En mayo próximo, se cumplirá un año del Foro Mundial sobre la Educación, desarrollado entre el 19 y el 22 del mismo mes, en Incheon, República de Corea. En este encuentro, llevado a cabo por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se estableció la necesidad de proyectar una educación de calidad, equitativa e inclusiva para todos hacia 2030.
Organizaciones como UNICEF, el Banco Mundial, el PNUD, ONU Mujeres, entre otros, coorganizaron este foro, donde participaron 160 países, representados por sus respectivos ministros y delegados de Estado, además, de representantes de la sociedad civil, del profesorado y del sector privado.El Apagón Pedagógico Mundial, tal como se señala en la carta a Bokova, es resultado de la fragmentación de la pedagogía como totalidad interpretativa del hecho educativo, en otras palabras, es germen del reduccionismo del cual ha sido víctima la educación.
De principio, la Declaración de Incheon reafirma ciertos postulados que van de la mano con el progreso en el ámbito educativo, además, de lo estipulado por el movimiento mundial de Educación para Todos (EPT), los cuales siguen la senda de la Conferencia de Jomtien (Tailandia) de 1990 y la de Dakar (Senegal) el 2000. Algunas de las conclusiones más relevantes giran en torno a que «la educación es un bien público, un derecho humano fundamental y la base para garantizar la realización de otros derechos. Es esencial para la paz, la tolerancia, la realización humana y el desarrollo sostenible.» Además, sostienen que «la educación es clave para lograr el pleno empleo y la erradicación de la pobreza. Centraremos nuestros esfuerzos en el acceso, la equidad, la inclusión, la calidad y los resultados del aprendizaje, dentro de un enfoque del aprendizaje a lo largo de toda la vida.»
En otros pasajes de la declaración, podemos encontrar términos como «compromiso», «financiar» y «proporcionar». El trabajo gubernamental se convierte en algo esencial.
Finalmente, para cerrar este pequeño apartado de las cosas que me llaman la atención, los que suscriben esta declaración se comprometen con «una educación de calidad y con la mejora de los resultados de aprendizaje, para lo cual es necesario fortalecer los insumos, los procesos y la evaluación de los resultados y los mecanismos para medir los progresos. «
El Foro Mundial de Incheon, establece metas claras para las organizaciones y Estados partícipes, sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, el asunto de la educación no se agota en políticas públicas ni en financiamiento de instituciones, sino más bien, en el desarrollo crítico de la pedagogía.
El sistema imperante ha cambiado el foco de preocupación y discusión educativa, llevándolo a escenarios donde las lógicas macroeconómicas de los grandes grupos de poder se sientan más cómodas. El mercado, la competencia y el consumo, se han instalado en el sistema educativo, en detrimento de la solidaridad, la igualdad y la creación de conocimiento; tal como lo hicieron en la sociedad chilena y latinoamericana durante las últimas décadas. La unidimensionalidad -como diría Marcuse- se ha hecho carne.
Pues bien, con la interiorización de los fundamentos del sistema por parte de la sociedad, vemos como los rankings nacionales e internacionales, generan competencias entre instituciones, donde se busca cumplir a cabalidad lo que las políticas públicas creen que se debe aprender, simplificando el aprendizaje, por consiguiente, la enseñanza.
Lo anterior, va en directa relación con la evaluación docente punitiva, las políticas de salarios y condiciones laborales; así como la cuantificación de la educación y la estandarización del conocimiento. Esto da claras luces de la subvaloración del rol magisterial como constructor y transformador de sociedad.
Elementos como los señalados, fueron expuestos en una carta enviada a fines del año pasado (2015) por 225 educadores, académicos e investigadores de las ciencias de la educación, de aproximadamente 30 países a la política búlgara Irina Bokova, Directora General de la UNESCO y principal organizadora del Foro Mundial de la Educación. En la misiva se expresan diversas preocupaciones; relacionadas con el giro economicista de eventos realizados por la UNESCO, el protagonismo cada vez más notorio de organizaciones financieras y económicas globales en políticas y discusiones educacionales, la escasa democratización y participación de investigadores docentes y profesores en encuentros mundiales, además, del avance de las lógicas mercantiles en perjuicio de la mirada de las ciencias de la educación.
