Ese organismo es la Comisión de Ética de la FIFA, regido por un Código de normas que le ordena cumplir con su obligación de proteger al fútbol de toda práctica ilegal, inmoral o contraria a los principios éticos que la gobiernan.
Esta semana supimos de la condena de 7 años que la Comisión de Ética, presidida por Joachim Eckert y Corner Borbely, dictó contra Harold Mayne Nicholls, ex-presidente de la ANFP y la Federación de Fútbol de Chile entre 2007 y 2011. En ella se le prohíbe participar en toda actividad relacionada con el fútbol nacional e internacional, tras ser acusado de usar su cargo para favorecer intereses personales y familiares.
En el 2012, Harold no aceptó las presiones de la FIFA, renunciando después de 19 años de trabajo. Dos años después planteó la posibilidad de presentarse como candidato a la presidencia de la organizacion, pero al poco tiempo decide bajarse para apoyar al ex-futbolista portugués, Luis Figo. Fuera de la FIFA, ha cuestionado duramente la gestión de Joseph Blatter y confesó que durante su participación en la Comisión encargada de evaluar a los paises postulantes para ser sedes de los mundiales de 2018 y 2022, no consideraron ninguna de sus observaciones, pese a haber advertido sobre el riesgo que significa organizar un torneo de alta competencia en un lugar como Qatar, cuyas temperaturas pueden alcanzar los 50ºC en el verano.
Harold podrá apelar la sentencia en órganos judiciales superiores de la FIFA, aunque no será fácil. Ya hay antecedentes para, al menos, sospechar que no habrá garantía de una debida imparcialidad en la decisión definitiva.
El pasado diciembre de 2014, el abogado estadounidense Michael García renunció a su cargo de Presidente de la Cámara de Investigación del Comité de Ética, tras denunciar la ausencia de liderazgo en los directivos de la FIFA y la falta de independencia del presidente de la Comisión de Ética, el alemán Joachim Eckert. García llevó a cabo una investigación e hizo un informe que revelaba las irregularidades cometidas en la elección de Rusia y Qatar como sedes mundialistas. Pese a que contaba con un fuerte respaldo probatorio, la FIFA negó los hechos y concluyó que no hubo ninguna práctica ilegal en dichas elecciones. La decisión fue tomada gracias al resumen del informe hecho en 43 páginas por Joachim Eckert. García alegó la tergiversación de los hechos por parte de Eckert.
El fútbol no vive su mejor momento. Los actos de corrupción cometidos por altos directivos de la FIFA, Federaciones y empresas privadas ligadas al fútbol, dañan profundamente la ya resentida credibilidad del organismo rector del fútbol mundial. No se ve un futuro muy próspero para una organización liderada por un presidente cuestionado por estar involucrado en actos de corrupción y que reconoce como mentor a su predecesor, el brasileño João Havelange, acusado de enriquecerse ilícitamente con el cobro de millonarios sobornos por derechos de transmisión.
Con unos niveles altísimos de corrupción arraigada en la cultura de la FIFA, muchos dirigimos nuestras miradas al que supuestamente debería encargarse de velar por la integridad y la reputación del fútbol en todo el mundo. Ese organismo es la Comisión de Ética de la FIFA, regido por un Código de normas que le ordena cumplir con su obligación de proteger al fútbol de toda práctica ilegal, inmoral o contraria a los principios éticos que la gobiernan. Sin embargo, solo han sido palabras muertas escritas en un papel.
Comentarios
11 de julio
Maletín grande ehhh…..
Porqué nos sorprendemos? si esto siempre fue así. Lo que queremos es ganar un campeonato, y olvidarnos de esto.
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