El embarazo adolescente y de jóvenes es una realidad en Chile, sin embargo, es desconocida y no cubierta por políticas públicas de estado. Si bien se incentiva a la prevención, hoy sí se puede enfocar que el desarrollo personal y escolar sea compatible con el rol de madre y padre, a partir de políticas educacionales garantizando la igualdad y la equidad de oportunidades.
Según los resultados en relación a la maternidad/paternidad de los jóvenes, de la 7 Encuesta Nacional de Juventud (Injuv, 2012): «el 32% declara tener al menos un hijo y las mujeres tienen hijos en una mayor proporción que los hombres (41% y 23%). Esto da paso al factor género, es decir que es frecuente que las mujeres abandonen más tempranamente los estudios para dedicarse a labores domésticas y sean quienes asumen la responsabilidad del cuidado de los hijos, mientras que los hombres lo hacen para trabajar.Se debe garantizar en todas las etapas educacionales, desde la escolaridad hasta la educación superior, un desarrollo íntegro de los estudiantes /padres que les permitan ejercer sus roles tanto académicos como de padres activamente.
Las jóvenes embarazadas que se encuentran en la educación secundaria, tienen ciertos derechos y deberes que incentivan a la retención de la estudiante en las escuelas. Las madres adolescentes tienen derecho a ser tratada con respeto por todas las personas que trabajan en el establecimiento donde estudian, contar con cobertura por Seguro Escolar, participar en organizaciones estudiantiles y en todo tipo de eventos, ser promovida de curso con un porcentaje (%) de asistencia menor a lo establecido, siempre que sus inasistencias hayan sido debidamente justificadas por los/as médicos tratantes, carnet de control de salud y tengan las notas adecuadas.
Y también se establecen deberes: asistir a los controles del embarazo, post-parto y control sano de su hijo/a en el Centro de Salud Familiar o consultorio correspondiente, justificar tus controles de embarazo y control de niño sano con el carné de control de salud o certificado del médico tratante y/o matrona.
Asimismo, el Ministerio de Educación, a través de la Junaeb tiene un Programa de retención escolar de apoyo a madres y padres adolescentes en condiciones vulnerables que se aplica, de forma piloto en las regiones de Antofagasta, Valparaíso, Metropolitana y Araucanía.
Sin embargo, estas políticas son menores ante la alarmante cifra del 32% de embarazo adolescente. Hoy no existe una política pública salud preventiva ante el embarazo ni tampoco aquellas que apunten al acompañamiento psicológico, de apego dirigida a padres o red de apoyo educativas concretas para continuar estudios.
En el caso de la educación superior, no existe una regulación en materia de derechos y deberes hacia los embarazos juveniles, quedando estos a disposición de políticas internas de cada institución. De esta manera, derechos como flexibilidad de asistencia, salas cunas, baños de mujer y hombres con mudador, plena libertad para amamantar en cualquier momento, aceptación de la TNE a los pa/madres con sus hijos/as (en regiones), entre otros, quedan según el criterio de cada institución de educación superior.
Según una Encuesta de caracterización de estudiantes de la Universidad de Chile, realizada por la Cefech en 2011 señala que: «La maternidad/paternidad no suelen ser compatibles con la etapa universitaria dada la alta demanda de tiempo, restricciones horarias y gastos. Su relegación trasciende también a la esfera de derechos, pues ni las universidades ni el Estado cuentan con infraestructura, políticas, estatutos ni apoyos que permitan compatibilizar los estudios con la maternidad/paternidad. Apenas podemos encontrar algunas iniciativas de apoyo en universidades».
En este escenarios, en algunas universidades ya se han realizado ciertas iniciativas. En 2011 nace Mapau UC, organización que agrupa a madres y padres estudiantes que buscan impulsar propuestas que visualicen los problemas a los que se enfrentan como estudiantes, concentrando su quehacer en tres ejes: visualización del problema, esto se extiende a nivel nacional haciendo petitorios en los que podríamos considerar en la comprensión se requiere entonces interiorizarse en 3 ejes y sus cruces: Familia, Juventud y Educación.
Considerando que la edad promedio de los hijos de los estudiantes universitarios es entre 3 a 5 años, una de las necesidades fundamentales es instaurar salas cunas dentro de las universidades, como ya lo hizo la Universidad de La Serena. Sin embargo, hay muchas que, sin contemplar la demanda real de estudiantes, la suplen con una beca en dinero para jardines exteriores.
Es cierto que se puede avanzar en la educación superior siendo padres, siempre y cuando se tengan una fuerte red de apoyo, porque de lo contrario se lleva inevitablemente a la deserción o estrés.
En definitiva, el derecho/responsabilidad afecta tanto a padres como hijos, y se debe integrar en el sistema educativo universitario, donde cada acción no debe ser pensada sólo para el estudiante, sino que incorporando la multiplicidad de roles que vive cada estudiante, garantizando en todas las etapas de su vida un desarrollo íntegro, desde la escolaridad hasta la educación superior.
Comentarios
19 de abril
esta claro que la desventaja en este sentido existe, como podemos exigir apoyo por medio de la academia, cuales son los consejos para llevar a cavo este proyecto dirigido a padres y madres estudiantes. espero recibir respuestas gracias
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