Las instituciones utilizan la selección de alumnos para mejorar su puntaje artificialmente, ya que seleccionan alumnos con mayor probabilidad de obtener buenos puntajes, y así mejorar en el ranking de calidad
Los resultados del SIMCE no permiten medir con precisión la calidad de la educación impartida por una institución educacional, ya que este instrumento entrega resultados sesgados debido a que también refleja la influencia de otros factores, en particular las diferencias intrínsecas de los estudiantes de cada institución. En consecuencia, las instituciones que seleccionan alumnos no necesariamente obtienen mejores resultados debido a que imparten una educación de mejor calidad, sino debido a que sus alumnos poseen características diferenciadoras que les permiten obtener buenos resultados con mayor probabilidad (Mizala y Torche, 2012 [1]). Es decir, los resultados del SIMCE se pueden descomponer en dos factores: (1) calidad de la educación impartida por una institución y (2) características de los estudiantes de la institución.
Realizar una comparación justa entre instituciones es posible sólo si se consideran las diferencias intrínsecas de sus estudiantes. Una manera de corregir este sesgo de selección es ponderar los resultados del SIMCE. Utilizando una muestra representativa de estudiantes para toda la gama de resultados del SIMCE (o para intervalos de resultados), se puede construir un modelo estadístico que permita estimar la probabilidad de obtener un resultado condicional en las características de cada alumno. Luego, se puede utilizar el inverso de esta probabilidad (1/P) para ponderar los resultados obtenidos por cada alumno, con lo cual se logra limpiar los resultados del SIMCE del sesgo de selección. Por ejemplo, dos alumnos obtienen el mismo resultado igual a 100. La probabilidad de que el primer alumno obtenga ese puntaje es de 25%, por lo que su puntaje ponderado es de 400, mientras que el segundo alumno obtendría ese puntaje con una probabilidad de 50%, por lo que su puntaje ponderado es de 200. En promedio, si dos instituciones logran el mismo resultado bruto, la institución con alumnos con menor probabilidad de obtener dicho resultado tendrá un mejor puntaje ponderado.
Las instituciones utilizan la selección de alumnos para mejorar su puntaje artificialmente, ya que seleccionan alumnos con mayor probabilidad de obtener buenos puntajes, y así mejorar en el ranking de calidad, sin embargo, al usar el puntaje ponderado como indicador de calidad el efecto de la selección se neutraliza, por lo que las instituciones sólo podrían mejorar su puntaje SIMCE ponderado logrando buenos resultados con alumnos cuya probabilidad de obtener un puntaje es baja. Estos alumnos son los más vulnerables socialmente, por lo que utilizar un indicador como éste para medir la calidad incentivaría a las mejores instituciones a incorporarlos.
A partir de un indicador como este se podría construir un esquema completo de incentivos. Por ejemplo, se podría premiar con recursos financieros a las instituciones o profesores que logran los mejores resultados. Adicionalmente se podría ordenar a las instituciones en base a los resultados del SIMCE ponderado, y considerar el ranking de la institución en la fórmula que determina los puntajes de ingreso a la universidad. De esta manera, si el ranking de una institución es importante para el ingreso a la universidad, los buenos estudiantes preferirán las instituciones de mejor ranking, y éstas a su vez tendrán incentivos para mejorar su posición en el ranking incorporando alumnos vulnerables.
[1] Alejandra Mizala y Florencia Torche. 2012. Bringing the schools back in: the stratification of educational achievement in the Chilean voucher system. International Journal of Educational Development, Vol. 32, 2012, 132-144.
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