El mito urbano dice que si el alcalde Enrique Van Rysselberghe veía que la burocracia estaba atrasando mucho las acciones para enfrentar una emergencia, se olvidaba de los procedimientos establecidos y agarraba él mismo la aplanadora e iba a solucionar el problema de los pobladores penquistas.
Por acciones como ésta era conocido como El Realizador y recibía de vuelta el cariño de la gente que quería que la sacaran del barro cuando tenía el atado y no en el próximo invierno.
Medio siglo después, su nieta Jacqueline, quien también logró resonantes triunfos edilicios, ahora desde la Intendencia de la Región del Bío-Bío y aparentemente siguiendo una tendencia genética-política, habría hecho algunas cuchufletas para lograr subsidios para pobladores que no cumplían el requisito de ser efectivamente terremoteados.
Claro que esta vez, en vez de recibir el abrazo de agradecimiento, obtuvo este miércoles -justo en el día de su cumpleaños- un presente poco grato de parte del Senador Alejandro Navarro, quien no sólo denunció públicamente este hecho, sino que arremetió con acciones ante la Contraloría y probablemente ante el sistema de Justicia Penal. En tanto, el diputado democratacristiano Gabriel Ascencio soltó un rato el tema del helicóptero presidencial y quiso contribuir con el socialista agregando una acusación constitucional.
Van Rysselberghe fue grabada por asistentes a una reunión que tuvo en septiembre pasado con habitantes de la Población Aurora de Chile, de Concepción, a quienes les confidenció que había inventado una historia que le permitiera incorporarlos al grupo de las personas con casas dañadas por la catástrofe del 27 de febrero de 2010. ”Nosotros usamos el tema del terremoto y el tema del puente a favor de ustedes", sentenció la Jefa Regional, en la supuesta intimidad del contacto de una líder con su pueblo, asunto que no fue interpretado por todos de la misma forma, como el Senador Navarro. Por eso es que ella lo trató de “cobarde”. “No se deben usar grabaciones clandestinas”, subrayó.
Para Navarro, más allá del beneficio a los cerca de 350 vecinos de Aurora de Chile, "La intendenta cometió un grave error político y judicial, que es constitutivo de delito“, por cuanto –estima- se falsearon los antecedentes, además de que la autoridad regional, con su acción, le habría mentido al Presidente y a la Ministra de Vivienda.
Jacqueline Van Rysselbergue se defendió de la acusación indicando que probablemente no usó las palabras adecuadas en el encuentro y habría sido más cuidadosa si es que hubiese sabido que estaba siendo grabada. Explicó: "Cuando me refiero a que inventé una historia, me refería a que había juntado tres hechos distintos, el tema del puente, las personas dañadas y el tema de la vulnerabilidad de la población para darle una coherencia social y poder sustentar el proyecto ante el Ministerio (de Vivienda)".
Es decir, lo que hizo no fue más que construir lo que siempre los analistas de Palacio dicen que les falta a los políticos: un relato.
En el intertanto, y mientras La Moneda guardaba riguroso silencio –hasta que el Ministro Hinzpeter, en su veraniego papel de vocero llamó a guardar la compostura-, partidos de oficialistas y opositores, discrepaban frente a la legalidad del episodio que, en lo que va de febrero, ganaba el ránking de difusión con excepción de la esperada conferencia de prensa de Marcelo Bielsa.
Ahora, el tema que está en juego aquí, digámoslo, va más allá de lo sorprendente y cuestionable que es que una autoridad gubernamental postule subsidios con papeles truchos ¡ante su propio gobierno! Lo que tenemos en juego es una disputa política a dos o tres años plazo, con bastantes antecedentes previos.
Claro, porque no es primera vez que la Intendenta y el Senador se encuentran en la arena política. Desde que ella, con su pinta pelolais, era La Coca, y él, con su aspecto y discurso de estudiante pobre-repobre, era El Jano, en la Universidad de Concepción, que vienen disputando puestos principales en la escena penquista.
