El trasplante es la última medida a la que la medicina suele recurrir cuando no hay más opciones para mantener un cuerpo con vida, atendidas determinadas circunstancias. En mi caso y en el de muchos que vivimos en el extranjero, no nos queda más que solicitar un donante de voto para que nuestra vida electoral en Chile no se nos agote en vano.
Hay quienes sólo queremos ir a votar, pero no podemos; y hay quienes pudiendo votar, no quieren. A veces pasa: algunos desechan lo que puede resultarles útiles a otros. En una sociedad global, sin embargo, en que muchos buscan un destino más solidario para sus necesidades, esos desechos podrían convertirse en algo útil.
Pido la creación del trasplante de voto. Quisiera apelar a que alguien con conciencia social, pero sin mucha afección política, se convierta en mi donante de voto. Alguien que prolongue mi vida cívico-electoral en mi patria.
Por razones de estudio, vivo en el extranjero. Muchos chilenos vivimos afuera, por distintos motivos, pero la gran mayoría piensa en chileno, sueña en chileno, se nutre de las noticias de Chile como si estuviéramos en nuestro departamento en Ñuñoa, nuestra casa en Copiapó o de vacaciones en el pueblo de Pemuco. Varios mantenemos deudas o incluso bienes en Chile, para aquellos que crean que no tenemos conexión material con lo que sucede en el terruño. Más importante aún, tenemos nuestras familias, amigos y tradiciones intactas. Pero no se nos deja realizar el acto ciudadano más relevante: votar.
La ley que aún se tramita en el Congreso, como sea que termine, ya nos dejó fuera del actual proceso electoral. Por eso, en mi desesperación, he solicitado un trasplante de voto a todos quienes se consideren mis amigos en Chile y que cumplan cuatro condiciones:
1) Usted no está interesado en votar este domingo de elecciones. Esta condición es imperativa.
2) A usted le da lo mismo quién salga electo y, en general, no le importa ninguno de los candidatos más que otro.
3) Este domingo de elecciones usted estará en el distrito donde le correspondería votar.
4) En forma desinteresada y altruista, usted está dispuesto a levantarse a votar en mi representación, por el(la) candidato(a) que yo le manifieste, en uno o todos los cargos de elección popular que se elijan este domingo.
Importante: Una vez que usted manifieste su disposición a votar, debe comprometerse sinceramente a efectuar el trasplante. Para que el trasplante sea exitoso, debe votar tal y como yo se lo pido. De otro modo, mejor no se ofrezca.
El procedimiento que planteo es que mis contactos me envíen su disponibilidad como donantes a más tardar el viernes previo a la votación, de modo que yo pueda escoger sobre la base de a) mi compatibilidad con el donante, y b) qué tipo de votos me donará (para todos los cargos o sólo para algunos). Como yo persigo un trasplante único y sincero, no utilizaría mi necesidad para emprender un negocio de tráfico de votos ni proselitismo oculto. Es decir, sólo a mi donante final le revelaré mi voto, no al resto. Por motivos de transparencia, haré pública mi preferencia el mismo domingo al mediodía entre mis amigos y divulgaré el nombre del donante, si éste(a) lo autoriza.
El trasplante es la última medida a la que la medicina suele recurrir cuando no hay más opciones para mantener un cuerpo con vida, atendidas determinadas circunstancias. En mi caso y en el de muchos que vivimos en el extranjero, no nos queda más que solicitar un donante de voto para que nuestra vida electoral en Chile no se nos agote en vano. Por último, el objetivo se lograría también si a través de este desesperado llamado mis conciudadanos se percatan del valioso poder que tienen por sólo residir en Chile. No boten su voto.
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