En medio de la discusión por la nueva educación pública, cuando estamos en plena votación en la cámara de diputados por la desmunicipalización, una más de las batería de leyes tan bulladas, discutidas, marchadas y necesitadas, surge en medio de Santiago un llamado de atención, el emblemático Liceo público Darío Enrique Salas.
Hace una semana que las tomas se suceden en el Darío, los alumnos a cara descubierta salen a las calles, las cortan con ruedas, mesas o lo que tengan a mano y luego carabineros desaloja, los estudiantes huyen y así sucesivamente como el gato y el ratón, la toma se sucede por días. Hay letanía. Los transeúntes insultan a los jóvenes por su actuar alocado, sin sentir la más mínima empatía por su causa, en su individualismo trashumante desconocen razones; los estudiantes no se inmutan ante la violencia de los insultos, y se repliegan alegres y llenos de adrenalina… pero ¿Qué esconde la fachada del Liceo Darío Salas, qué ocultan sus muros?El gimnasio del Darío Salas se mantiene afirmado sobre un solo pilar, amenazando desplomarse en medio del patio del colegio. El daño estructural del gimnasio es similar al daño de las estructuras sociales del Liceo Darío Salas que se mantienen sobre la lucha, que se niega a doblegar, porque si cae, caerá sobre las cabezas de los alumnos y profesores.
Múltiples denuncias se develan al abrir sus puertas, profesores acusan mediante documentos públicos persecución, despidos injustificados, tratos indignos, trabajar en invierno en salones sin vidrios, sin calefacción, sin materiales didácticos. Incluso apuntan a que los tres proyectos de innovación educativa, proyectos que prometían una mejora en la calidad de la educación de los y las estudiantes, no se pudieron ejecutar en el 2015 como fueron planificados . Tras todas estas acusaciones las reglas, lápices y punteros de los maestros apuntan a una sola dirección…
Por otro lado los muchachos se organizan en búsqueda de democracia, votan y eligen su medio de presión. La toma ha ganado y será respetada! Dicen estar exhaustos, cansados del autoritarismo, hartos de la desidia social. Al igual que los profesores, sus demandas se relacionan al Director del Liceo, Víctor Gutiérrez Vásquez, quien asumió el 2014. Acusan a su director por persecuciones, expulsiones, autoritarismo y poca comunicación. Dicen no conocer el reglamentos internos, que nunca se les pregunta ni siquiera lo que piensan o sienten respecto a su vida escolar. Se sienten vulnerados, y no aceptan ser dirigidos por quien no les muestra respeto. Acusan intervenciones en sus procesos electorales, que no les queda más que la toma como medio de presión, porque el paro y la marcha perdieron fuerza.
La inercia los mantiene a todos en pie, una inercia que no avanza. La falta de diálogo, de comunicación, de liderazgo es tremendamente notoria, desde la Dirección de Educación de la Municipalidad de Santiago lo saben, y aun así evalúan bien la gestión del cuestionado director, quien ha perdido casi el 50% de la matricula en dos años, lo que los sume en una profunda crisis financiera… que se traduce en caos, apoderándose de las relaciones entre los Darianos. El clima de desconfianza los ha dividido y quebrado, hoy es una sola la palabra que resuena en sus salas, lucha… y nada los hará retroceder.
Los grafitis y murales al interior hablan por sí mismos, pingüinos sobre un cerro de libros incendiados aguardan la llegada de los cerdos de verde. El Darío tiene historia, la reivindicación de los derechos sociales es parte de su alma, es un pilar más, junto a la lucha permanente… Tod@s son aceptad@s, inmigrantes, gays, anarquistas y uno que otro conservador, también hay reggetoneros, rockeros, y skaters, y muchas expansiones. Todas esas malditas etiquetas, que a la vez son tan ricas y diversas, coexisten entre estudiantes diversos y tolerantes. Se apañan unos a otros. Se acompañan. Algunos apoderados los prefieren uniformados, ordenados y obedientes, y resaltan que en los últimos años estas características han sido «conquistadas» con el actual director, mientras que otros apoderados se sorprenden de esta visión, no la comparten e incluso la encuentran discriminatoria en un clima de identidad juvenil libre y autodeterminada.
Los pilares de la lucha y la reivindicación social no serán capaces de mantener mucho tiempo en pie al Darío Salas y se cierne sobre ellos una cruel amenaza. Desde el 2010, el gimnasio del Darío Salas se mantiene afirmado sobre un solo pilar, amenazando desplomarse en medio del patio del colegio. El daño estructural del gimnasio es similar al daño de las estructuras sociales de quienes coexisten en el Liceo Darío Salas, se mantienen sobre un solo pilar, la lucha, una lucha que se niega a doblegar, porque si cae, caerá sobre todas las cabezas de los alumnos y profesores del liceo Darío Salas.
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