Es normal que surjan ideas que progresivamente se van asentando en el debate y pasen a ser parte del ideario de ciertos grupos, pues las hacen parte de ellos. Sin embargo, cuando se trata de economía las cosas no siempre son así y la libertad económica es un agregado no siempre apetecido por los grupos más conservadores, ejemplos sobran y el proteccionismo es algo que no se puede relacionar con los populismos de izquierda, pues también el conservadurismo se aferra a la política de puertas cerradas.
Paraguay vivió por más de 35 años una de las más sanguinarias dictaduras que vio nuestro continente la cual estuvo marcada por un negativo sello, en aspectos referidos al retraso que vivió el país al no ser un régimen «modernizador». Luego del fin de la dictadura y el retorno a la democracia, el país estuvo sumido en una de sus peores crisis políticas y económicas que derribaron al Gobierno de Juan Carlos Wasmosy en 1998. La seguidilla de gobiernos como el de Raúl Cubas y González Machi solo empeoraron la situación y en 2002 el país estaba al borde del colapso y las causas estaban a la vista: El sistema financiero en banca rota, la corrupción institucionalizada y la desconfianza en las instituciones era un elemento ya propio del Estado.«La lección que nos da Paraguay es simple, mientras menos se entrometan los políticos en la economía, mejor le va a las personas y al país.»
“Tiempos desesperados requieren de medidas desesperadas” Frase que marcó a un Gobierno que ya no tenía nada que perder y solamente un milagro podría salvarlo. La llegada de Nicanor Duarte a la Presidencia significó un brusco cambio para el país y la conducción económica solo se puede definir como brillante, dando cátedra de como el liberalismo económico es sinónimo de prosperidad y progreso. Un ajuste denominado “triple 10” fue una de las primeras políticas de shock reduciendo el impuesto a la renta de las empresas y personas del 30 al 10%, mientras que el IVA también bajó al 10%. Paralelo a esto el Banco Central del Paraguay fue despolitizado, barriendo con los operadores políticos, práctica que se extendió a todo el aparato público teniendo efectos inmediatos en la confianza de la ciudadanía y los empresarios hacia el Estado.
Los resultados hablan por sí solos y Paraguay literalmente resucitó de entre los muertos. El PIB se triplicó en solo 6 años, la deuda externa se redujo en un 70% durante el mismo periodo y el crecimiento económico promedió el 5,4% anual. Por otro lado las exportaciones se cuadruplicaron, pasando de 950 millones en 2002 a más de 4.400 millones de dólares en 2008. La recaudación tributaria en 2002 llegaba a escualidos 2.900 millones de Gs, luego del «triple 10» y otros ajustes esta llegó a 8.700 millones de Gs al termino del mandato de Duarte. Las reservas del BCP se sextuplicaron, llegando a USD 3.800 millones en 2008. La pobreza que en 2002 afectaba a 1 de cada 2 paraguayos se redujo al 36% en 2008, mientras que el desempleo cayó del 8,1 a un 5,9% en el mismo periodo. Todos estos logros consolidaron a una nueva clase media la cual es evidencia de que el crecimiento para todos no es una frase inalcanzable escrita por teóricos, sino que es una realidad que ha cambiado la vida de miles.
La realidad nos indica, avalada por los datos, que más estado se ha vuelto sinónimo de fracaso para los países derrumbando no solo al aparato estatal, sino que también los sueños y futuro de las personas. Nuestro país está siendo capturado por voces que piden más intervención del Estado con la premisa de que estas estrategias son la solución mágica, ignorando que es la iniciativa personal y el esfuerzo lo que contribuye a generar riqueza, no la acción forzada de un ente ineficiente en su actuar y que a la larga causa más daño que bien. La Reforma Tributaria nos ha costado caro, pues la corrección de las fallas del mercado ha salido más cara que la falla en sí misma, todo esto por la actitud irresponsable de políticos y sus intereses. La lección que nos da Paraguay es simple, mientras menos se entrometan los políticos en la economía, mejor le va a las personas y al país.
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