Desde que asumiera en el cargo y a quien quisiera escucharle, el ministro de Energía Máximo Pacheco ha relevado la importancia de la hidroelectricidad en la matriz eléctrica nacional. Ha expresado, además, que en este aporte no puede quedar fuera la región de Aysén, considerando los importantes caudales de sus múltiples cuencas. En números energéticos, unos 5.000 megawatts (MW) de capacidad instalada según los últimos informes encargados por la cartera.
Estos factores indicarían que todo está dicho para el uso a gran escala de los recursos hídricos de la Patagonia con fines energéticos. Para encender la ampolleta que ilumine la gran minería, que es el sector que requiere nominal y porcentualmente más electricidad para los próximos años.
Pero en tiempos de ciudadanía empoderada ya no basta con querer. Hoy es necesario convencer. Tal variable, a la luz del protagonismo de Aysén en la campaña Patagonia sin Represas, fue incorporada a la definición que se hará en la zona sobre el uso de potenciales energéticos. El propio ministro ha señalado que la definición pasará por considerar esta realidad, “que hemos querido tratar a través de una discusión de política energética para Aysén, desde la región y con la región”.Han sido varios meses de trabajo los que ha tomado un equipo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile para realizar un levantamiento de información base que permita “la construcción de una política energética para la región de Aysén” que contemplara opciones de construcción de una matriz para el corto y mediano plazo
Han sido varios meses de trabajo los que ha tomado un equipo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile para realizar un levantamiento de información base que permita “la construcción de una política energética para la región de Aysén” que contemplara opciones de construcción de una matriz para el corto y mediano plazo. Múltiples talleres en Coyhaique, Puerto Aysén, Mañihuales, Puerto Cisnes, Chile Chico, Cochrane y Puerto Tranquilo, entre otras localidades, se realizaron para levantar los datos.
A principios de mayo un grupo de profesionales presentó en Coyhaique los resultados preliminares, que se complementarán con nuevos talleres realizados durante las últimas semanas. El auditorio, el consejo consultivo que se conformó con representantes del sector público, privado y la ciudadanía para acompañar la elaboración y posterior validación de la política energética.
La información dio cuenta de la realidad actual de la matriz eléctrica regional, con un 52 % de capacidad instalada del tipo termoeléctrica (diesel), un 44 % hídrica y un 4 % eólica. Sin embargo en términos de energía en general, la leña es la que se lleva el peso de la generación (principalmente para calefacción): un 51 %, incluso por sobre los combustibles líquidos.
En términos de proyección del potencial, se asumen unos 715,2 MW en tecnología eólica, 183,76 en solar, 765 en biomasa y 4.492,1 en hidráulica. Pero en el consejo consultivo solicitamos dilucidar el origen de estos datos. Es necesario conocer todas las variables consideradas en dicha proyección dado que no siempre el cálculo económico coincide con el ambiental, social o técnico. La proyección depende, a fin de cuentas, de una definición política y no solo biofísica.
Aysén 100 % renovable y a pequeña escala
Es al momento de dilucidar qué estamos pensando en Aysén donde aparece un primer ausente. Al reflexionar sobre qué se debiera privilegiar al momento de pensar nuestro desarrollo presente y futuro, en los talleres las grandes centrales hidroeléctricas no son mencionadas. Es más, la opción no va por gigantescas soluciones de alto impacto e intervención. Los planteamientos se enfocan a actividades sustentables y a una matriz basada en la eficiencia energética, el ahorro y las renovables no convencionales.
Entre las actividades productivas con mayor proyección la más mencionada en los talleres es “un turismo rural, local y a pequeña escala”. Le siguen la “ganadería y la producción forestal contemplando incentivos en producción de madera local e incorporando el mercado actual de leña para calefacción”. También se apunta a la “horticultura, para invernaderos y reproducción de flora local”.
En torno a la eficiencia energética es “el secado de la leña” el que más menciones obtiene, sumado a “campañas de educación en eficiencia energética e implementar medidas especiales dirigidas a la calefacción”.
En términos del potencial energético se apunta principalmente a la “hidroelectricidad de pasada, mini hidro, diversificación de la matriz y explorar potenciales locales”. En general se prefieren “proyectos a pequeña escala, generación distribuida, con energías renovables no convencionales y de administración comunitaria, acercando la generación a los centros de consumo para ahorrar en distribución”.
Los procesos incluyentes para adoptar este tipo de definiciones también están presentes y que no sea solo la variable económica la preponderante. Para ello se demanda considerar “espacios de discusión y participación democráticos”, “los planes de desarrollo comunal y de ordenamiento territorial”, “el tema cultural que condiciona el consumo de la leña” y “los impactos locales futuros del crecimiento poblacional que conlleva el desarrollo energético”. Discusiones en las cuales se espera participen la comunidad organizada, representantes de elección popular, autoridades públicas y expertos, y asociaciones gremiales de diversos sectores de la economía regional.
Paralelo a estos resultados se proyecta llevar adelante otros estudios, entre ellos: proyección de demanda residencial e industrial, potencial energético a los costos de su desarrollo, evaluación económica de la matriz energética (ya adjudicada a Ingeniería Deuman, que ha tenido como clientes a Los Pelambres y a Anglo American), recopilación de antecedentes sobre aspectos ambientales relevantes, diagnóstico y evaluación socioambiental de la matriz energética de Aysén (adjudicada a Poch Ambiental, la consultora que elaboró el EIA de HidroAysén), con lo cual se generará una discusión sobre distintos escenarios posibles.
En Aysén tenemos claro que estos intereses y objetivos regionales deben dialogar con lo que se supone son “intereses nacionales”, muchas veces más en sintonía con lo que quieren actores y empresas particulares. Sin embargo, esta conversación no puede derivar en la imposición de Santiago cuando hay miradas divergentes. Tal sería vulnerar el espíritu de lo que se supone son aires descentralizadores de este gobierno.
Porque Aysén puede aportar a Chile. Pero nadie le puede pedir que mate su mirada de desarrollo en dicho intento.
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