Conversando sobre la ausencia de probidad en la sociedad chilena, en relación con la elección de candidatos que participaran y nos representarán en las próximas elecciones, se me vino a la mente el concepto empleado por el Presidente Piñera respecto de todos quienes, durante la dictadura, prefirieron callar frente a crímenes conocidos.
Chile está enfermo, sin lugar a dudas, como ya he expresado en columnas anteriores; nuestro interés por destacar los errores del adversario nos ha dañado nuestra capacidad de autocrítica y ello ha conducido a que estemos todos en venta. Pero olvidémonos un poco de las presidenciales y vayamos a un plano municipal local, ¿cuántos de ustedes han conocido irregularidades en el aparato público que han callado para cuidar la pega? ¿Cuántos de ustedes son cercanos a algún concejal que no fiscaliza? ¿Cuántos de ustedes aprovecha contactos en Dideco para obtener una canasta familiar sabiendo que no le corresponde? Estamos enfermos, porque la probidad la exigimos en los altos cargos públicos pero no la defendemos donde sí podemos hacerlo, convirtiéndonos en cómplices pasivos.
Chile requiere de un cambio cultural pronto, la olla social está a punto de explotar y la culpa no la tiene ni la dictadura, ni la concertación, ni la derecha, ni la izquierda, la tenemos todos nosotros, porque no hacemos nada para aportar y perdemos el tiempo desahogándonos con el adversario a quien realmente no le sirven nuestras catarsis.
Criticar y después aplaudir es algo que seguirá pasando, por eso hay que propiciar acciones republicanas que busquen terminar con el fundamentalismo imperante, porque mientras no se reintegre la educación cívica, es nuestra responsabilidad (aunque siempre lo fue).
Habrán quienes sostengan que la dictadura nos hizo individualistas gracias a un modelo neoliberal que fue creado para hacernos esclavos y bla bla bla, pero puedo asegurarles que dichas personas también se restan de denunciar aquello que saben que no está bien.
Todos fuimos, somos o seremos cómplices pasivos en algún momento de la vida, porque en nuestro silencio e individualismo tendremos que avalar algo que sabemos que no es correcto y así no más es. Queremos ser idealistas y buscar un mundo igualitario, pero sabemos en el fondo de nuestro ser que nuestro esfuerzo por el colectivo merece una recompensa individual mayor que la que podrían recibir aquellos beneficiarios que no hicieron nada para conseguirla, y eso por esencia rompe el ideal inicial.
No sé ustedes, pero estoy medio cansado del fundamentalismo ideológico que está apoderándose del país, ese que pretende cambiar la cosmovisión de todo aquel que piense distinto. Sorprende cuando ñurdos y diestros sostienen que producto de que me identifico con la centroderecha y milito en Renovación, es absurdo que me caiga bien Boric, que pueda valorar al Presidente Lagos o que converse con el Senador Tarud de vez en cuando. Pero en la izquierda pasa lo mismo e incluso aún más rígido, por eso todo lo que hace Piñera es macabro, lo de Allamand responde a individualismo sectario y de la UDI solo se pueden esperar golpes de Estado y el fin de la anticoncepción.
En serio estoy cansado, quizás por eso envío y envío propuestas con un serio carácter social para que lleguen tiempos mejores, porque no creo que la crítica destructiva permita remediar el asunto, el cambio vendrá dado por lo que hagamos para sumar. Ayer cuando Andrés Velasco sostenía que, a su modo de ver, era innegable el rol del Presidente Piñera sobre el crecimiento, inmediatamente millones saltaron a criticarlo; años atrás Ricardo Lagos Webber hizo un comentario similar y también fue faenado por hablar bien de las ideas de derecha.
A quienes destacamos las acciones de Daniel Jadue en Recoleta también nos llegaron retos, paradójicamente después varios municipios lo imitaron. Hoy con los drones de Joaquín Lavín pasó lo mismo, primero lo crucificaron al pensar que los encargados andarían espiando y luego lo imitaron desde la Intendencia para limpiar el aire de Santiago. Criticar y después aplaudir es algo que seguirá pasando, por eso hay que propiciar acciones republicanas que busquen terminar con el fundamentalismo imperante, porque mientras no se reintegre la educación cívica, es nuestra responsabilidad (aunque siempre lo fue).
Los invito a dejar de ser cómplices pasivos y empezar a denunciar los actos inadecuados que ocurren cerca de ustedes, porque es irresponsable delegar esa labor a quienes transitan en la otra vereda, ¿o acaso le piden a su vecino que limpie su patio?
Y a quienes creían que hablaría de Derechos Humanos, Punta Peuco y Pinochet… OOOOSOOOOOO, ja ja ja (me sigue cargando que se crea que inteligencia y seriedad van de la mano).
Comentarios
12 de agosto
Yo tengo un hecho que denunciar. Digo que hay un sistema económico financiero político que facilita las cosas para algunos, que son los menos, pero para el resto las mismas cosas resultan de complicadas a imposibles.
Los menos se adueñaron del sistema y en esa posición no tienen interés por extender los beneficios que tienen en el sistema hacia quienes no lo tienen.
Cuatro ejemplos. En el primero evito la descripción del problema para dar la solución. Uno, ningún empleado público debiera trabajar para el Estado por más de once años.
Dos, las personas con menos recursos debieran poder acceder a créditos y estos debieran ser los más económicos del mercado. Hay personas que no pueden acceder al crédito y muchos, cuando lo hacen, pagan los intereses más caros llegando hasta perder incluso su casa.
Tercero, los muchos menos asignan bajo su decisión y a veces conveniencias todo el Presupuesto Nacional y los muchos más no tienen posibilidad alguna de asignar siquiera una porción de él.
Cuarto. Los menos tienen una estructura que genera utilidades que no comparte beneficios con los más. La solución es crear la estructura que rente utilidades a quienes hoy no las tienen o necesitan algo mejor.
Esto es lo que denuncio todos los días, pero no hay institucionalidad que reciba estas denuncias. No hay personas honorables en el Gobierno que defiendan este derecho de todos a recibir formas de organización 2.0
Piñera no lo hizo y nunca lo haría…
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