Un asesinato es cruel, brutal, siniestro , cobarde y una amenaza a la esencia misma de la civilización, pero a pesar de todo eso, no condena ni condona , solo hace que la víctima sea mejor que quienes planean y ejecutan el crimen alevoso.
También fueron asesinados , Trotsky, el cardenal Romero, los profesores Parada, Nattino y Guerrero y, al parecer, el ex presidente Frei Montalba, cuyo cadáver colgaba desde una improvisada escalera tipo "A" , cabeza abajo y completamente desnudo , en una sala de la Clínica Santa María, minutos después de su impreciso y profusamente discutido y documentado deceso.
Sin embargo, quienes ven poco o ningún reproche en estos asesinatos y quisieran etiquetarlos como de enemigos de la "libertad" caídos en combate o, en defensa de la patria, desean, en cambio, una suerte de fervoroso culto para la memoria del ex senador Guzmán Errázuriz. Algo parecido a la idolatría insensata que se impone con la figura de dictadores o predicadores telegénicos , cuyo fanatismo escapa la mas mínima obediencia al clamor por igualdad y justicia de los abandonados.
Jaime Guzmán fue un estudiante precoz, un voraz lector, un líder nato, un profesor brillante de derecho en teoría política y derecho constitucional , un orador mordaz, un político agudo , articulado y elocuente, un narciso intelectual de atípica austeridad para nuestro medio, un escolástico contemporáneo , un pensador bien informado con visión de futuro , un dogmático conservador y un esclavo de "la Fe". Pero no fue absolutamente nada de lo que se podría entender como poseedor de un elevado sentido de justicia popular. Más bien fue, y con indisimulado orgullo, todo lo contrario: amigo de pocos, feroz enemigo del comunismo y de los comunistas, nada a medio filo. De un modo atroz e intolerante, promovió la pena de muerte con implacable insistencia y hasta vio la mano de Dios en este apasionado y personal intento. Aun así, comulgaba todos los días. Creó su propio movimiento político y en su discurso a universitarios el ’89, hasta declaró que su intervención como civil en la dictadura tuvo la función de contener los abusos en DD.HH., de un gobierno militar que comparó con un caballo desbocado en esa materia y que el asesoró y aconsejó, desde tan cerca que su figura se confunde con el propio dictador.
Obteniendo solo el 17.19 % de los votos , fue electo senador por la séptima circunscripción senatorial de Santiago, usando el tramposo sistema binominal inspirado en la "filosofía" de que no siempre las mayorías tienen la razón y que ellos mismos impusieron en dictadura.
Luego de su paso por los Padres Franceses de Alameda, Se graduó en la pontificia universidad Católica el 68′ y declaró su admiración por el ex presidente y candidato presidencial Jorge Alessandri , con quien mantuvo una familiar amistad que habría de romperse para asesorar muy de cerca al General Pinochet. Por él escribió discursos , como aquel de Chacarillas, y de él también tomaría calculada distancia para legitimar su participación en la comisión Ortúzar , decretada por el Capitán General , para reemplazar la constitución política de Chile de 1925 con la del 1980 , piedra fundamental de el actual momento político, económico y social del país.
Autodeclarado neoliberal, fue ante nada un ideólogo , y uno con tremenda suerte. La dictadura le brindó el marco propicio e irresponsable que todos los iluminados "buscan" para imponer un nuevo orden social , sin resistencia política, jurídica ni popular. En un país bajo el control de bandos militares , sin libertad de prensa, sin congreso, ni partidos políticos, y con los derechos civiles suspendidos para los ciudadanos se fragua la "obra" constitucional de influencia e inspiración Guzmán, por mucho que Larraín u otros actuales seguidores insistan en que ahora tiene un montón de modificaciones y la firma de Ricardo Lagos Escobar , para quitarle ese halo de perversión tan propio de su creador.
Es impensable que, si en los ’80 hubiéramos salido de una dictadura de izquierda con una constitución redactada por ellos, y sometida a la aprobación ciudadana en medio del totalitarismo y el temor, la derecha chilena hubiera "permitido" su aplicación, o aceptado su "legalidad". Igual de impensable es que, a pesar de todo, crean que es posible un homenaje a la polémica y pública figura de Guzman o Krassnoff.
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