Desde hace algún tiempo en Chile se viene discutiendo la posibilidad de generar un proyecto de ley que permita interrumpir el embarazo ante situaciones específicas. En la actualidad este proyecto de ley está en plena tramitación y considera tres causales: Riesgo de muerte de la madre, inviabilidad fetal y violación.
Aprovechando el interés que ha despertado este debate, quisiera abordar desde un enfoque amplio e integral las ideas en torno al inicio de la vida y la gestación, con la intención de poder contribuir a que las personas tengan a la vista un horizonte completo de información al reflexionar sobre estos temas tan fundamentales. En ningún caso pretendo persuadir acerca de cuál sería la postura más apropiada, pues se comprende que son tres causales específicas y en circunstancias extremas en las que nadie quisiera verse enfrentado/a. Menos aún se harán interpretaciones valóricas y/o morales. Sólo deseo dar a conocer el proceso de gestación del ser humano desde una perspectiva integradora basada en aportes de diversas disciplinas científicas como la física, las neurociencias, la psiconeuroinmunoendocrinología, la psicología evolutiva y la psicología perinatal.Como sociedad que avanza hacia una mayor madurez y por ende desea o necesita ejercer su derecho a optar, es imprescindible que en esta área lo haga reconociendo los procesos tempranos de formación del ser humano; la gestación y el parto, como los hitos de mayor impacto en el desarrollo y en la consolidación de la salud física y psicológica de las personas.
Gracias al desarrollo en estos y otros campos científicos hoy podemos dar cuenta del surgimiento de nuevos modelos explicativos, interdisciplinarios e integrativos que han hecho posible asumir como objeto de estudio fenómenos hasta hace poco ignorados en el ámbito científico tradicional, tal es el caso de las funciones subjetivas del ser humano, como los procesos psicológicos y mentales. El trabajo interdisciplinario ha permitido generar perspectivas más globales que reconocen la influencia de la salud mental sobre la salud física y el desarrollo de enfermedades, y hoy se cuenta con numerosa evidencia indicando una estrecha relación entre algunas patologías que aparecen en la vida adulta y las experiencias intrauterinas, asociadas a ciertas condiciones psicobiológicas de la mujer durante el embarazo.
El conjunto de estos hallazgos nos muestran a la etapa gestacional como una fase en la que se incuba o programa la salud física y psicológica del ser humano. Aquí se observa un giro de gran relevancia en el modo de comprender la vida intrauterina porque ya no estamos hablando del embrión como una especie de bultito inconsciente y pasivo cuyo cuerpo únicamente se encuentra en desarrollo y crecimiento físico, sino de un ser en gestación que presenta un aspecto de conciencia; introvertida; sensible, que vive; registra y se organiza en función del tipo de relación que se da con su madre y medio circundante.
El surgimiento de comprensiones científicas más integradoras ha permitido ampliar la manera en que nos entendemos como seres vivos, desde esta perspectiva es posible reconocer una dimensión de conciencia que no había sido visualizada por la ciencia oficial. Antes de continuar, hago la salvedad de que cuando hablamos de conciencia no lo hacemos como un equivalente al intelecto o a la mente humana racional, sino a esa dimensión perceptiva presente en el embrión que le permite entrar en diálogo continuo con los estados psicobiológicos de su madre; diálogo a partir del cual comienza a organizarse a un nivel preverbal y tácito; generando referencias propias que condicionan y afectan el despliegue de su patrón genético. A partir de este diálogo molecular, celular y psicológico el bebé intrauterino va estructurando su comportamiento biológico y psicológico a corto y largo plazo, del cual va surgiendo una manera específica de sentirse, adaptarse y comportarse una vez nacido; incubando durante su gestación esquemas psicobiológicos que condicionarán su salud a lo largo de su vida extrauterina.
Lo anterior, implica que necesitamos atender por sobre todo a las condiciones en que se desarrolla un embarazo y cómo es que la madre se siente frente a éste, a fin de proveerle del espacio y el soporte necesario para que logre un ajuste lo más armonioso posible en esta etapa crítica del desarrollo humano. Este acompañamiento, necesita incluir un seguimiento casuístico, para abordar cada caso con sus particularidades y desafíos.
Finalmente, como sociedad que avanza hacia una mayor madurez y por ende desea o necesita ejercer su derecho a optar, es imprescindible que en esta área lo haga reconociendo los procesos tempranos de formación del ser humano; la gestación y el parto, como los hitos de mayor impacto en el desarrollo y en la consolidación de la salud física y psicológica de las personas.
