La Universidad Diego Portales dio a conocer su encuesta anual correspondiente al 2011. En lo referente a la evaluación política del Gobierno, el estudio no muestra mayores diferencias con otras encuestas: el Gobierno y el Presidente Piñera tienen una creciente mala evaluación ciudadana. Pero lo que más llama la atención es la fuerte caída en la confianza que los ciudadanos tienen de las instituciones chilenas. La única excepción son los medios de prensa: la televisión, los diarios y sobre todos las radios se mantienen o mejoran en su nivel de confianza.
Como era de esperar, quienes generan menos confianza son los partidos políticos (sólo un 7% confían en ellos) y el Parlamento (un 11%). Por su parte, en los Tribunales confía un 18% y en el Gobierno un 22% Estos son los más bajos y corresponden a los poderes del Estado y los actores políticos, se supone, el pilar de nuestra democracia. Luego, adicionalmente las bajas más ostensibles son las grandes empresas, que bajan de un 27,9% a un 16,5% y la Iglesia Católica, que baja de un 42,9% a un 24,1%
La caída de la confianza de los ciudadanos en las instituciones es un fenómeno que ya lleva un largo tiempo. Se trata de una tendencia y de un fenómeno de época; pero esta encuesta muestra que en Chile, este último año la velocidad de la baja ha sido mucha más marcada. ¿Qué podemos hacer con esto? Se trata de un momento crítico global; no solamente de un conflicto o un malestar pasajero: más bien está colapsando la lógica en la que descansa la legitimidad y la adhesión que necesita el sistema. Abordar esta crisis, en consecuencia, supone hacerse preguntas y buscar respuestas concretas sobre el modelo en el que nos relacionamos; el que nos impusimos a principios de los ’90 ya caducó, tuvo sentido en su tiempo, pero ahora necesitamos uno nuevo.
Los actores políticos no podrán eludir un debate ahora para modificar nuestro ordenamiento constitucional: se impone un cambio en las reglas del juego que sea construido participativamente, y que no sea un mero listado de reformas políticas (que son necesarias), que es negociado entre cuatro paredes. Se impone un avance radical en materia de descentralización, que pasa por la elección de los cores, pero que debe ir mucho más allá, a través de la elección de un gobierno regional y el traspaso efectivo de competencias a las regiones. Pero sobre todo es relevante abrir más y mejores espacios para la participación ciudadana, no sólo la consulta, sino la incidencia permanente de los ciudadanos en las decisiones que nos involucran a todos.
Junto a otras iniciativas ciudadanas a lo largo de Chile, estamos promoviendo y ejecutando sistemas de control y evaluación ciudadana de las políticas públicas, a través de indicadores de calidad de vida que son construidos participativamente que permiten observar los avances y retrocesos, pero sobre todo medir el grado de cumplimiento de los compromisos públicos, que es uno de los factores más relevantes de la pérdida de la confianza pública. Paralelamente, estamos promoviendo una ley de voto programático para Chile, que obligue a los candidatos a inscribir no sólo sus nombres, sino también sus propuestas y programas, que pasan a ser una obligación que la ciudadanía pueda cobrar por medio de plebiscitos revocatorios en caso de incumplimiento.
La democracia ya no puede ser un ejercicio formal cada cuatro años. La gente está más despierta e inteligente, con más conciencia de que los bienes públicos son de todos y que las elecciones no son más que un traspaso de soberanía para que los políticos administren bien estos bienes comunes. Sólo mediante herramientas y avances concretos se podrá revertir la desconfianza pública y generar un nuevo trato con los ciudadanos.
Mauricio Bugueño
Director Ejecutivo, Chiloé Cómo Vamos.
*Chiloé Cómo Vamos es miembro de la Red Territorios Ciudadanos.
Foto: Licencia Creative Comons Felixion
Comentarios
15 de noviembre
Es fundamental aprovechar el momento que vive el país para generar un clima de discusión y construcción de consensos mayoritarios. Y por supuesto que ya no sean entre cuatro paredes. Esta Red tiene una agenda territorial bien definida que hay que poner a conversar con otras propuestas. El eje central debe ser la profundización democrática y la sustentabilidad.
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