Se ha instalado el SIMCE como el instrumento eje de la gestión de la política pública en educación. Como es sabido, el SIMCE aspira medir conocimiento (este es un eufemismo) y no el desarrollo (integral) de las personas. Por esto, en el Chile, la opción real ha sido la de desarrollar el conocimiento, en detrimento del desarrollo de las personas.
Con el nuevo gobierno, quizá con más pasión que antes se vuelva a hablar de educación. Y se hace de la manera a la que nos han acostumbrado. Público/privado, lucro/no lucro, copago/no copago, etc. son temas importantes, sin duda, “La-calle” lo dice.
Pero este énfasis nos deja hablando del financiamiento de la educación, haciéndonos creer que estamos hablando de educación.
El tema de la educación no solo se trata de financiamiento, mucho más importante, y ubica en lo que se ha llamado “calidad de la educación”. En un programa de televisión el senador Carlos Montes planteó el tema de la siguiente manera, al hablar de calidad en la educación se nos presenta la disyuntiva de priorizar entre el desarrollo del conocimiento o el desarrollo de las personas. Esta es una pregunta de fondo.
Uno podría pensar que la educación en Chile opta por el desarrollo de las personas. Baste con ver que según la Constitución el sistema educativo existe para el desarrollo integral de las personas a lo largo de sus vidas. De manera similar, la Ley General de Educación señala que las finalidades de la educación son: el desarrollo ético, moral, estético, físico, emocional, intelectual, espiritual de las personas.
Pero para avanzar hacia dichas finalidades, se ha instalado el SIMCE como el instrumento eje de la gestión de la política pública en educación. Como es sabido, el SIMCE aspira medir conocimiento (este es un eufemismo) y no el desarrollo (integral) de las personas. Por esto, en el Chile, la opción real ha sido la de desarrollar el conocimiento, en detrimento del desarrollo de las personas.
¿Por qué ha ocurrido esta contradicción tan flagrante? Porque se ha confundido el medio con el fin. En Chile, el instrumento ha reemplazado la finalidad. Por ello debemos preguntarnos una vez más: ¿qué es lo importante la finalidad o el medio?
Si las finalidades son claras: la educación debe construir una sociedad más integral, integrada y decente, el instrumental elegido debería servir para lograrlas. Pero el instrumento actual nos conduce hacia otro lado. Si se quiere lograr una sociedad Por ello es crucial cambiar de instrumento.
* Artículo escrito por Juan Casassus, de Alto al SIMCE
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Foto: talcahuanofotos / Licencia CC
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