No es una exageración entonces hablar de una exiliación política cuando hoy nuestros compatriotas no pueden votar. Y así como hoy son los que residen en el extranjero, hasta hace poco tiempo (año 1949) eran las mujeres las que no podían sufragar, y yendo un poco más hacia el pasado (año 1988) los excluidos eran quienes no tenían suficiente patrimonio económico (voto censitario).
La Constitución Política no hace referencia al territorio en el que reside el ciudadano cuando consagra los derechos políticos, específicamente en cuando a elegir representantes por sufragio popular. Sin embargo, hoy los chilenos residentes en el exterior no pueden votar. ¿Se está acaso discriminando a quienes no viven en el país? Esta es sin duda la pregunta más básica para argumentar a favor del sufragio de los compatriotas que por distintas razones viven en el exterior.
No es un secreto que después del golpe militar de septiembre del 73, el exilio fue un proceso bastante común. Por ello, la derecha política chilena ha temido siempre una izquierdización del voto si se amplía el padrón a quienes residen fuera. Si bien esa razón no basta como argumento para privar un derecho, es posible argumentar, además, que hoy existen muchísimas razones más por las cuales chilenos y chilenas van a vivir a otros países, ya sea por un periodo definido o para establecerse.
El 2 de octubre del 2013, la comisión de Constitución del Senado despachó el proyecto de ley que permite este tipo de sufragio. Es un primer paso, al que deben seguirle la aprobación en la Sala de Sesiones para luego ser discutido en la Cámara de Diputados.
El oficialismo a través de sus parlamentarios ha tratado de condicionar esta votación poniendo limitantes que se refieren, en primer lugar, a la vinculación actual del emigrante o viajero con Chile, y, segundo lugar, a la duración y motivos de la permanencia en el extranjero. Sin embargo, estas indicaciones fueron rechazadas en el Senado. Por ello, la única condición propuesta es que, al contrario de lo que ocurre actualmente en el territorio nacional, quien vive en el extranjero debe inscribirse en el consulado chileno de su país de residencia o en el SERVEL cuando vengan al país.
Considerando la importancia de las elecciones en una democracia representativa como la nuestra toma mayor relevancia el nivel de participación en estas instancias de participación popular. Por ello y bajo las nuevas condiciones del padrón electoral con la inscripción automática y el voto voluntario, se denota irreparablemente la importancia de los incentivos de participación electoral al momento de la elección.
No es una exageración entonces hablar de una exiliación política cuando hoy nuestros compatriotas no pueden votar. Y así como hoy son los que residen en el extranjero, hasta hace poco tiempo (año 1949) eran las mujeres las que no podían sufragar, y yendo un poco más hacia el pasado (año 1988) los excluidos eran quienes no tenían suficiente patrimonio económico (voto censitario).
Confiamos en que así como hoy nos parece irrisorio excluir a mujeres y pobres del derecho a voto, pronto pensaremos lo mismo sobre quienes residen fuera de Chile: no pueden haber ciudadanos de segundo orden.
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