Los profesores de la educación municipal chilena han sido sistemáticamente maltratados por los medios de comunicación al servicio de intereses que por años buscaron demostrar que lo privado, en cualquier circunstancia, es mejor. Mediante espurias comparaciones en las que se omitía el nivel socioeconómico de los estudiantes, se presentaban los resultados de las pruebas SIMCE, indicando solamente dependencia administrativa de la escuela. Obviamente, la educación municipal mostraba los peores resultados.
Esos intereses buscaron desprestigiar, incluso demonizar al Estatuto Docente. Los ataques vinieron desde dos flancos: por una parte, demostrar que contratos estables con pagos de previsión y salud, generaban una pesada carga financiera a los municipios, afectando en particular a las comunas más pobres. Por otra parte, las rigideces para despedir funcionarios hacían que se mantuviesen en el servicio docentes que merecían ser despedido por sus bajos desempeños, generando una situación a todas luces injustas.
Las campañas de desprestigio tuvieron éxito y todo aquél padre de familia que podía pagar algo, llevó a sus hijos a la escuela particular subvencionada. Paulatinamente, se concentraron en las escuelas municipales los niños, niñas y jóvenes más pobres y los expulsados del otro sistema. Se consagró la discriminación socioeducativa chilena. Una discriminación semejante a la norteamericana antes de Martin Luther King, Selma y el movimiento de los derechos civiles, sólo que no por motivos de raza, sino de ingresos y características de la familia.
Sin embargo, los profesores de la educación básica municipal chilena no se achicaron. En algún momento dejaron de justificar los bajos puntajes achacándoselos a las características de las familias o los niños, y vieron que tenían que enfrentar uno de los mayores desafíos de la educación: obtener crecientes logros de aprendizaje en esas difíciles condiciones. Y que allí el desafío no solamente era lidiar con el bajo capital cultural de sus estudiantes, sino también con complejos problemas de convivencia; con habitus de violencia, malos tratos y desvalorización. Incluso los jueces, en vez de enviar a los menores infractores a los mejores colegios de su comuna o región para que allí se superen, los envían donde se educan los pobres, para que ejerzan un negativo liderazgo. A pesar de ello, los profesores básicos municipales lucharon por crear climas favorables al aprendizaje. A pesar de que a veces quienes aportaban la mayor cuota de mal clima no eran los jóvenes infractores sino directores/as “apernados”, o administradores o alcaldes ignorantes y sectarios.
Entonces, las cosas comenzaron a mejorar. Poco a poco, con el tardío apoyo de la subvención especial preferencial –recursos adicionales para educar a la población más pobre-, y otros mecanismos, la educación municipal comenzó a rendir sus frutos. En el SIMCE de 2010 hubo un alza significativa de 11 puntos en los puntajes del SIMCE de lenguaje con respecto a la medición anterior. En matemáticas aún no hay alza, pero no dudamos en señalar que pronto la habrá. Además, hubo un alza de 6 puntos en comprensión del medio social y natural. Eso, sin excluir, sin seleccionar a nadie y recibiendo a los estudiantes que desvinculan las particulares subvencionadas.
Todavía está pendiente el que los profesores de la educación media municipal asuman el desafío. Allí es más complejo hacerlo: es más complejo aún trabajar con jóvenes a quienes se niega toda esperanza de seguir estudios superiores, si no es endeudándose a la manera de La Polar; y más aún en condiciones de movilización, y de discusión sobre la institucionalidad de la educación municipal. Recordemos que el SIMCE de 2011 se aplicó en condiciones de conflicto y tomas. Podemos predecir que este año no habrá mejores resultados todavía.
Sin embargo, los profesores y las profesoras de la educación básica municipal están mostrando el camino: profesores con estatuto docente, a quienes se asegura estabilidad laboral y buenos sueldos, y previsión y salud adecuada pueden ofrecer una educación de calidad a los más pobres de Chile, incluso en condiciones de discriminación. Con las nuevas generaciones de directores de excelencia que las actuales políticas han propuesto, y con una educación pública crecientemente autónoma, en las que la influencia y la exacción de recursos por parte de las burocracias sea mínima, y después del paréntesis generado por los actuales conflictos, el camino que han abierto se seguirá extendiendo.
Como bien dice la Oración Cívica por los Educadores Latinoamericanos de la Red de Liderazgo de la UNESCO “hemos dado lo mejor de nosotros y nosotras…sintiéndonos orgullosos de ser los educadores de nuestros pobres, la flor y nata de los educadores, el orgullo de la profesión”.
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Foto: Chile Ayuda a Chile / Licencia CC
Comentarios
31 de diciembre
Si bien entiendo el fondo del posteo, creo que jugar a evaluar la calidad en base al SIMCE sigue siendo peligroso para la profesión docente.
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13 de enero
Asesoro a colegios publicos…y creo que el SIMCE es distorsionador. Comparto en que los colegios publicos estan en desventaja, pero tambien hay que entender que muchos de esos colegios asumen su mal status y no hacen nada para cambiar…asumen que van perdidos con colegios subvencionados. Falta desarrollar estrategias mas especificas y focalizadas. Por otra parte, los su.bvencionados con aportes estatales se dan el lujo de seleccionar y ahi hay una falencia…el estado deberia exigir garantias por los aportes que entrega….y por ello lo importante son los estandares minimos que se deben exigir cumplir a los colegios…y esos estandares forjan la CALIDAD esencial para que todos puedan desarrollarse con buenas bases.
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26 de julio
Considero lo especificado en estas letras es correcto, los padres cambian a sus hijos también por el status de tener a sus hijos en un colegio particular, aunque sea subvencionado.
A los colegios municipales les «prohiben», o mejor le «sugieren» cobrar matrícula: sin embargo al particular subvencionado cobra lo que quiere y además recibe del estado la misma subvención por niño que recibe el municipal.
Debe existir sólo el particular y el subvencionado.
PJCN.
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