La pedagogía es una actividad humanizante y mi trabajo no terminará cuando mis cabros salgan de la puerta del colegio con su licenciatura de cuarto medio en mano.
Hace aproximadamente una semana escribí una columna titulada El enfoque actual de Lenguaje y Comunicación donde expuse una serie de problemas que con o sin conocimiento de ellos, estamos cometiendo los profesores de castellano. El día de hoy es hora de dar respuestas a algunas de esas problemáticas.
Mi invitación se puede sintetizar en cinco premisas:
- Utilizar la lectura como proceso social y no individual.
- Desarrollar habilidades expositivas reales.
- Desarrollar las habilidades de escritura, aunque eso significará reducción de tiempo libre en nosotros.
- Usar el lenguaje para conocer a nuestros estudiantes, saber quiénes son.
- Enseñarles a usar el lenguaje como medio para que se descubran a sí mismos.
El analfabetismo funcional que aqueja a una gran parte de la población es el resultado de concebir el proceso de lectura como un acto individual que debe hacerse en silencio. La mayor parte del tiempo en que hice actividades de comprensión de lectura en el colegio, incluso cuando el texto me hubiese parecido «entretenido», era sólo para responder unas cuantas preguntas que estaban justo abajo, ir a mostrarle esas respuestas al profesor y listo, timbre obtenido, ese timbre servía para la revisión de cuaderno. No existe un proceso de lectura grupal, comentada y crítica, fundamentalmente porque la «vieja escuela» comprende la lectura como un proceso individual.
Muchos profesores criticarán que estos procesos de lectura grupales ocupan mucho tiempo, que se prestan para que el curso cause desorden. Pero ¿cuantas veces han intentado llevar a cabo este tipo de actividad? Mientras los textos narrativos pueden tener varias interpretaciones, los argumentativos pueden llevar al debate y los expositivos pueden dar lugar a exposiciones (soy un genio).
De este último punto quiero aferrarme, puesto que la asignatura se llama Lenguaje y Comunicación y no se llama escritura y redacción. Tenemos que ponernos en marcha hacia un currículum que permita desarrollar a cabalidad la expresión y el desplante de nuestros estudiantes, cuestión que es totalmente irrelevante para efectos PSU, pero que es crucial para el desempeño en cualquier tipo de educación superior que quiera tomar nuestro estudiante. Nuestros estudiantes suelen tener muchos problemas a la hora de disertar, se les olvida, leen textualmente de las cartulinas o las diapositivas ¿Alguna vez les enseñamos a disertar? ¿Les enseñamos la importancia de tomar palabras claves, establecidas en un orden que nos permitan guiar la disertación? La respuesta en la gran mayoría de los casos es no.
Incluso si el ramo se llamará escritura y redacción, también quedamos con una deuda significativa, partiendo por lo más banal, faltas ortográficas hasta problemas estructurales en la coherencia y cohesión de los textos. ¿Por qué ocurre esto? El exceso de trabajo hace que todas nuestras evaluaciones se basen en alternativas, alternativas que vienen correctamente redactadas y entendibles, ante esto, nuestro estudiante no hace un proceso mental de sintaxis mental de escritura, revisión y reescritura cuando tiene que responder a una pregunta de desarrollo, sólo se limita a la escritura. Como profesores de lenguaje tenemos que ser autocríticos y reconocer que tenemos que encaminarnos hacia un ramo donde la producción de textos sea un aspecto principal, incluso si eso significa sacrificar un tiempo importante de nuestras vidas, más allá de un grupo de contenidos como factores y funciones de comunicación que no desarrollan habilidades y también más allá de seleccionar conectores y ordenar enunciados, como lo hace la PSU actual.
Finalmente, el cambio más importante que tenemos que hacer es usar la asignatura de Lenguaje y Comunicación como un medio para conocer a nuestros estudiantes, lo que piensan, lo que hacen, lo que repudian, lo que valoran. ¿Quién dijo que eso es sólo un tema para orientación? ¿Quién dijo que eso sólo lo pueden conversar con el psicólogo del colegio? ¡No señor! La pedagogía es una actividad humanizante y mi trabajo no terminará cuando mis cabros salgan de la puerta del colegio con su licenciatura de cuarto medio en mano.
Tal vez digan que es demasiado idealista, tal vez es demasiado soñador, sin embargo, si no soñamos ¿para que vivimos? Hay que entender que como profesores de castellano tenemos una asignatura que es una mina de oro, pero de la manera en que la estamos usando, sólo estamos extrayendo polvo. No sólo debemos usar el lenguaje para conocer a nuestros estudiantes, también debemos invitarlos a que ellos se conozcan a sí mismos. El autoconocimiento nos permitirá tener estudiantes que sepan lo que quieren, lo que sueñan y contra quiénes es su lucha. Nuestros estudiantes pasan tanto tiempo atentos a estímulos externos, que es muy poco lo que ellos pueden conocer de sí mismos.
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