La reutilización social de los datos que administra el Estado es uno de los ejes más potentes en las emergentes estrategias que han emprendido diversas instituciones y servicios públicos de todo el mundo en el marco de las llamadas políticas de gobierno abierto.
La reutilización social de los datos que administra el Estado es uno de los ejes más potentes en las emergentes estrategias que han emprendido diversas instituciones y servicios públicos de todo el mundo en el marco de las llamadas políticas de gobierno abierto.
La implementación de estas iniciativas supone mejorar los niveles de transparencia y acceso a la información de la ciudadanía mediante la apertura de datos públicos y la reutilización de la información del sector público para promover la innovación cívica, la rendición de cuentas y el control social usando las tecnologías y redes digitales. A su vez, supone facilitar la participación de la ciudadanía en el diseño e implementación de las políticas públicas para incidir de esta forma en la toma de decisiones. Y, además, supone favorecer la generación de espacios de colaboración e innovación entre los diversos actores, particularmente entre las administraciones públicas, la sociedad civil y el sector privado, para co-diseñar y/o co-producir valor público, social y cívico.
La idea de datos abiertos implica publicar la información del sector público en formatos estándar, abiertos e interoperables, facilitando el acceso y permitiendo su reutilización para distintos fines. En ese marco, se ha posicionado el diseño y puesta en marcha de una “Hackatón”. Este último, se trata de un término usado en el ambiente hacker para referirse a encuentros de programadores, desarrolladores, periodistas de datos, científicos sociales, activistas cívicos u otros actores cuyo objetivo es el desarrollo colaborativo de software, aplicaciones para uso social o cívico, o plataformas que permitan hacerse cargo de problemáticas específicas vinculadas al interés ciudadano.
Se trata de generar nuevas soluciones a problemas de interés público a través del uso de la tecnología y plataformas digitales. En general, los resultados de este tipo de espacios son aplicaciones o servicios web que se cristalizan en prototipos que pueden potenciarse para contribuir a distintos propósitos de carácter público en los ámbitos de transparencia, monitoreo, rendición de cuentas, servicios de utilidad pública con foco ciudadano, entre otros. También pueden ser la base para promover nuevas formas de resolver problemas, analizar datos u otros fines de carácter cívico, social o político.
Algunos casos emblemáticos que pueden servir para ilustrar los beneficios de este tipo de iniciativas son, por ejemplo, las diversas aplicaciones cívicas generadas en “Desarrollando América Latina”, que organiza la Fundación Ciudadano Inteligente o, en el plano más específico, el proyecto “¿Dónde van mis impuestos?” de la Fundación Civio, en España, que permite visualizar y comprender los presupuestos públicos y comparar su evolución año a año.
Es en este contexto que el Consejo para la Transparencia (CPLT) se propuso avanzar en una línea de trabajo que permita aprovechar y potenciar este tipo de espacios a través de la organización y puesta en marcha del Primer Hackatón Cívico 2013. Se trata de una competencia abierta de desarrollo de aplicaciones de software que utilicen información pública, conjuntos de datos abiertos y servicios web, para resolver problemas específicos sobre los ámbitos de salud, educación, vivienda y calidad democrática. Para ello cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y UNESCO.
El objetivo final es promover el uso de información pública y tecnologías para construir soluciones digitales, útiles y prácticas para todos los chilenos; fomentar la cultura de transparencia, rendición de cuentas y reutilización de información pública con fines sociales y de interés público; y cultivar el espíritu colaborativo entre el Consejo, las instituciones públicas y actores diversos de la sociedad civil (personas, organizaciones, empresas).
Es un primer paso en el camino a consolidar un espacio al que hemos denominado “Laboratorio Cívico”, lugar de encuentro permanente pensado desde el desarrollo de una lógica colaborativa y abierta de trabajo con diversos actores, basado en la búsqueda de soluciones a problemas sociales, que se sustente en el uso y reutilización de la información pública como medio para fomentar la participación ciudadana y potenciar el co-diseño, co-creación y co-producción de innovaciones cívicas. Todo ello con el fin de canalizar y robustecer una aplicación práctica y ciudadana de lo dispuesto en la Ley de Transparencia Nº 20.285, vinculando las esferas de acceso a información pública con las posibilidades de participar y colaborar en el mejoramiento de lo público.
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