Estos cambios de riqueza, con las sucesivas rotaciones económicas, en los dos últimos años, parecen no interesar a los pronosticadores profesionales, aunque representan decenas de veces más que la reforma tributaria y un fuerte retroceso de la búsqueda de igualdad y desarrollo.
Describir un futuro hecho económico, social o político es siempre incierto: puede o no ocurrir. Las personas son libres de anticipar sobre estas materias según les parezca. Pueden anticipar datos que les resultan muy probables, así como ocurrencias que están en contra de sus mejores antecedentes, pero que entregan una señal evidentemente errónea. Independiente de lo que ocurra con su pronóstico emitido, el autor(a) puede ignorarlo cuando ocurra o puede dar una explicación en cuanto al no acierto o acierto de su vaticinio, o bien, describir hechos que ocurrieron en el intertanto, que desviaron su dato con respecto al real o pedir disculpa por sus errores o revisar su metodología. Esto no tiene importancia cuando la persona y los hechos que anticipa son irrelevantes para la comunidad o se hacen en forma privada.
Estos cambios de riqueza, con las sucesivas rotaciones económicas, en los dos últimos años, parecen no interesar a los pronosticadores profesionales, aunque representan decenas de veces más que la reforma tributaria y un fuerte retroceso de la búsqueda de igualdad y desarrollo.
Es diferente cuando se anticipa un determinado resultado, con valores absolutos o en rangos. Ejemplo: tal política pública producirá una determinada tasa de inversión privada para el año 2017. Este tipo de anticipación debe ser tomada con recelo porque está negando lo intrínsecamente incierto del futuro y de que si bien la política pública puede influir en la inversión privada, en el tiempo que transcurra entre hoy y el 2017, de seguro ocurrirán muchos hechos que puedan producir una tasa muy superior o muy inferior a la anunciada en su predicción.
Lo anterior es obvio, pero no cuando se anticipó.
En septiembre de 2013: la inflación a fines de este año podría ser 2,8% y que el PIB crecería entre un 4 y un 4,5%. Porque hoy día se tiene un IPC acumulado a 12 meses tocando el 5% y se anuncia un PIB a fines año de sólo 2% o menos, y con un Imacec del mes de agosto que es casi cero, una declinación económica impresionante e impacto sobre el ingreso real de las personas, organizaciones, cooperativas, fundaciones, ONG´s y empresas.
En este caso la anticipación y la realidad difiere sustancialmente: es una desviación asombrosa. ¿Se entregará alguna explicación? ¿Por qué se enunció un número o un rango tan preciso y exacto para describir hechos futuros inciertos, sobre elementos que tienen tan fuertes repercusiones en el traspaso de la riqueza nacional y en las decisiones políticas gubernamentales y económicas, de empresas y personas del país?
En anteriores artículos se ha enunciado la reiteración de estas desviaciones de vaticinios y se han estimado las magnitudes de los cambios de riqueza de enormes producido (en pesos) en los dos últimos años en el país. Por una parte, por el aumento de los ingresos obtenidos por los exportadores por alza del dólar; la pérdida de poder de compra por la inflación; el aumento de los montos de las deudas hipotecarias; el aumento del valor de las propiedades por el cambio en el nivel de precio; las pérdidas por la no aceptación de depósitos a plazo en UF; etc. Y por otra, por los perjuicios en que incurren las empresas y las personas al aplicar estrategias y tomar decisiones basadas en proyecciones enunciadas que al final resultan estar bien alejadas de la realidad. Estos cambios de riqueza, con las sucesivas rotaciones económicas, en los dos últimos años, parecen no interesar a los pronosticadores profesionales, aunque representan decenas de veces más que la reforma tributaria y un fuerte retroceso de la búsqueda de igualdad y desarrollo. Mientras tanto los dirigentes políticos, sindicales, sociales y empresariales por diversas razones, ¡callan!
Podrá haber muchas razones y fundamentos, pero es importante que se conozcan porque ponen en grave tela de juicio los métodos usados para anticipar la credibilidad de otros profesionales. Pareciera que algunos toman la economía como una evolución constante destinada más a redistribuir riqueza que a crearla. Se demanda un “bonus explicativo” y que no se diga que la inflación es un impacto de una vez, puesto que una vez que ocurre sigue horadando los ingresos de millones de chilenos, empresas e instituciones. Del pronóstico al hecho, al parecer, hay mucho trecho. Como diría el mítico plumífero de Pepo: ¡Exijo una explicación!
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Iamgen: diariolaprensa
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