toleres que sostenedores de escuelas que podrían haber reinvertido un millón de dólares al año se los queden para la ganancia privada, se los dejen para renovar el auto.
En tu reforma, es normal nivelar con unos pocos y mostrar resultados que nos dejen arriba en un semáforo inventado que profundiza la desigualdad. ¿Es justo que muchos padres paguen lo que no tienen para que reciban la misma calidad educativa de los Establecimientos de los que huyen? ¿Es justo pagar para asegurarme con quién se sienta mi hijo y privarme de la oportunidad de aprender la hermosa diversidad de la vida? ¿Es justo que la calidad educativa se reduzca sólo a pruebas pobres que nos reducen a un número? No, en nuestra Reforma no hay espacio para aquello, ninguno. Hoy tenemos que encontrarnos los distintos.
En tu reforma, estudiar en la Educación Pública es un horror, lo peor que le puede ocurrir a un ser humano, porque crees que es un saco contenedor de “alumnos cacho”. Es cierto, es incómodo que te diga lo que crees, pero hasta cierto punto lo tomas como verdad. Muy por el contrario: En cada uno de esos corazones hay historias de superación, de esfuerzo, de coraje para enfrentar la vida. En nuestra Reforma será un orgullo estudiar en la Educación Pública. Basta con que leas un poco lo que se propone, tanto en recursos como en el manejo de los mismos, en este “segundo aire” que tendrá aquel orgullo escondido en la memoria colectiva y que resurgirá en el corto plazo. Ver para creer, es cierto, pero te desafío a la conversación futura.
En tu reforma, no interesa la organización entre estamentos en las universidades, porque crees que es innecesario que algunos incidan de manera vinculante. Y lo que es peor, que hay que construir el país y el futuro de todos entre unos poquitos, los que alcancen a ocupar los utensilios para preparar el plato. En nuestra Reforma hoy puedes expresar y construir una nueva definición de calidad, o la visión sobre los profesores que queremos. Es cosa de participar.
Es que tu reforma me huele a gane, como la nada y la cosa ni una, que no toca estructura alguna y es más publicidad que nada. Es como aquella memorable reforma tributaria que recaudaba la octava parte de la mía, un ajuste. En mi Reforma así no se conciben las cosas. Porque tu reforma desinforma, distorsiona, defiende los intereses de los pocos en desmedro de los muchos que queremos cambios. Porque tu reforma me dice que los colegios cerrarán el año entrante. Nuestra Reforma plantea que aquello es falso y debes informarte; además de responsabilidad, gradualidad, transformación, normalización con las mejores prácticas de los países a los que admiras y quieres parecerte.
Es tu reforma contra nuestra Reforma, contra nuestra Reforma, que es la que Chile requiere con urgencia. Es nuestra oportunidad histórica, y no pensamos entregártela.
Comentarios
28 de julio
La educación en casi cualquier país del mundo es ESTATAL. No es gratuita, es ESTATAL. Esto significa que el ESTADO le paga a los profesores y financia la educación pública, sobre todo la escuela primara y secundaria, a nivel de estudios superiores también hay universidades e institutos en que puede estudiar cualquier persona, con costo cero. No es gratis, es estatal, porque el estado financia la educacion, se da esa tarea. Así de simple, como financia también la salud, algunas industrias como los ferrocarriles, etc. Entonces, perdona, aquí no hay que hacer ningun ejercicio particularmente «choro» y «decidido» y «con las tintas muy claras» para cambiar la educacion porque la cosa es muy clara, el que esta ideologizado, convencido, con una tinta demasiado oscura es el sector más de derecha de este país. Ellos tienen las tintas oscurísimas porque NO quieren ceder, no quieren mezclar ni ponerse de acuerdo, en otras palabras, no quieren ser eclécticos. No quieren medias tintas, quieren las tintas de ellos. ¿Se entiende? Cambiar la educación pareciera serr un ejercicio chorisimo de compromiso y de tinta muy clara, en realidad, lo que falta en este pais es media tinta porque la tinta esta corrida hacia la derecha. Ese es el problema, espero que los que debaten de estas cuestiones tengan clara la realidad: en ninguna parte la educacion esta privatizada, no como aqui, y por lo mismo pedir educacion estatal, gratuita si se quiere o libre, no es ninguna medida «revolucionaria» o «chora», es lo sensato, lo lógico, y bastante mas aterrizado y convencional de lo que se cree!
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29 de julio
Bien dicho Diego.
No estamos pidiendo nada del otro mundo, sólo volver a ser un país normal…
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04 de agosto
De acuerdo en términos generales…
Pero no creen que el centro de la discusión debiera ser ¿porqué tenemos tan mala educación pública? y ¿como hacemos para mejorarla? De acuerdo que el tema está medio así planteado, pero ¿no creen que hay asuntos de fondo y forma pedagógicas, repúblicanas y cívicas que no están en la discusión aún y que deberían ser el centro? ¿qué debieran estar aprendiendo? ¿que debieran estar expermientando? ¿Qué deberían estar compartiendo? ¿Qué deberían estar visitando? ¿que deberían estar conociendo? y sobre todo con qué objetivo.
A mi juicio el objetivo del ministerio de educación debiera ser «que la educación pública Chilena sea la mejor educación pública del mundo» como se mide eso y como se alcanza eso, debieran ser las cartas de navegación para tomar las decisiones en esta discusión.
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