Quedan 14 semanas para que el reglamento que acompaña y complementa la Ley Etiquetado Nutricional de Alimentos (LENA) entre en vigencia. Faltan la firma de la Presidenta Bachelet y la toma de razón por la Contraloría.
Su historia empezó con el reglamento que se aprobó en diciembre 2013. En mayo 2014, el Ministerio de Salud (MinSal) del nuevo gabinete, prorrogó la entrada en vigencia de LENA a junio 2015, porque, según el Dr. Tito Pizarro «se ha reconocido que el reglamento está mal hecho«. En el mismo artículo, la diputada Marisol Turres (UDI) comenta que «es un plazo demasiado largo, y los índices de obesidad que tenemos en el país y de enfermedades que derivan del excesivo consumo de sal ameritan un estudio lo más rápido posible para que la ley entre en vigencia”.Durante el proceso del análisis de las reacciones, se desató una fuerte discusión entre el Ministerio de Salud y otros ministerios como el de Economía, Agricultura, Hacienda y Relaciones Exteriores. Resultó que, lo que algunos declaran un tema meramente técnico (¿cuándo contiene un alimento un exceso de sodio, azúcar o grasa?) se convirtió en un problema político, de poder y de lobby.
Poco después se abrió una consulta pública con una propuesta alternativa, elaborada por una comisión técnica. Según CIPER, se generaron 350 opiniones y más de mil sugerencias. Sobre esta base el MinSal elaboró una propuesta final.
Durante el proceso del análisis de las reacciones, se desató una fuerte discusión entre el Ministerio de Salud y otros ministerios como el de Economía, Agricultura, Hacienda y Relaciones Exteriores. Resultó que, lo que algunos declaran un tema meramente técnico (¿cuándo contiene un alimento un exceso de sodio, azúcar o grasa?) se convirtió en un problema político, de poder y de lobby.
MinSal descartó presiones por el reglamento y el subsecretario de Salud, Jaime Burrows (DC) dijo que «aquí no hay negociación«. Una semana después, Pulso publicó que » Salud admite que hará cambios al reglamento tras consulta pública». Katia Trusisch (PPD), subsecretaria de Economía había enfrentado a Jaime Burrows, y mientras algunos políticos opinaron que era la sola responsabilidad de MinSal, otros dijeron que si la ley fue firmada por dos ministros, el reglamento lo tienen que firmar también.
La entonces Ministra de Salud, Molina presentó una flexibilización de entrada en vigencia a 4 años en las cámaras del Senado y de los Diputados. El senador Guido Girardi (también PPD), fuertemente en contra de la industria alimentaria, curiosamente, se puso de acuerdo con la nueva propuesta.
La flexibilización o gradualidad de la implementación significa que en 4 años después de entrar en vigencia el reglamento llegará a tener los límites estrictos de la propuesta original. Sin contar el tiempo para comenzar a regir que son mínimo 6 meses pero normalmente entre 12 y 36 meses. En el peor caso tenemos límites más altos que los del reglamento de Mañalich hasta 2020…
Las objeciones de los otros ministerios fueron muy similares a los de la industria alimentaria. No quieren límites generales (para alimentos sólidos o líquidos) si no para categorías de alimentos. Su argumento es que no se puede comparar vienesas con cereales de desayuno. Pero, ¿quién lo hará o por qué?
Tampoco quieren límites por 100 gramos o 100 ml si no por porciones. Según la industria, consumidores comen porciones y no múltiples de 100 gramos. Sin embargo, consumidores quieren comparar productos, algo imposible cuando los fabricantes usan porciones de, por ejemplo, 37 o 23 gramos.
Además, la industria siente que con el logo «exceso de» en forma de un disco Pare negro, se demoniza sus productos, aparte de confundir a los consumidores. En cambio, MinSal razona que de esta manera, los consumidores puedan hacer una elección informada y rápida cuando compran alimentos.
La Dra. Cecilia Castillo escribió recientemente en su blog que las negociaciones dentro del gobierno le causaron nauseas por los malos resultados para la salud pública. Con la gradualidad a 4 años está la última decisión en manos del próximo gobierno.
Expertos preocupados se organizaron en el Frente por un Chile Saludable y rechazaron los cambios. Solicitan a la Presidenta volver al reglamento originalmente propuesta con sus límites estrictos que hay que implementar de una vez y dentro del periodo de este gobierno en una carta abierta. Lo mismo hicieron los diputados la semana pasada. Cierta gradualidad podría ser considerada para dar más tiempo a las pequeñas y medianas empresas, como han hecho Argentina con sus límites máximos de sodio y Ecuador con su etiquetado en forma de semáforo.
Según la industria los límites estrictos son inalcanzables. Sin embargo, existen productos «light» y bajo en sodio, calorías, etc. La tecnología está disponible o se está desarrollando. Límites estrictos motivarán la industria a reformular sus productos y contribuir a un Chile más saludable.
Contrario a lo que afirma Libertad y Desarrollo, para disminuir los índices de obesidad y enfermedades asociadas a la mala alimentación, sí se necesita un Estado que decida qué productos le parecen más dañinos y por lo mismo ameritan ser rotulados «exceso de…». No basta con educación e información adecuada para comprender lo que se come. Como escribieron Dr. Contreras en el blog de la OPS y Dr. Peña en estas páginas, salvar la ley y su reglamento es un deber del Estado. ¡Hay que hacerlo ya!
Comentarios