Vivir un embarazo consciente debiera constituir la piedra angular de la prevención en salud, el bienestar integral de las personas y de las sociedades depende en gran medida de cómo estas aborden esta etapa vital, reconociendo sus implicaciones profundas sobre las condiciones de salud física y psíquica a corto y largo plazo. El rol de la sociedad y del Estado entonces, es otorgar las condiciones para construir, acompañar y promover el ejercicio de paternidades y maternidades más conscientes.
Comentarios
30 de marzo
Pareciera ser por tu aporte, que en el conocimiento de todos estos procesos estamos aún en vías de aprender mucho, en saber con cierta profundidad ¿que somos realmente?, más allá de la metafísica y de las creencias, al parecer lo físico es sólo una parte del ser, la naturaleza es aún un misterio en muchos aspectos y nosotros somos parte de ese misterio. El problema es como se lo decimos a los grupos que no entienden eso
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31 de marzo
Hola Servallas, coincido contigo en que cuando hablamos de conciencia un velo de misterio pareciera apoderarse del tema, pero afortunadamente de consciencia hoy se está conociendo bastante a partir del desarrollo científico actual, de hecho se han podido detectar estadios de consciencia incluso en los mamíferos imagínate la implicancia de esto. El asunto de fondo es que tiende a confundirse “consciencia” con mente racional, que es el aspecto de nuestro mundo subjetivo con el que más nos identificamos como personas, es decir, donde ponemos nuestro sentido de quien soy, y eso equivale a lenguaje y como dice Humberto Maturana al territorio de «lo humano». Sin embargo, nuestro estatus como personas o seres conscientes no está dado por nuestra mente funcional o racional sino por nuestra capacidad de registrar, percibir, organizarnos y sentirnos siendo, es decir, todo aquello que pertenece a un ámbito de un nivel más profundo, donde lo que somos no está dado por lo que pensamos sino por esta capacidad primaria de sentirnos. El problema es que lo que sentimos que somos está tan interferido por la cultura en la que nacemos, por la neurosis colectiva, que terminamos replicando el hábito enfermizo de identificarnos con la o el que piensa. De ahí la relevancia de hacer pa/maternidades más lúcidas, porque esa consciencia es la que ya está activa en el ser en gestación, por tanto nuestro desafío es crear familias pro-conscientes y para eso el embarazo es fundamental, muchos saludos.
31 de marzo
Christian: ¿es una planta un ser vivo? Si, y tiene conciencia. Como la tienen los demas animales, entre los que nos contamos. ¿Significa eso que la planta es una PERSONA? No. Como tampoco lo son los chimpaces que son capaces de reir, los perros que son capaces de soñar, los delfines que son mas inteligentes que nosotros…
El «status» de PERSONA no tiene que ver con ser alguien conciente o no conciente. Ni siquiera tiene que ver con ser o no un ser humano. El feto y el embrion producto de la relacion sexual entre dos seres humanos es un ser humano, y sienten y experimentan cosas… Pero NO SON PERSONA.
El «status» de PERSONA es legal. Persona es un sujeto de derecho. Como tal, la «conciencia» que tiene no es «conciencia de su existencia», sino de su calidad de «persona», titular de derechos y obligaciones, algo que tiene por el hecho de «existir», existencia ligada a que haya nacido porque podemos constatar su real existencia. El feto y el embrion no son titulares de derechos y obligaciones. Por ende, no son «persona». Seres vivos, seres humanos, pero no personas. Y tras revisar sentencias de tribunales de derechos humanos, no hay la menor intencion de cambiar el status del embrion y el feto, porque una cosa es lo que la ciencia haya descubierto, y otra que haya acuerdo sobre desde qué momento hablamos de un «ser humano». Ese consenso no se ha producido.
04 de abril
Hola Marcela, entiendo tu punto, aunque me parece que en el análisis socio jurídico que planteas pasas por alto un hecho central presente en mi exposición y es que el foco de esta está puesto en la necesidad de integrar y actualizar en nuestra manera de entendernos como seres humanos aquellos aportes generados por disciplinas científicas integradoras, lo cual derivaría oportuna y naturalmente en una redefinición de los derechos humanos.
Por otra parte, efectivamente podemos hablar de conciencia en otras especies o reinos de la naturaleza, sin embargo, por nuestra historia evolutiva y constitución biológica esta florece en toda su magnitud sólo en el nivel humano, lo cual constituye una diferencia significativa respecto de los niveles subhumanos, lo cual no implica en absoluto que no tengan derechos inherentes, tales como el cuidado animal, la protección al patrimonio natural en especies nativas, en fin.
Muchos saludos
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