Él se hizo fuerte en la representación parlamentaria y ella, paso a paso, se transformó en una máquina recolectadora de votos inigualable en el ámbito municipal, ganándole por lejos a quien la Concertación le pusiera adelante. Ambos con sorprendentes méritos, porque el socialista tuvo que desbancar a una figura notable como era José Antonio Viera-Gallo, en tanto que ella tuvo que transformar a una zona eminentemente izquierdista en conservadora.
Por cierto, en ambos extremos, no faltaron los que vocearon que la Presidencia de la República debería ser para La Coca o para El Jano. Más aún cuando las encuestas los han instalado persistentemente como los principales referentes políticos de la comarca.
Hoy, él se prepara para la reelección, pero ciertamente tendría mayores posibilidades si su competidora estudiantil no se presenta en la disputa a la Cámara Alta, como ya se da por hecho. No hay que olvidar que Concepción y sus alrededores es la única circunscripción en que persiste el doblaje de la oposición en el Senado. Y Navarro, un díscolo que se apartó de la Concertación, tendría que derrotar al DC Sabag -cacique territorial- o quien lo reemplace por parte de la Concertación más su compañero de lista si aquél va aparte, o a La Coca y quien la acompañe. En una de esas, salen los dos y siguen tirándose piropos en el edificio de la Avenida Pedro Montt de Valparaíso.
En este marco, y considerando que la activa pero “cero filtro” autoridad regional -no olvidemos que a fines de 2010 tuiteó que le había producido placer el despido de una funcionaria concertacionista y tiempo atrás se rió de la gordura de Bachelet- le consiguió una chorrera de votos al candidato Piñera y que hoy obtuvo el inmediato blindaje de la UDI, lo más probable es que no obtenga más que una suave reconvención de parte de La Moneda. No sería nada de extraño incluso que capitalice la ira pobladora, más aún si se llega echar atrás el mejoramiento habitacional de Aurora de Chile. Porque terremoteados o no, estos pobladores necesitan una solución, sea o no sea al estilo del ADN de Jacqueline, que hasta ahora le ha traído puros dividendos.
El problema comunicacional de Van Rysselbeghe está en que si bien esta defensa sobre el relato es coherente, no se condice con aseveración de que habría tenido otra actitud si sabía que la estaban grabando, ni tampoco con sus dichos iniciales de que estaba hablando con viejecillas que no entendían ni jota. Tampoco es buena idea que se lance con diatribas contra Navarro ni que lo amenace con querellas por casi calumnias. Menos que se haya colgado de una conversación con el titular de Interior para dar la impresión de que todo estaba bien, cuando en una de esas, pese a todos sus escudos udísticos, la cosa no está tan bien. Lo que está absolutamente claro, por ahora, es que -como dicen en los medios electrónicos- esta es… una noticia en desarrollo.
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Comentarios
23 de febrero
Doy esta opinión con el prurito algo tardío de auscultar en el sentido de sus textos sobre la Coca, como usted tan familiarmente trata a la señora Van Rysselberghe. Creo que, a través de sus entradas sobre la intendenta, se puede sorprender a muchos inadvertidos, proclives a caer en la ambigüedad del comentario complaciente; aquel que suprime del culpable todo vestigio de inmoralidad reemplazándolo por juveniles y heroicas tendencias hereditarias al desorden y al camino propio (nunca tan malas según una lectura concienzuda de sus dichos). Le puedo asegurar que lo del abuelo de esta funcionaria de confianza, no es más que la confirmación del caciquismo que parece envolver a toda esa familia; entendiendo por caciquismo la voluntad de arrogarse la conducción de los más pobres con jugosas y paternales ofertas, en beneficio de ese voto cuasi ciudadano que perpetúa al cacique, basado en la ignorancia y la desinformación de sus eventuales electores. No creo tampoco –así como se percibe el actual manejo de la reconstrucción- que, la cifra citada en su foto, sea un guarismo que se haya contrastado con la realidad. Atentamente,
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