Durante mis años en la docencia, en escuelas rurales, me he dado cuenta de que para nosotros es muy difícil seguir el ritmo de la generalidad. Periódicamente se está cuestionando la calidad de la educación y, con el afán de corregir, se experimenta una y otra vez. Pero cuando estos cambios se están empezando consolidar, viene otro y no es posible ver resultados. En cuanto a capacitación, ocurre lo mismo: cada Institución lo hace con la interpretación y criterio que mejor le parece. Muchas veces, no adecuando objetivos precisos para la educación rural, especialmente para escuelas multigrado. Es más, se sorprenden de su existencia. La brecha no nos acercará nunca a una educación de calidad, aún cuando hay excepciones.
Si lo vemos como escuelas municipalizadas, todo se hace más difícil, porque para nadie es un secreto que los sostenedores, hace mucho tiempo, se están lamentando de los déficit, traspaso de fondos y otros, los que muchas veces se reduce a deudas permanentes, dejar de pagar imposiciones, y en el peor de los casos, “los declaran”.
Otro factor importante es la migración de la población rural a centros urbanos. Los últimos censos lo han demostrado. Las escuelas rurales desaparecen cada día, y si se mantienen, solo es por “misericordia”.
Es cierto que el Ministerio de Educación ha inyectado muchos recursos estos últimos años a través de la SEP, Subvención Especial Preferencial, pero quién garantiza que estos ítems presupuestarios “llegan a buen puerto” o su utilización es la más adecuada. Somos nosotros, los docentes, los llamados a elaborar proyectos para el uso de esos recursos, pero existen intermediarios que hacen las inversiones, y no siempre entregan lo que se solicita. Ahora, para qué decir una cosa por otra, los controles o supervisiones tampoco son los más idóneos.
Podremos mejorar la calidad de la educación alguna vez, siempre y cuando quienes administren hagan de la educación una vocación, lo mismo que nosotros, y no un “pobre negocio”.
Los que trabajamos en la educación rural, hacemos patria, y muchos no lo entienden así. Somos servidores públicos “de tomo y lomo”.
"Andaríamos mejor si no fuera porque hemos construido demasiados muros y no suficientes puentes."
(D. Pire)
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Foto: Chile Ayuda a Chile / Licencia CC
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