Los conflictos educativos están en el lado de las políticas gubernamentales, de la economía y del desarrollo, sin embargo, creemos que es hora de llevarlo al otro lado, al campo de las ciencias de la educación. Ya sea en Estados Unidos, España, Corea o Chile; los organismos económicos mundiales no son ni serán nunca, los apropiados para transformar y guiar los sistemas educativos.
¿Cómo entonces desarrollamos un proyecto de transformación de la educación y hacemos frente al llamado Apagón Pedagógico Global (APG)?
El Apagón Pedagógico Mundial, tal como se señala en la carta a Bokova, es resultado de la fragmentación de la pedagogía como totalidad interpretativa del hecho educativo, en otras palabras, es germen del reduccionismo del cual ha sido víctima la educación.
Ahora bien, para hacer frente al llamado Apagón Pedagógico, es necesario democratizar las instituciones educativas, abriéndolas a la comunidad, con el objetivo de construir conocimiento, asímismo, terminar con la lógica cuantitativa de la educación, donde las mediciones de conocimiento se convierten en patrones positivistas de homogeneización; patrones generados por especialistas que por medio de imposiciones evaluativas, didácticas, programáticas y curriculares, buscan generar individuos tributarios al sistema.
Finalmente, me quedo con una de las conclusiones deslizadas en la carta hacia la Directora General de la UNESCO, donde se explicita la necesidad de «potenciar modelos y filosofías educativas desde una comprensión holística de la educación que asuma la fuerza de la relación dialéctica entre lo global y lo local en los sistemas educativos y en la propia labor de aula.»
Comentarios
20 de mayo
El título de la publicación parece muy pertinente, pero la argumentación sigue desplazando lo esencial y fundamental que debería pasar con nuestros hijos en las escuelas y deja lo pedagógico donde mismo: en la educación.
La gran duda persiste después que el autor apuesta el “desarrollo crítico de la pedagogía” para agotar lo que llama “apagón pedagógico global” y saltan las preguntas: ¿el apagón es pedagógico, es educacional o ambos?; ¿hay diferencia asumida, en rigor, entre lo uno y lo otro o existe el esfuerzo persistente y manifiesto porque «el invento» siga operando en el modelo educacional con pedagogía incluida?
Incluso la carta aludida evita pensar lo pedagógico referido de manera distinta a lo que se da en ella a la pedagogía. El “modelo educacional” pasa de las esferas globales a las escuelas sin mayores contrapesos, cuenta con que lo que se haga a nivel local va a estar orientado siempre a las consecuencias; de hecho, hay tantas lienzas para un mismo trompo que todos terminan exonerados y nadie asume responsabilidad por los resultados.
Las causas verdaderas del “drama de profesión” que viven nuestros hijos en las escuelas permanece en la atención preferente de la política, haciendo de la pedagogía resultante algo que puede seguir donde el “modelo educacional, socializante y determinista” la necesita; la propuesta de la pedagogía crítica como cuestión política también favorece la persistencia de la crisis de la escuela y su pedagogía.
Voto por cambiar el modelo
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04 de mayo
Muy buena su columna. Por mi parte, a pesar de ser algo constante no me dejo de sorprender, de lo mentirosos que son los discursos versus las prácticas concretas. Por un lado, aparecen en hermosas palabras y conceptos las declaraciones de voluntad de construir el mejor de los mundos, pero en el fondo y en la práctica se camina para un lado completamente opuesto. El punto al cual ha llegado la educación en Chile por ejemplo fue acompañado de los discuros de las competencias tranversales, del aprender haciendo, de la sociedad de la información, de la multiculturalidad, etc. pero en el fondo se trabajó para transformar a los recintos educativos en una especie de guarderias donde se depositan niños y jovenes para que no interfieran en la explotación de sus padres como «empleados»
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