Durante esta semana, la Presidenta Michelle Bachelet firmó el Proyecto de Ley de Carrera Docente, que es parte de la Reforma Educacional del Gobierno, ante una serie de personeros de gobierno, invitados, entidades no gubernamentales, y otros. En especial, se hace referencia a la ausencia de los profesores en la cita, dado el acuerdo establecido, en la Asamblea Nacional de Profesores de hace algunos días atrás.
En sí, el Proyecto de Carrera Docente establece una serie de puntos y aspectos vinculados a materias propias como formación, remuneraciones, selección, entre otros elementos, los cuales pueden verse en esta infografía. En este sentido, es innegable que hay un avance en lo que es el rol y relevancia del rol del profesor en el marco de una Reforma Educacional. Eso no es discutible en ese plano. El problema, es el contenido y los alcances que quieren establecerse y que a nuestra consideración, mercantilizan la pedagogía, la estandarizan y reducen el actuar educativo a un mero fin técnico y de transmisión especializado de conocimiento.Es lamentable que el ingreso a la pedagogía no este fuertemente regulado por el Mineduc, dejando todavía a libertad de las Universidades y Facultades de Educación la formación de los estudiantes, y peor todavía, los bajos puntajes de ingreso y de selección no multidimensional existentes.
Un aspecto muy importante a considerar, es que el este proyecto solamente hace referencia a profesionales de la educación, que trabajen en sectores con subvención estatal, vale decir, municipales y particulares subvencionados, excluyendo los particulares pagados. Un elemento que ya no nos parece, desde la perspectiva de incluir a todos y todas, en un proceso de mejoramiento de la calidad del sistema educativo. En esa misma línea, es bastante cuestionable que por un lado los docentes de sectores municipales se rijan por el Estatuto Docente, mientras que profesores de particulares subvencionados, lo hagan por el Código Laboral. Esto en sí, genera categorías de profesores, estratificándolos y generando exclusión entre maestros.
Por otra parte, es también cuestionable que el salario de los maestros esté en función del desempeño, lo cual ante la evidencia científica internacional, no hay ninguna relación con mejoría de la calidad educativa de los sistemas escolares. Esto mismo, de los niveles y evaluaciones entre profesores, creemos que generará un nuevo mercado para las ATEs, y sin duda, el negocio serán las evaluaciones y test para subir de nivel, generando lucro y competencia entre los docentes, con las consecuencias que ya sabemos.
Finalmente, es preocupante la poca claridad del Gobierno, en la formación y selección de los futuros maestros. Es lamentable que el ingreso a la pedagogía no este fuertemente regulado por el Mineduc, dejando todavía a libertad de las Universidades y Facultades de Educación la formación de los estudiantes, y peor todavía, los bajos puntajes de ingreso y de selección no multidimensional existentes.
Esperamos que en el Congreso, pueda existir un debate en el tema, y podamos generar un mejor proyecto, como es que se ha presentado hoy en día.
Comentarios
27 de abril
Perdona, pero sobre lo que argumentas en el cuarto parráfo, la evidencia «científica» indica que efectivamente los incentivos económicos al desempeño docente repercuten positivamente sobre los estudiantes, tanto en lo inmediato (sus puntajes de admision en las universidades), como en el largo plazo (Medido por una serie de indicadores de capital humano, como disminución de su probabilidad de quedar deempleados, solicitud de licencias medicas, etc.). Algunos papers recientes que hablan de esto:
– Chetty, Rockoff (2013)
– Victor Lavy (2015)
– Duflo, Hanna y Ryan (2013)
Saludos
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27 de abril
Muchas gracias por el comentario. Es correcto lo que señalas, pero mi punto es que no hay evidencia que indique que a nivel «sistémico» la calidad educativa dada mejore. El mejoramiento de rendimientos académicos, no implica mejoría de calidad. No debemos confundir resultados cuantitativos con calidad educacional.
Un abrazo grande
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29 de abril
Un elemento a conversar tiene que ver con qué estamos entendiendo por rol docente y cómo formarlo. Es cierto que se ha tecnificado el rol, pero también es cierto que en esas discusiones muchas de los argumentos han ido por la apuesta del manejo de saberes de las ciencias de la educación -formadas por académicos que no siempre tienen formación y experiencia en lo educativo- dejando en un segundo plano la importancia de trabajar los saberes pedagógicos que dan forma a la identidad docente.
Extraño apuestas formativas que discutan esos elementos, que incluyan la reflexión de la historia educativa, que fomenten la asociatividad reflexiva o que enseñen lo importante que es la praxis reflexiva. Por ejemplo, muchas universidades han transformado la asignatura de curriculum en un semestre lleno de ejercicios de completación de formatos, en vez de reflexionar qué implica generar dispositivos que vehiculicen la selección y definición de contenidos de educación.
Lo anterior, nos propone preguntas a quienes trabajamos en los procesos de formación inicial: ¿qué haremos y cómo lo haremos para concretar en nuestras aulas las mejoras que se esperan de los docentes en ejercicio?
Saludos!
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26 de mayo
Estimado profesor:
Concuerdo plenamente con usted. Nuevamente la improvisación, la falta de estudios profundos y serios llevan a efectuar propuestas que no tendrán como resultado una mejora sustancial de la educación y un trato igualitario de todos los docentes.
Nuevamente la educación se verá empantanada en algo fundamental: calidad.
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26 de mayo
Concuerdo en lo malo de que el Mineduc, que en rigor es el estado, no ejerza más control. Pésimo es, además que no repare en el rol formador de las universidades chilenas. Parece que nadie quiere reconocer que este proyecto de carrera docente lo que deja en claro es que el estado inyectará más dinero del que ya entrega a instituciones que no dan garantía de nada. Así el proyecto instala la figura del «mentor». Un profesor guía para el recién titulado porque el mismo estado que proveyó los fondos para formar a ese profesional no tiene ninguna certeza de que el producto saliente de la casa de estudios sepa conducirse en el mundo laboral.
¿Es posible que como sociedad nos quedemos impávidos viendo como los dineros que todos de una u otra forma aportamos para el bien común sean dilapidados en instituciones que ni siquiera pueden entregarnos profesionales de calidad incuestionable?
¿Para qué sirvió la famosa «acreditación» con la que se iba a asegurar calidad? Bueno, le sirvió al señor que cobraba por aprobar todo. Se llenó los bolsillos y el lucrativo negocio de la educación superior siguió su camino. (Leer a María Olivia Monckeberg es imprescindible para entender el tinglado sobre ese tema)
Creo que al tema de la educación superior en Chile le falta hacer frente a la mediocridad de las universidades y el lucro que les nubla la vista sobre su deber primero: formar con excelencia.
Saludos Carlos.
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