¿Sólo saben matar?

Esta afirmación no es de mala leche como muchos podrán suponer. Simplemente hace alusión a una cuestión que es necesario preguntarse. Y es que en principio las Fuerzas Armadas (FFAA) para eso fueron creadas. No podemos pensar que su razón de ser sea sólo desfilar durante mayo o septiembre. Su razón de ser siempre ha estado enmarcada en proteger al país de una eventual agresión externa –si es que no se les invita a sofocar situaciones de crisis internas como el año 1973. Apretar gatillos, lanzar granadas, volar edificios, etcétera, sería lo que le da sentido a su existencia.

Esto me recuerda que hace unos días vi una película, se llama “guardianes de alta mar”, y presentaba una historia enmarcada en la preparación de aspirantes a guarda costas en Estados Unidos. Reconozco que había mucho de hollywoodense en la historia, pero me quedó grabada una frase que quien dirigía el programa de entrenamiento lanzó a uno de sus aprendices a propósito de la rivalidad entre los guardacostas y la armada. Le dijo que la diferencia entre ellos y los marinos no estaba en la formación militar, pues ambos tenían formación militar, la diferencia estaba en el objetivo; mientras los marinos usan esa formación para matar los guardacostas la usan para salvar vidas. Eso es un mar de diferencia entre unos y otros.

No se si al final la solución sea generar instituciones capaces efectivamente de proteger, desde una dimensión mucho más cercana a la civilidad, a quienes requieren ayuda, rescate. La cantidad de errores de la Fuerza Aérea a propósito de lo ocurrido en Juan Fernández, previo y posterior a la tragedia –falta de claridad respecto a los protocolos en vuelos militares con pasajeros civiles, envío de un avión Hércules que luego debe regresar de su misión porque si intentaba aterrizar en la pista de la isla se corría el riesgo de terminar en otro desastre, sumado a ello lanzamiento de paracaidistas en medio de la noche sin mucha claridad de para qué eran lanzados, la muerte de un integrante de la institución durante las tareas de búsqueda de restos, etc-, se suma a la serie de errores cometidos por la Armada, y la misma Fuerza Aérea, tras el terremoto de febrero de 2010. Recordemos, por ejemplo, que en esa ocasión la presidenta de la República no pudo lograr sino hasta pasadas varias horas conseguir un piloto de helicóptero para volar a las zonas siniestradas, sin mencionar el lamentable papel que jugó el SHOA en dicho evento.

Necesitamos replantearnos cuál es el rol de las FFAA en un país como Chile, con un régimen democrático y necesidades urgentes por parte de la ciudadanía, que exige no seguir siendo conejillo de indias para que estas instituciones pongan en movimiento todo su aparataje sin tener en consideración que la mayoría de las veces lo deberán hacer para salvar vidas, antes que para matar.

No es posible seguir pensando en FFAA como soldaditos de plomo. Se hace urgente pensarlas efectivamente en función de necesidades reales de los ciudadanos chilenos. Me pregunto ¿de qué servirá hoy día tener aviones F16? No sería mejor invertir en, por ejemplo, helicópteros que permitan movilizar gente y carga hacia zonas criticas, o incluso para usarlos en función de control en rutas de narcotráfico?

Por mí que no existieran FFAA, en realidad no puedo entender cómo alguien se forma durante años esperando actuar violentamente sobre otros seres humanos. Disculpen, siempre he dudado de la tesis de las agresiones externas de las cuales Chile siempre reclama ser victima. Pero si van a seguir existiendo es imperioso saber ¿sólo saben matar?

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Foto: Chile hoy