#Educación

¿Por qué cuesta tanto definir lo que es calidad en educación?

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A algunos les parece un misterio el que nadie pueda decir o establecer con absoluta certeza qué es lo que constituye “calidad” en educación. Los que se oponen a la actual Reforma Educacional afirman que en ninguna parte se habla de “calidad” y que eso se debe a que no se tiene claridad sobre este concepto. Por lo tanto, concluyen, esta Reforma viene mal formulada desde sus orígenes.

Parece un reclamo válido. ¿Por qué cuesta tanto hablar de calidad? ¿Hay algo misterioso en el concepto de “calidad” que impide que se pueda obtener certeza? Por cierto que no. Pero para determinar lo que es calidad hay que tener claro que la educación cumple una función especial dentro de la sociedad. Y esto implica cuestionar el propósito final de nuestra sociedad. Para ponerlo en términos Aristotélicos, el bien se relaciona siempre con el fin.

Por lo tanto, el problema no es que no se pueda definir lo que es calidad. Lo que ocurre es que no se puede definir la calidad en abstracto, aislado del resto de la sociedad. Al contrario, para definirlo es necesario hablar de la sociedad que hemos creado, de sus valores, de qué tipo de ciudadano queremos formar y de cómo la educación está siempre inserta en un contexto social, económico y valórico muy específico.

Para los impacientes, para los que sospechan de la reflexión y sobretodo para los que tienen la mente puesta en las respuestas sencillas, cortas, fáciles e inmediatas, para ellos la calidad se reduce a Simce. Creen que la calidad es la entrega de contenidos de forma ordenada y de acuerdo con un calendario. Dicen que la calidad se puede “medir” haciéndoles pruebas a los alumnos y los profesores. En términos simples, la calidad es algo cuantificable y medible. Tal como el progreso de un país se mide según el PIB per capita. Estos son los que creen que la vida consiste esencialmente en ordenar, medir y jerarquizar.

En estricto rigor, entonces, lo que explica las múltiples confusiones y dificultades en torno al tema de la calidad es que muchas veces cuando hablamos de calidad en educación en realidad estamos hablando del tipo de sociedad que preferimos y de los valores sociales que creemos importante.


Para tener claridad acerca de qué constituye calidad en educación es fundamental conversar acerca de la naturaleza de nuestra sociedad. Los que quieren hablar sólo de “calidad” sin hacer referencia alguna al tipo de sociedad que tenemos, le están hablando al aire.

Por un lado, si uno es esencialmente partidarios del sistema capitalista y de su versión extremista neo-liberal que impera en Chile, entonces lo más probable es que el fin de la educación sea entendida como la producción de ciudadanos y trabajadores “eficientes” que sean capaces de adaptarse bien al sistema, que tengan claro qué espera la sociedad de ellos y que se dediquen a producir y consumir. En resumen, que sean un aporte al modelo. Una buena educación es, entonces, aquella que ayude a cumplir el fin de nuestra sociedad (que no es otra cosa que la creación de riquezas materiales y la creación de incentivos al consumo para así alimentar la economía).

En este contexto, ¿de qué “sirve” estudiar arte? ¿Música? ¿Filosofía o historia? ¿Antropología o sociología? Si una carrera o un curso no se traduce en empleabilidad, entonces se desvaloriza y por consiguiente se asume que esos cursos o carreras poco o nada tienen que ver con la calidad de la educación. ¿Cursos de filosofía griega en la enseñanza media? A los ojos de muchos estos cursos deberían ser reemplazados por otros que apunten a fortalecer la preparación de la PSU y eso se traduciría en mayor “calidad”. Dado que para muchos uno de los fines de la educación es asegurar empleabilidad o promover la movilidad social, entonces la “calidad” de esta se va a medir en función de cuánto contribuye a alcanzar dicha meta.

Por otro lado, hay quienes creen que la función de la educación debería ser la de formar ciudadanos críticos, autónomos y libres. Capaces de analizar ideas y de comprender el mundo a su alrededor. Ciudadanos capaces de hacerse preguntas y de cuestionar los relatos ofrecidos por los que ostentan el poder político y económico. Desde esta perspectiva, se piensa que la educación está para abrir los horizontes intelectuales de las personas y que está mostrarnos que aprender y conocer el mundo en el que vivimos es un placer.

De cualquier modo, entonces, para tener claridad acerca de qué constituye calidad en educación es fundamental conversar acerca de la naturaleza de nuestra sociedad. Los que quieren hablar sólo de “calidad” sin hacer referencia alguna al tipo de sociedad que tenemos, le están hablando al aire.

TAGS: #Reforma Educacional Calidad de la Educación

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Jose Luis Silva Larrain

06 de noviembre

Interesante artículo, es un relato bastante comprensible para un planteamiento que no es novedoso, de hecho esta muy de moda.

Y que bueno que poco a poco surjan estos artículos que vayan reconociendo por fin que la actual reforma siempre fué para imponer una ideologia en la educación, no para mejorar la calidad.

Señor: No culpe de una tormenta al modelo meteorológico que la anuncia. El sistema neoliberal refleja mejor el comportamiento de las personas, son las personas las que efectivamente valoran mas el camino de la producción y el consumo. Cuando la gente siente seguridad en la producción y el consumo se preocupan de otras cosas, pero solo hasta el dia que arriesgan la producción del consumo. Siempre es así. ¿ Ha visto como han ido disminuyendo y hasta empiezan a cambiar de sentido las marchas cuando esa misma gente que protestaba ahora ven que arriesgan la pega ? ¿ Como salen a la calle los que protestaban contra el lucro cuando ven que sus hijos deberán estudiar en una escuela pública? ¿o el cinismo de los reformistas que no mueven a sus hijos de los mejores colegios privados que son los que mas lucran?

Saludos

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