Andreas Auersperg ingeniero mecánico alemán, especialista en comercialización y producción de leña, que trabajó durante varios años en Conaf en el Plan Especial de Desarrollo para Zonas Extremas (PEDZE) dio una charla en Coyhaique hace unos días aseverando que “Aysén tiene las condiciones ideales para hacer de la leña un negocio sustentable a largo plazo, beneficiando a los usuarios y toda la cadena productiva”.
Todos sabemos que el mayor problema que tiene Aysén y otras regiones de Chile como Los Lagos y Los Ríos, es precisamente que se ha destruido el bosque nativo para transformarlo en leña, que el recurso no es renovable, a no ser que se reforeste con Pino y Eucalipto como lo hacen los grandes conglomerados forestales y el mismo Conaf en estas regiones, que son especies foráneas que destruyen el suelo, estrujan las reservas acuíferas y son altamente incendiarias.
La leña es un producto contaminante, más ahora por los efectos del cambio climático que estamos viviendo en el país, que en invierno produce en las capitales regionales en ciudades como Coyhaique, Temuco y Valdivia temporadas de altas presiones que producen el efecto invernadero, alejando la lluvia por semanas, produciendo niveles de contaminación muy extremos, a tal estado que han sido consideradas estas ciudades del sur austral entre las más contaminadas del planeta.
Chile debe aceptar el desafió de ir por sus ventajas comparativas y tomar como propio el ser considerado como el país con más proyección en Energías Renovables (Solar, Eólica, GeoTérmica, Mareomotriz) a nivel planetario; el camino está trazado, no podemos retroceder y seguir con formas del pasado en el mundo del futuro.
La optimización de las relaciones de intercambio entre los recursos naturales y la sociedad, el manejo integral de la naturaleza frente a la potencialidad limitada de los bosques nativos al ser recursos cada día más escasos y que en la actualidad el escenario rural este completamente superado por la estrecha vinculación entre el bosque, la industria, el gobierno con sus proyectos PEDZE y las comunidades, han configurado los desafíos para que definitivamente podamos desarrollar un manejo sustentable de los recursos forestales, entendiendo y valorando que tienen un papel preponderante en la visión de desarrollo, descartando definitivamente el falso paradigma que la madera es un recurso renovable, pensando que pueden talarse bosques nativos a discreción como ocurrió en el pasado, para posteriormente reforestar con Pino y Eucaliptus y que todo va a continuar como antes. Eso no es así.
Los bosques nativos están dañados y seriamente amenazados, por la conversión del uso del suelo, afectados por las necesidades comerciales de intereses que han presionado a las autoridades con un lobby extremo, para que no se lleve a cabo un ordenamiento territorial-ambiental en las regiones con perfil forestal, que ha sido tremendamente perjudicial para la sustentabilidad de los bosques nativos, por la falta de control de los incendios forestales y la incapacidad de desarrollar medidas en contra del furtivismo, la explotación insustentable, el sobre-pastoreo, la producción de contaminantes atmosféricos altamente nocivos y el desarrollo de incentivos económicos perversos para que la industria forestal se fortalezca.
La degradación de los bosques por la erosión producida en el suelo, la pérdida de la diversidad biológica y el daño creciente que produce la actividad forestal en los hábitats silvestres, ha producido la degradación en las cuencas hidrográficas y el deterioro sistemático de la calidad de vida de las comunidades y la reducción de oportunidades de desarrollo de la población en otras actividades como la agricultura, ganadería, turismo. En los países subdesarrollados como el nuestro, esta condición se ha ido agravando con el paso de los años ante el crecimiento desmedido de la producción forestal, afectando los ecosistemas del sur austral.
El desarrollo forestal tiene que proyectarse en la conservación de las especies nativas. No podemos pensar en sustentabilidad forestal, si aniquila especies nativas para plantar especies foráneas como Pino y Eucalipto, consideradas comerciales, pero degradando el suelo y quitándoles el agua a las comunidades que viven en la vecindad. Proteger la estructura, las funciones y la diversidad de los ecosistemas naturales de las que depende el ser humano y la flora y fauna del territorio nacional, debe ser el objetivo de cualquier actividad si quiere proyección de futuro, que de seguir la industria forestal depredando el bosque nativo como lo esta haciendo en la actualidad, con la venia de los gobiernos, estimulando el uso de los bosques para leña de uso domiciliario, ese “supuesto desarrollo” terminara destruyéndonos.
La explotación forestal debe normar el uso de los biocidas, tener respeto por la biodiversidad para permitir la regeneración del bosque y tener disponibilidad a largo plazo de madera para desarrollar programas de certificación independientes de preservación, acreditando que la producción es sustentable. Lo que complica, es cuando los criterios de evaluación no incluyen el cumplimiento de las normas pre-establecidas y que el seguimiento de la cadena de suministros no estén certificados en el origen legal.
El respeto por la legalidad, que no es lo mismo que sustentabilidad, guarda una estrecha relación con el impacto de la tala sobre el medio ambiente. La tala ilegal es un delito grave que acarrea desastrosas consecuencias medioambientales, sociales y económicas, poniendo en peligro la biodiversidad, exacerbado en la actualidad por el cambio climático y la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) que terminan reduciendo la capacidad de los bosques para actuar como sumideros de carbono, socavando los derechos de las comunidades dependientes de los bosques.
Los bosques deben dejar de ser un producto energético de uso domiciliario y tomar un rol en la proyección de sustentabilidad para la manufacturación de productos nobles con valor agregado, para que los bosques cumplan su función de filtro natural del oxígeno que respiramos y limpieza de las partículas de CO2 que mandamos a la atmósfera todos los días y en grandes cantidades.
Chile debe aceptar el desafió de ir por sus ventajas comparativas y tomar como propio el ser considerado como el país con más proyección en Energías Renovables (Solar, Eólica, GeoTérmica, Mareomotriz) a nivel planetario; el camino está trazado, no podemos retroceder y seguir con formas del pasado en el mundo del futuro.
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