El satélite chileno ha sido lanzado con éxito al espacio. Es un gran salto para el país y nos ofrece una enorme cantidad de posibilidades y aplicaciones en beneficio de todos los chilenos. Para quienes tuvimos la fortuna de participar en las decisiones en este proceso, este proyecto fue concebido como un instrumento que va a contribuir al desarrollo nacional. El satélite forma parte de un sistema de información con la tecnología más de avanzada accesible, que nos entregará información sobre nuestro territorio y nuestra gente, todo lo cual será la base para tomar decisiones más informadas y, por lo tanto, mejores.
Conoceremos más acerca de nuestra minería, sobre la agricultura y los mares, de nuestros bosques, sobre las ciudades y sus características y todo ello ayudará a proteger nuestro medio ambiente. Nos permitirá vigilar mejor nuestras fronteras y monitorear los desastres naturales.
Para el buen uso del sistema se requiere de la creación de una verdadera industria nacional en torno al conocimiento, manejo y utilización de la información que se genere.
Se requiere, también, de una institucionalidad y de conocimientos que permitan orientar el sector y a sus usuarios, generar acuerdos internacionales que multipliquen el efecto de lo que hacemos, que participen en los foros internacionales en que se discute y se decide sobre estas materias.
Es un buen momento para preguntarse: ¿en qué estamos en el país respecto de estos temas? ¿Tenemos la institucionalidad adecuada? ¿Qué ha pasado con el desarrollo de la Agencia Espacial Chilena? La información que conocemos es muy preocupante, ya que se nos dice que la Agencia está prácticamente desaparecida y dependiendo de un organismo sectorial de la agricultura, sin presupuesto relevante, sin planes ni proyección, habiendo perdido la iniciativa, sin un rol en el marco internacional, alejado de los que más saben de estos temas: la fuerza aérea y la comunidad científica.
Por otro lado, ¿qué se ha hecho para preparar al país en el uso de la información que se genere en este programa? Cuando levantamos la decisión de invertir en el sistema de información basado en este y otros ingenios satelitales, teníamos planes de mantener una activa relación con la comunidad científica y académica nacional. ¿Qué ha ocurrido con este proceso? ¿Ha seguido adelante?
Se había trabajado el concepto de crear, en las Universidades, los espacios para que se desarrollara una línea de carreras, cursos y especialidades en esta línea, orientadas a preparar a los usuarios de la información, tanto en el sector privado como público. ¿En qué está la preparación y formación de profesionales y técnicos que deberá trabajar en esa área? ¿Cuáles son la líneas y orientaciones de la Agencia al respecto?
Esta importante inversión pública nacional es sólo una primera señal de un programa de largo plazo que deberá tener continuidad por medio de otros ingenios de este tipo. Sabemos que su vida útil es de unos 5 años. Por tanto, ya debiera haber una planificación del segundo y del tercer satélite, de su financiamiento, de sus características y usos futuros. Se había pensado, incluso, en trabajar un proyecto de un satélite de comunicaciones para un futuro, dadas las características geográficas y posibilidad de desastres naturales con complejas consecuencias en este ámbito, como lo demostró el terremoto último y los problemas de la red eléctrica que vivimos hace poco. ¿Qué se está haciendo en esta dirección? ¿Qué tiene programado la autoridad al respecto? ¿Dónde se está elaborando la Política Espacial Nacional? ¿Quiénes la están elaborando? ¿Cuáles son los expertos nacionales del ámbito científico, de las instituciones aéreas, del área de relaciones internacionales, que están en esta labor? ¿Cuáles son los avances logrados?
Son muchas las interrogantes y dudas que nos preocupan y ante las que quisiéramos conocer respuestas, propuestas y visiones.
Recuerdo que no fue fácil ni exenta de problemas tomar las decisiones en su momento. Hubo mucha oposición de parte de gente que no entendía que al país hay que ponerlo en otro nivel de desarrollo tecnológico y que, simplemente, tenía otros intereses en esta área. A algunos de ellos los vemos hoy posar muy orgullosos. Pero se tuvo el impulso inicial del Presidente Lagos y la decisión clara y visionaria de la Presidenta Bachelet, que orientó a los grupos de gobierno, especialmente del Ministerio de Defensa y de la Fuerza Aérea; y de la comunidad científica; a materializar este complejo proceso para arribar a las mejores decisiones para el interés nacional. Por su parte, algunos miembros del Congreso, particularmente de la Comisión de Defensa de la Cámara, jugaron también un activo y positivo rol en apoyar la iniciativa gubernamental.
Nos alegra profundamente que finalmente el satélite nacional esté en el espacio y Chile pueda ingresar a ese grupo de países que nos queremos mirar desde las alturas para conocernos mejor y progresar hacia el desarrollo, para lograr una mejor calidad de vida para todos.
Rindo homenaje a todos aquellos y aquellas que estuvieron dispuestos a mirar el bien de Chile en función de un concepto de servicio público y de fortalecimiento del rol de Estado en estas materias. Hay aún mucho que avanzar.
El gobierno actual debe tomar en serio este proceso y no sólo como un hecho mediático más, y reimpulsar la prioridad y dinamismo que éste necesita, con una amplia mirada de lo que son los intereses nacionales.
* José Goñi, Ex Ministro de Defensa
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