Planteamos, trabajar en conjunto con la ciudadanía, sustentar empíricamente los alcances de la reforma educativa y generar un calendario progresivo que permita observar los avances y la aprobación de los distintos proyectos, en este sentido, creemos que puede ser estratégico potenciar primeramente la aprobación de los proyectos emblemáticos como: el final del lucro, el copago y prohibir la selección de estudiantes en los establecimientos educacionales.
El documento de reforma a la educación chilena, en sus primeras páginas esgrime sus objetivos de manera concreta y certera, que son, derribar los pilares de la educación heredada por la dictadura militar amparada en un sistema socioeconómico neoliberal transnacional: fin al lucro en establecimientos que reciban recursos públicos, el término de la selección general y financiamiento compartido, gratuidad universal y efectiva en la educación superior, y nueva institucionalidad en educación pública, la desmunipalización de la educación. La defensa corporativa que se hace desde la derecha y los sectores económicos que están detrás del imperio mercantil educativo es y seguirá siendo tenaz, no sólo porque se asumen las pérdidas económicas en miles de millones de pesos que esto les significará, sino porque ideológicamente el actual sistema educativo chileno se constituye en la piedra filosofal del proyecto político de sociedad esgrimido por la Constitución de 1980: la educación que es concebida como bien de consumo que se transa en el mercado.
La complejidad de las transformaciones educativas que se deben plasmar para los diferentes niveles educativos (parvulario, general y superior), la diversidad de actores sociales involucrados (comunidad educativa, gremios, municipios, sostenedores y empresarios), como también, la naturaleza de los procesos participativos y las dinámicas a las cuáles debe ser sometida la reforma a la educación chilena nos hace reflexionar y proponer soluciones que permitan encausar el duro proceso que recién comienza para la cartera de educación.
Al respecto, la ciudadanía y los movimientos sociales han cifrado grandes expectativas en relación a lograr una real reforma educativa, sin medias tintas, una reforma que avance efectivamente hacia la educación gratuita y de calidad, sin maquillaje, ni letra chica, en definitiva, que no resulte engendrando un lucrito y signifique seguir estirando el chicle y tranzar con los poderes económicos e ideológicos que mantienen a la educación secuestrada, en una especie de feudos medievales, estamos hablando de los colegios, escuelas, institutos profesionales, centros de formación y universidad a lo largo de todo Chile.
En estos meses se ha posicionado un sentimiento de incertidumbre sobre el éxito de esta reforma, naturalmente el gobierno de la presidenta Bachelet se juega su credibilidad ante la ciudadanía que apostó por un programa de gobierno que agitó las banderas y puso la frase educación gratuita y de calidad como uno de sus principales eslogans de campaña.
Los movimientos sociales están incrédulos y ansiosos, aunque el proceso recién comienza, sabemos que los meses pasan muy rápido, y existe la sensación que se está dejando sólo al comandante y tripulación del buque -al Ministerio de Educación- que comienza a navegar por aguas tempestuosas adentrándose mar a dentro, con la gran mochila de instalar en el debate a los cerca de dieciséis proyectos de ley que forman parte de Reforma a la Educación Chilena.
Las profundas transformaciones que están detrás del cambio de paradigma del sistema educativo, hace que sean muchos los sectores que ven como prioritario el hundimiento de esta reforma, quizás como la primera jugada que les posibilitará deslegitimar a este gobierno, hablamos de un bloque político y socioeconómico que desea mantener a este Chile en transición, continuando con el trance de los pactos, que ha obligado a esgrimir la política de los acuerdos parlamentos como el método para dar gobernabilidad a esta generación de políticos, donde nada cambia sustancialmente y en último término posibilita que se perfeccionen los mecanismos de segregación y se mantengan las inequidades estructurales que afectan y actúan sobre la gran mayoría de las personas que vivimos en Chile.
Como nunca, en el Congreso el panorama es alentador, en ambas cámaras se requiere conseguir sólo un voto respectivamente, de un diputado y de un senador independiente a la coalición política. Se estima que al menos para trece de las disposiciones de la reforma educativa se debe cumplir con el quórum especial de 4/7, pues la actual Ley General de Educación (LGE) es una normativa orgánica constitucional. De distintas voces del oficialismo se hace un llamado a la unidad de los 67 diputados y 21 senadores de la Nueva Mayoría en la tramitación de los distintos proyectos de ley de la reforma educacional, en lo que será un largo y complejo proceso legislativo que durará varios años.
Considerando este punto, creemos que no sólo los parlamentarios del oficialismo deben escuchar el llamado partidista a alinearse, esto nos parece insuficiente y feble, sostenemos que la consigna debe ser el Construir Mayoría, construir una reforma educativa con los diferentes actores que sí buscan derribar sus pilares fundamentales, nos referimos a generar un hecho épico, a movilizar al conjunto de los sujetos que esperan se cumplan estos cambios, en definitiva a desarrollar acciones colectivas que articulen, condicionen y refuercen el trabajo legislativo.
Un ejemplo claro de esta línea de trabajo es la que vemos expresada en la propuesta comunicacional “Por mí y por todos, vamos a perderle el miedo a la reforma”, campaña impulsada por el movimiento político Revolución Democrática, que combina acciones concretas de información y participación cara a cara con la ciudadanía, acciones lideradas por el diputado Giorgio Jackson, además de una plataforma comunicacional potente en los medios de comunicación y redes sociales.
Planteamos, trabajar en conjunto con la ciudadanía, sustentar empíricamente los alcances de la reforma educativa y generar un calendario progresivo que permita observar los avances y la aprobación de los distintos proyectos, en este sentido, creemos que puede ser estratégico potenciar primeramente la aprobación de los proyectos emblemáticos como: el final del lucro, el copago y prohibir la selección de estudiantes en los establecimientos educacionales.
En definitiva, visualizamos el imperativo de Construir Mayoría con participación social colectiva, de movilizar a los actores involucrados con y por la reforma, con los cuales se haga posible construir los conceptos e identidad de la educación que heredaremos a nuestros hijos, hijas y nietos para este siglo XXI.
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