El primer pilar en que se sostiene esta Educación del Nuevo Milenio (ENM) es que “el conocimiento se multiplica cada año”. El segundo pilar es “el acceso y la circulación mundial del conocimiento a bajo costo”.
El conocimiento mundial, tradicional y nuevo, está distribuido: una parte es conocida y otra es reservada o secreta, por diferentes razones estratégicas. La primera está disponible en medios libres y en medios pagados, parte es proporcionada por instituciones y empresas, de todo el mundo, que las han desarrollado o adquirido. Parte importante se encuentra en decenas de revistas científicas (dialnet.unirioja.es) y sociales y en sitios y buscadores (www.gennio.com) sobre desarrollo científico, económico y social (www.ssrn.com) ambiental y político, por mencionar algunos.
La mayor parte de estas materias son accesibles. Es por lo que su difusión y distribución mundial está asegurada. Este conocimiento se puede obtener a través de Internet, de sociedades científicas y organizaciones que divulgan el conocimiento, de motores científicos y en cientos de sitios, nacionales e internacionales, dedicados a la educación. Hasta hace poco tiempo el acceso a este conocimiento era tedioso, difícil de ubicar, identificar y circular y, por lo tanto, de alto costo. Hoy no.¿Por qué, entonces, no describir profesionalmente los escenarios de una nueva educación nacional para 15 a 30 años, y a partir de esos hallazgos buscar el mejor acuerdo nacional para lograr una «neoforma» educacional, más moderna y adecuada a las nuevas tecnologías y conocimientos?
El conocimiento, que crece aceleradamente, obliga a imaginar escenarios, profesionalmente construidos, para la nueva educación. Un ejemplo, es el de Pasi Sahlberg, educador finlandés, que ha descrito, a comienzos de este año, tres posibles escenarios para los próximos 5 o 10 años.
Primer escenario: La educación utilizaría las nuevas tecnologías para alinear las instrucciones básicas, con apoyo de tareas, similares a lo actual.
Segundo escenario: Vislumbra que se generalice el aprendizaje digital personalizado, es decir, el aprendizaje se podría realizar en cualquier lugar, y el establecimiento se usaría para facilitar el estudio y para la comprobación del logro.
Tercer escenario: es uno en el que el establecimiento sería concebido como un lugar para el aprendizaje social, y donde los estudiosos se nutrirían de las habilidades de desarrollo. En el corazón de los lugares de educación estaría el aprendizaje cooperativo, la resolución de problemas y el cultivo de los hábitos mentales.
Es meritorio que se planteen futuros cercanos de la educación tan disímiles a los actuales, por autoridades reconocidas por instituciones del prestigio como la Harvard Graduate School of Education, donde Sahlberg ha sido nombrado este año profesor visitante.
Sin embargo, si se relaciona la necesidad de proporcionar a los estudiosos el nuevo conocimiento, con el empleo de instrumentos basados en las nuevas tecnologías, es posible transformar completamente la educación tradicional, y llegar a escenarios mucho más avanzados y eficientes que los descritos por el respetable profesor Sahlberg. Mientras, el país discute apasionadamente reformas a una obsoleta educación del siglo pasado.
¿Por qué, entonces, no describir profesionalmente los escenarios de una nueva educación nacional para 15 a 30 años, y a partir de esos hallazgos buscar el mejor acuerdo nacional para lograr una «neoforma» educacional, más moderna y adecuada a las nuevas tecnologías y conocimientos, que están revolucionando silenciosamente la educación y otras esferas de la vida social y empresarial del presente? ¿Somos realmente conscientes que la humanidad con sus avanzados saberes, entre muchos otros ya disponibles, controla sondas exploratorias en las infinitudes del espacio exterior y el cerebro humano?
O se actúa unidos ahora para asumir el conocimiento del siglo 21 -disponible para todos- o quizás se vaya a una decadencia inminente del estado nación y a una ampliación de brechas con la sociedad del conocimiento.
Comentarios
04 de diciembre
Creo que un dilema fundamental, de lo que se refiere con el vocablo «la educación» (también la del futuro), está en evitar -inocente o deliberadamente- el sacar del análisis o poner fuera de la referencia, al sujeto persona que recibe la acción educativa y aprende lo que , compromete cualquier oferta específica; eso también ocurre en la “oferta educativa” de la escuela actual con sus profesores, donde el alumno aprende, crece y desarrolla todos los aspectos de su personalidad, incluido lo social, por cierto. Así es como se habla, común y popularmente, de educación, pero sin aprendizaje, lo que es una clara paradoja que podría explicar buena parte de nuestro descalabro educativo presente, en el que no necesariamente está incorporado el que aprende.
Cuando se habla de acceso a la información, o de que ella está o estará disponible en la Web (y esto no es cuestión de la cantidad de información o del acceso conectivo digital disponible), sigue siendo preocupante el que no se considere la condición necesaria de “acceso comprensivo» que impone el que aprende al diseño de cualquier acto educativo intencionado, y eso, no es algo social en el sentido del rigor exigible a lo relacionado con el aprendizaje individual de las personas; ahora eso es comprensible cuando se ofrecen «programas educativos» (también reformas educativas), sin garantía de lo que debería ocurrir al final del proceso. De ese modo, los escenarios de Pasi Sahlberg aludidos en la columna son bastantes ajustados a lo obvio, en el sentido que conservan el «tradicionalismo común y corriente » en que nos mueven, tanto las posibilidades futuras como las acostumbradas reformas educacionales.
En este panorama, resulta muy interesante ahondar en la frase «¿Por qué, entonces, no describir PROFESIONALMENTE los escenarios de una nueva educación nacional para 15 a 30 años,…?» (el destacado es propio) Siendo mí campo investigativo el de la «pedagogía escolar», con pretensiones de que sea reconocido como una profesión respetable, respetada por todos y reconocida por la sociedad, no resulta aventurado ni irrespetuoso el repreguntar ¿qué se implica, concreta y unívocamente, con «describir profesionalmente»? Como hasta ahora existen tantos «profesionales de la educación», el confucionismo postmoderno continúa no reparando en cantidades y la afirmación parece sentirse más correcta, verdadera y segura, cuando hay más profesionales que practican la misma tarea. En la educación escolar, es evidente que eso no está funcionando.
No cabe duda que, todo programa educativo –actual o futuro- debería considerar explícitamente las condiciones previas de sus destinatarios. Por ahora, la discusión presente sobre lo que parece ser educativo, sigue siendo un campo en el que no abunda el acceso comprensivo que necesita, por falta del ingrediente profesional específico; es evidente que eso eso hace falta para reformular el sistema educativo desde sus sentidos comprensivos fundacionales. Lo único seguro es que, si algo de eso ocurre, no cabe duda que cambiará lo que se diga sobre lo futuro.
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