Hoy por hoy, en nuestro país abundan las dudas y escasean las certezas. O al menos así se presenta en los grandes medios. Ante una agenda pública difusa, el movimiento social por la educación debe mostrarse firme en sus demandas y unido en sus acciones, para hacer retroceder a las fuerzas conservadoras que nuevamente asoman en Chile.
El 2015 es el año de las grandes transformaciones. Y no serán sin nosotros.
No importa cuántos cientos de boletas truchas aparezcan, cientos de miles de personas en las calles demuestran que los chilenos estamos por los cambios. La crisis política no puede paralizar las transformaciones, como les interesaría a los sectores que se han opuesto siempre a todas las reformas.
Este año es clave, y como movimiento por la educación nos declaramos en estado de alerta ante la posibilidad de que de un inicial impulso reformador se caiga en un acuerdo de espaldas a la ciudadanía. La crisis institucional se soluciona asumiendo las prioridades que la ciudadanía ya ha mandatado. La nueva educación pública, como demanda histórica, es la clave para recuperar el impulso reformador y la confianza de la ciudadanía.
Este año debe estar todo el enfoque puesto en las reformas que Chile ha exigido, aún cuando haya distracciones. Hacemos un llamado a no olvidar que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia y participación ciudadana. El 2015 es el año de las grandes transformaciones. Y no serán sin nosotros.
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