No quisiera entrar en debates moralistas. No hay “una manera de ser” correcta para estar en el Estado. Pero sí hay algunos conceptos que quiero compartir para observar entre los que trabajamos en la esfera técnica estatal. Incluso, aquellos que somos empresarios proveedores y no empleados del Estado.
Sin la pretensión de ser exhaustivo comparto mi reflexión:
1.- Trabajar bien y generar los productos prometidos, implica una retribución económica y eso no es pecado, aunque la “plata sea de todos los chilenos”. Pero, ojo: hay una desigualdad que se debe combatir tanto en la empresa como en el Estado.
2.- Trabajar en el Estado implica que lo que uno hace bien promueve una mejor calidad de vida para millones de personas. Por eso hay que hacerlo responsablemente y conscientes del accountability que merece la ciudadanía.
3.- Hay una diferencia entre trabajar para el Estado y trabajar para el Gobierno. Pero uno debe cuidar la manera de trabajar que cree que será mejor para sus conciudadanos, tanto en el resultado como el camino.
4.- Las reglas del Estado no son burocracia. Son las formas que nos hemos dado para cuidar los recursos que hemos puesto en manos de quienes han sido mandatados para hacerlo. Pero la celeridad y la prudencia se pueden conjugar en los actos administrativos.
5.- Modernizar, mejorar, no significa traer a lo público las prácticas del mundo privado. Las prácticas de la buena gestión se pueden hacer dentro de las “rayas” y la naturaleza de ambas canchas.
6.- Sensatez, para observar el escenario, para escuchar todas las opiniones. “Obscuchar” al mundo de personas y sus preocupaciones, que da sentido a las tareas que emprendemos en el Estado.
7.- Sentimiento, porque en la micro y en el taco, los que nos rodean, de muchas maneras, tienen puesto parte de su destino en nuestras manos.
Comentarios
22 de abril
Si estas fueran las reglas para vivir en un país, entonces hay que vivir en ese país. Excelente, simple y certero.
+1
25 de abril
Podemos hacer que Chile sea cada vez más parecido a ese país, para vivirlo aquí mismito.
Estos espacios debieran convertirse luego en una herramienta efectiva para transmitir el «virus» de las buenas prácticas, de la «pequeña ética». Claro, como un virus, tan simple, pequeño pero efectivo en alterar la celula que infiltra.
Creo que hay que levantar la voz frente a los «desacatos» de estas sencillas reglas, y claro, empezar por casa, tu empresa, tu boliche o tu ministerio.
23 de abril
Me parece que lo que dices es preciso y super claro. Estoy de acuerdo contigo, el trabajo «de verdad» en el estado es ese, si el que lo hace tiene siempre presentes a todos los destinatarios de su trabajo. La gracia es que sea en serio y no «para la foto»
+1
25 de abril
Esto de poner a las personas en el centro de todo, ha servido como discurso, y para la foto. Pero ver al legitimo otro, es una práctica que como tal, debe entrenarse, discutirse, pedir ayuda. Hay que comprometerse con eso.
Yo estoy convencido de que se puede.Lo he visto en varios casos. He visto como discusiones eternas y bizantinas, han llegado a hechos concretos, acuerdos sensatos y valiosos, cuando los grupos en tensión se «dan cuenta» de quienes se perjudican cuando quedan «entre las patas de los caballos».
08 de julio
Me que la duda de a que te refieres con «conscientes del accountability que merece la ciudadanía»
Entiendo muy bien el concepto de accountability, pero no me queda claro en el contexto que lo expones.
+1
08 de julio
Lo que intenté decir es que el accountability del servidor público es un derecho de las personas.
En ese sentido, si no se hace conciencia de la responsabilidad que implica, estamos atentando contra un derecho de los demás a recibir cuenta de las actuaciones de los servidores. No sé si esto te parece más claro.