La selección chilena justa ganadora, sobre todo por su humildad, alegría a veces ingenua y por su tremenda caballerosidad para enfrentar una segunda final y un arbitraje pésimo para ambos lados. Tremendos jugadores y una fuerza colectiva que la gente debiera comprender entre líneas, en época de insana competitividad e individualismo. Ningún jugador chileno salió a matar a nadie, ni a buscar lesionados ni amarillas para los otros. Se ganó en buena ley. Pizzi es el entrenador maduro, mesurado y humilde que necesitaba un equipo maduro, mesurado y humilde. Un hombre flexible que supo que llegaba a un trabajo iniciado (por otros notables entrenadores argentinos) y que ha ido incorporando decisiones inteligentes, con respeto y cariño, pidiendo permiso incluso, mostrando tremenda sabiduría.
Pero no puedo dejar de referirme a la Argentina, su tragedia y a Messi, a quien he comparado tardes enteras con videos de Maradona o Cruyff o Ronaldo (fenómeno) o Pelé, llegando a la conclusión que es el más dotado de la historia del fútbol. Por ese ser humano mágico, siento una profunda tristeza. De hecho, no me hubiera dolido que Chile fuera derrotado, para ver levantar una copa con su país a ese fenómeno extraordinario, obsesivo de la belleza y la creatividad, sin embargo a los dos minutos de ver el muñequeo y violencia de los otros futbolistas argentinos, retiré esa idea de mi cabeza.Si han perdido 3 o 4 finales es porque en sus filas está el mejor de la historia, pero acompañado de grandes productos del márketing y el lobby de su medio que hoy se revuelca triste en su grandeza añeja.
La primera cosa es que la tremenda esquizofrenia y soberbia del medio periodístico y farandulero argentino les está jugando una mala pasada. El tango amargo se lo están tocando solos. Esos ridículos tipo Niembro, Lieberman y sus secuaces, son los culpables de esta tremenda tristeza que embarga injustamente a nuestros hermanos trasandinos. De dónde han sacado, más allá de los mecanismos antojadizos de FIFA para armar su ránking, que la selección argentina es hoy la mejor del mundo. Tienen al mejor del mundo y de la historia, pero el resto de los jugadores son el resultado de la inflación y soberbia de patanes como los ya nombrados: ¿cómo alguien como Rojo puede ser considerado uno de los mejores del mundo? ¿A quién creen que asustan con tipos como Higuaín o Biglia? Podríamos ir al uno a uno, y verán que salvo Messi, ningún argentino en su selección se compararía a la garra e inteligencia de un Beausejour Coliqueo (origen mapuche que debiera enorgullecer a ambos países) o un Aránguiz o un Alexis. Quizás Mascherano podría darle la pelea a un Medel o un Vidal, pero los demás han cargado con una responsabilidad inmerecida que les afloja los calzoncillos al enfrentarse a la realidad nuevamente. Han puesto a tipos mediocres y pecho frío en el olimpo del fútbol, con su periodismo altanero de Fox, ESPN y todos lados, y sus representantes gangsteriles, obteniendo el producto natural de una fantasía mal contada, que ya no les resulta.
Alguien como Omar Batistuta hacía temblar el Nacional chileno, alguien como Ortega y su baile, Caniggia… Sorín, incluso el cuestionado Verón: muestrario de lo mejor del fútbol argentino que hoy sólo tipos como Messi o Mascherano, incluso Romero, (¡y Pastore en la banca!) pueden representar, pero no hay más.
A los primeros minutos del partido vimos dos mentalidades y espíritus distintos en la cancha: una selección chilena respetuosa y laboriosa que sabía que el título no se merece, se gana con esfuerzo, porque nos ha costado mucho; y una selección argentina golpeadora y manipuladora, que sigue creyendo estúpidamente que el título se merece (por una historia cada día más antigua) y no debe pelearse, porque hace dos décadas no les costaba nada.
Abran los ojos medios argentinos: su fantasía y soberbia, heredera de la mejor literatura borgeana, tiene que acabar. Si han perdido 3 o 4 finales es porque en sus filas está el mejor de la historia, pero acompañado de grandes productos del márketing y el lobby de su medio que hoy se revuelca triste en su grandeza añeja. Háganle un monumento a ese monstruo de Messi, ruéguenle que no se vaya, sino hoy estarían allá abajo, hundidos con el peor Brasil de la historia. Ayer, bastó con anular al desamparado Messi para contener a Argentina (Messi deja solo a cualquier delantero, pero ¿Dónde terminan esos disparos? Recordemos que Maradona dejaba solo a Burruchaga o Valdano y era gol seguro, he ahí la gloria de Diego y la tragedia de Lio) , no obstante, pudieron lesionar a la mitad de los chilenos y el colectivo siguió adelante, como hormigas destinadas al éxito.
Cuando acepten que en 23 años nada han ganado, que sus jugadores pertenecen a la media y son inflados, que deben darse con una piedra en los dientes por tener a Messi y que la humildad, el trabajo laborioso, el respeto por las otras selecciones, es el mejor merecimiento de una copa, recién ahí podrán gritar campeón. Es lo que aprendió Chile tras cien años de derrotas, puede que les sirva.
Comentarios
03 de julio
Me encantó tu columna. ¿Sabes? Yo pensaba escribir algo muy parecido y me arrepentí. Ahora, al leerte, siento como si hubiera sido yo el autor. Coincido en casi todo contigo y también estaba dividido en la final del domingo. Soy hincha de la Roja hasta la muerte, pero también habría sido feliz viendo a Messi levantando una copa con la Albiceleste. La pena por ver perder a Chile se habría compensado de sobra viendo esa sonrisa en el mejor jugador del mundo, mi jugador favorito.
Coincido en la grandeza de Chile y en la justa recompensa que significa este bicampeonato a un proceso serio, con jugadores que dejaron el alma y fueron capaces de abstraerse de un siglo de fracasos. Coincido en cómo se ha maltratado a Lio y cómo tantos «hinchas», para juzgar su aporte a la Albiceleste, solo tienen como parámetro la obtención de títulos. Coincido en el flaco favor que le ha hecho la prensa argentina a su selección inflando a ciertos jugadores y menospreciando a otros. Coincido en que jugadores como Romero y Mascherano también se merecían un título, no así algunos de sus compañeros que tuvieron una muy mala actitud en el campo de juego, la cual de todos modos entiendo a partir de la enorme mochila con que llegaron a esta final. Y coincido, sobre todo, en que deben pedirle de rodillas a Messi que vuelva a la selección. Según trascendidos, así será. Ojalá. Por él y por el fútbol. Deseo de todo corazón que tenga su revancha, sea en la Copa Confederaciones o en el Mundial de Rusia. Slds
+1
03 de julio
coinsido en todo…excelente columna…desmenuza el momento en que esta la seleccion Argentina…
PD: Argentina no ira a la Copa Confederaciones por ser Chile el vigente Campeon de America hasta el 2019…saludos
08 de julio
Gracias Andrés!
Me parece muy acertado lo que comentas y coincido con tu análisis.
Un abrazo
05 de julio
Exelente comentario creo no se necesitan más palabras lo felicito aunque a veces la verdad duele por ellos los periodistas argentino no quieren reconocerlo
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08 de julio
Cristian y Sady, gracias por la buena onda, que estén bien.