¡Malditos fumadores… paguen sus impuestos!

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Está bien. ¡Ok! Es políticamente incorrecto, no va en la moda de las nuevas defensas, pero bueno, en una economía de libre mercado el consumidor -se supone-, al menos, tiene derecho a pataleo. Hoy, algunos son gozosos consumidores de tecnología, otros de marraquetas, millones de seguros de salud, cientos de miles de automóviles y la gran mayoría de los habitantes de Chile requieren servicios sanitarios para tratar sus desechos.

Todos ellos tienen a su disposición una legislación que les asegura sus derechos de consumidor y que les permiten plantarse ante las empresas cuando estas cometen una falla o abuso en la entrega del respectivo producto o servicio, sobre todo si se trata de monopolios. No obstante, hay un grupo que al parecer no tiene similares derechos y vaya qué incongruencia ha tenido el Estado de Chile para manejarse con ellos.

No hay nada qué decir: el tabaco es perjudicial para la salud de quienes lo consumen y, también, para quienes conforman el entorno más cercano del vicioso, es decir, su propia familia.

El tabaquismo ha sido reprimido por la autoridad en muchas partes del mundo por su comprobada asociación con afecciones cardiacas y, por supuesto, por el cáncer pulmonar que provoca. En este sentido, España ha llevado la delantera entre las más talibanescas legislaciones para evitar su consumo y aislar a estos drogadictos legales de la hoja del tabaco. Este martes, en tanto, el Gobierno de Chile ha continuado la misma senda presentando el proyecto que endurece las restricciones al consumo en lugares públicos. Sí, aspirar este humo con nicotina, monóxido de carbono y alquitrán hace mal para la salud y están en lo correcto todos los argumentos para combatirlo.

Señor fumador, ¿le molesta lo anterior, cierto? Perdone las risotadas, pero no piense que alguien lo va a apoyar por denunciar tanta restricción o la escandalosa y conveniente “colusión” de precios entre el Estado y las tabacaleras. Lo sentimos mucho, pero esto no es el caso farmacias, donde sí se jugó con la salud de los chilenos. Acá, si su deseo es suicidarse con tabaco –"nada que ver con la salud"-, bien por usted, pero “nosotros cumplimos mostrándole a Don Miguel y subiéndole los impuestos, no más”.

Si usted es fumador, tendrá claro que hace pocos días los puchos subieron nuevamente de precio, en alrededor de unos $100 por cajetilla y, aunque tenga mala memoria, lo más probable es que recuerde que en mayo de 2010 subieron en $200 y que este año ya habían subido otros $100, en enero. Pero lo que usted tenga claro no importa, porque su vicio es mortal y tiene un rechazo social que amerita cualquier castigo legislativo o modificación tarifaria por parte del ejecutivo.

Seguramente, al consumidor nacional de tabaco no le provocará ningún orgullo ni le importará saber que Chile es el país más fumador de América o que cinco millones de sus compatriotas también comparten ese vicio, pero tal vez sí se hinchará su pecho canceroso al saber que las últimas alzas impositivas, en parte, están ayudando a la reconstrucción de Chile.

Sí, según ha informado BT Chile (ex ChileTabacos), debido a un aumento de tributos que comenzó a regir en agosto de 2010, sus puchos alcanzarán un alza de un 40% por sobre el valor que tenían antes del sismo, tras lo cual, el 82% de lo que usted paga por su cajita de 20 cilindros serán impuestos para el Estado.

Véalo como quiera: el terremoto es culpable de más alzas de sus cigarritos o, dicho en positivo, mientras usted compra una cajetilla –aunque sea un férreo concertacionista- estará ayudando fervientemente al Ministerio de Vivienda a levantar casitas en el sur…

Entonces, no se sienta mal por ser fumador: usted podría ser a las víctimas del terremoto lo que Felipe Camiroaga al Hogar de Cristo.

Es más. Para que no aplaque su consumo y siga siendo el “placer culpable” del Ministerio de Salud, sepa usted que su vicio no está tan mal visto por el Estado de Chile. Gracias a personas como usted, el Impuesto Específico a los Tabacos logró recaudar, en 2006, 426 mil millones de pesos, mientras que las gasolinas y el petróleo entregaron un impuesto específico de $529 mil y $302 mil millones, respectivamente. ¿Ve? El segundo mayor contribuyente de impuestos específicos lo conformó su vicio y no pregunte por la minería, porque ese año no aportaron un solo peso por el mismo concepto.

¿El 2007? Bueno, sí, ahí entró la minería a pagar el famoso impuesto específico (royalty), entregando $173 mil millones al Estado, mientras que por el mismo concepto la gasolina –que usted también consume-, pagó $633 mil millones. El petróleo hizo lo propio con 433 mil millones y su grupo de viciosos consumidores de tabaco aportó 455 mil 495 millones de pesos.

Mmmmmm… ¿algo no cuadra?

La situación fue similar en 2008, cuando la minería aportó 114 mil millones en impuestos específicos, mientras que los fumadores aportaron 504 mil millones con su respectivo tributo específico. Y si hacemos un promedio de los tres años anteriores para los datos del tabaco (no tenemos esa información a la hora de redactar), resulta que en 2009 nuevamente la minería está por debajo en impuestos específicos, aportando 84 mil millones al Estado chileno, contra los 462 mil millones que entregaron los fumadores.

Sí, sí, está claro. Este año, por el último cambio al royalty, el Estado estaría recaudando unos grandilocuentes 1.109 millones de dólares, es decir, cerca de 515 mil millones de pesos. Por eso, mientras esperamos los datos del tabaco para hacer la comparación, vaya a buscar un cigarro, enciéndalo donde pueda y disfrútelo. Al menos usted ha sido un buen contribuyente desde siempre, aunque no uno muy saludable.

Por acá haremos lo propio, mientras vemos cómo se pela este chancho.

Fuentes: Para datos de petróleo, gasolinas y minería, informe de la Tesorería General de la República, por solicitud del autor vía Ley de Transparencia. Para datos de tabaco, “Informe Financiero del Tesoro Público”, de la Tesorería General de la República. Cifra de impuesto específico del tabaco 2009 es un promedio de los tres años anteriores.

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Foto: Fumando espero y nunca desespero Jennygiraldo / Licenica CC