El Presidente de Chile habló ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 23 de septiembre de 2010 y abordó en su mensaje el tema indígena, cuando 34 comuneros mapuche cumplían 74 días en huelga de hambre en diversas cárceles del sur, sin avizorarse una solución. Previamente, el Gobierno envió al Congreso un proyecto de Ley para modificar la Ley Antiterrorista, instrumento legal invocado para aplicar sus normas en procesos en donde los principales imputados son indígenas acusados de actos de violencia en el marco de reivindicaciones territoriales. La huelga se inició el 12 de julio y las demandas de los huelguistas apuntaron a desestimar la aplicación de dicha Ley y traspasar las causas al imperio de Tribunales civiles o penales normales. En suma, los comuneros presos solicitaron un debido proceso.
El Gobierno conservador no ha entendido a cabalidad la naturaleza e importancia del conflicto indígena y tiende a tratarlo como un asunto de delincuencia terrorista, contribuyendo con su desinterés a criminalizar a toda una etnia, en este caso la mapuche (hombres de la tierra). Se resistió a negociar una salida política y radicó en el parlamento las posibilidades de un camino legislativo, en tanto hizo todos los esfuerzos para deslindar responsabilidad y endosar a la Iglesia las alternativas de mediación. Todo, con la convicción de que el Gobierno no podía actuar “bajo presión”.
La realidad ha ido por otros caminos. La prolongada huelga de hambre, que traspasó las fronteras del país ha tenido un impacto fundamental en la subjetividad ciudadana, logrando generar cientos de eventos solidarios en todo Chile, movilizaciones crecientes de masas juveniles, la adhesión de todas las redes de organizaciones progresistas, de artistas y académicos y el respeto de los partidos políticos: es una huelga que ha suscitado como nunca el interés y la preocupación ciudadana por la lucha reivindicativa de los mapuche. No se trata solamente de un grupo de presos que reclaman mejores derechos procesales y algunos beneficios penitenciarios. Ninguno de los imputados es delincuente ni tiene entrenamiento guerrillero. En realidad, los mapuche –históricamente- han sido un pueblo pacífico. Pero es evidente, que más de 500 años de opresión social y cultural han hecho mella y la huelga de hambre viene a ser, en ese sentido, la punta de un volcán.
El Presidente de Chile y su entorno ministerial no logran comprender la magnitud de este proceso. Y Piñera cree que formulando ideas retóricas y buenas intenciones ante Naciones Unidas podría estar salvando lo sustancial del proceso, equivocando los ritmos, desconociendo ciertas constantes históricas y sobre todo, mostrando un inexcusable desconocimiento del camino que los Pueblos originarios han recorrido en Chile desde el Pacto de Nueva Imperial en 1989 hasta el 2009. En ese sentido, es interesante analizar a fondo (como hago en el archivo que adjunto a esta entrada) los dichos del Presidente en Naciones Unidas y develar las contradicciones de un discurso que revela importantes limitaciones en el tratamiento del tema indígena.
(*) Domingo Namuncura es ex Director Nacional de Conadi
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Comentarios
25 de septiembre
Si Piñera habló en la ONU de siglos de dejación y mal trato a los pueblos originarios, lo primero que corresponde afirmar es cual es la REPARACION que se hará por ese daño. Un trato especial a los pueblos originarios, no es contrario a la democracia, porque es una REPARACION.
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