Llama la atención cómo año a año, ocurren una y otra vez distintas emergencias y catástrofes naturales que marcan a la población, pero no a la que se encuentra en la capital, si no en los restantes 10 millones de personas que componen el resto del país.
Una de las características propias que posee nuestro país es la heterogeneidad, podemos encontrar sectores que conviven diariamente con la aridez del desierto del norte, los valles de la zona central, las extensas zonas forestadas del sur con sus constantes lluvias y la larga costa que recorre todo el país.
Es en ese sentido que desde los orígenes de nuestra nación, ésta se ha caracterizado porque en ciertas zonas (especialmente en la zona central) cercanas a recursos hídricos y factibilidades climáticas, se han establecido los centros poblacionales más importantes del país.
Uno de los slogan que más llama la atención o que genera debate, dice relación con “Santiago no es Chile”, pero dada la concentración de capital, trabajo, tecnologías, educación y oportunidades que se da en la principal ciudad de nuestro país, nos llevan a afirmar que lamentablemente Santiago sí es Chile.
Llama la atención cómo año a año, ocurren una y otra vez distintas emergencias y catástrofes naturales que marcan a la población, pero no a la que se encuentra en la capital, sino en los restantes 10 millones de personas que componen el resto del país. Tragedias, terremotos, incendios, erupciones volcánicas, inundaciones que nos demuestran una vez más la falta de planificación urbana que poseen nuestras ciudades y la falta de empoderamiento que sufren estas comunidades dado el marco institucional bajo las cuales se organiza políticamente el país.
Sin querer ser pesimista, a muchos de nosotros que tomamos o tomaremos decisiones desde nuestra acomodada posición, no tenemos idea alguna de lo que es vivir en aquellos lugares, o vivir esos problemas, ya que esta situación es una demostración más de las desigualdades que se viven en nuestro país en donde el centralismo apoya a que esta aumente día a día en desmedro de la calidad de vida de la ciudadanía.
Para ello debemos tener claro que para evitar que esto siga ocurriendo, hay que seguir avanzando hacia un proceso de descentralización que debe vivir nuestro país. Fortalecimiento económico de las regiones (Ley de rentas regionales) e instituciones de emergencia que estas tengan, generación consiente con el medio ambiente de nuestros sectores productivos para evitar la contaminación de nuestras regiones y recursos básicos de subsistencia (agua, tierra, aire), aumento del capital humano a lo largo de nuestro territorio mediante incentivos, más educación pública y por sobre todo una real democracia, para que entre todos nos hagamos responsables de que se lleven a cabo estas ideas que tanta falta le hacen a nuestro país y logremos de una vez por todas, conseguir los derechos que nos fueron arrebatados, articulando las múltiples luchas contra las distintas formas de subordinación que vivimos día a día.
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