Recientemente se ha innovado en la infraestructura de los trenes metropolitanos o metrotren, como es conocido generalmente, con el único objeto de evitar la evasión. Se instalaron al efecto numerosos torniquetes en la estación central y algunas otras del recorrido al sur, además de aumentar el personal de control. Se innovó en el boleto mismo, insertándole un código de barras. Todas estas medidas al parecer, o eso quieren hacernos creer, provocaron el alza del pasaje de forma sistemática a lo largo de los 3 años. Sin embargo hay un pequeño detalle que se les olvida a quienes manejan esta empresa, que ahora se hace llamar Trenes Metropolitanos S.A., y es el objeto principal de su actividad: el transporte en tren de pasajeros.
Hoy por hoy son cada día más las localidades que sirven de dormitorio al gran Santiago. Son numerosos los ejemplos y la demanda de medios de transporte para poder llegar al hogar o al trabajo es creciente. Sin embargo el servicio, lejos de mejorar por este mayor uso, y por consiguiente mayores ingresos, ha empeorado y sigue a la baja. La frecuencia es cada vez peor y la supresión de trenes que solucionaban en alguna medida la alta demanda en horarios punta, sorpresivamente han sufrido cambios de horarios y en algunos casos derechamente han sido suprimidos. Esto provoca mayor aglomeración, una mayor urgencia por subir al tren al borde de la desesperación, puesto que el siguiente solo inicia el viaje en una hora más, es decir, llegarás 2 horas más tarde. Mención aparte merecen los trenes mismos. La maquinaria no ha sido renovada en años y no se avizora un cambio en el corto plazo.
En suma, después del escándalo que provocó el mal manejo de los trenes hace algunos años se esperaba una reacción por parte del Estado, dando un golpe de timón al servicio. Sin embargo, hoy los esfuerzos parecen ir hacia otra dirección: evitar la evasión. Nuevamente los clientes, sujetos a este verdadero monopolio, deben seguir aguantando a diario la evidente lesión a sus derechos que se produce por la desigualdad entre el gravamen que deben ineludiblemente sufrir, el precio, y el servicio que se les presta a cambio del mismo.
A todas luces una injusticia silenciosa en los medios de transporte de nuestro querida capital, que sumado a los problemas del Transantiago sitúan a quienes viven en las afueras de Santiago en una desmejorada posición y una disminución evidente a su calidad de vida.
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Foto: Germán Saavedra / Licencia CC
Comentarios
27 de julio
He tenido que ir a Paine unas cuantas veces estos dias, y comparto plenamente las criticas que se hacen aqui al servicio: es pesimo. Y si yo, que no soy viajera asidua, sino que ha sido por una situacion puntual, me doy cuenta del pesimo servicio, no quiero ni pensar en la gente que tiene que hacer el trayecto todos los dias.
El Metro y el tren estan peor que antes, que ya es decir, ¿que explicacion tiene este «tecnocratico» gobierno de haber hecho peor las cosas?
+1
27 de julio
Cabe consignar que en épocas de vacaciones la situación se vuelve todavía mas crítica con el famoso «Buin Zoo», al cual incluso le construyeron una estación propia y que provoca el colapso diario tanto desde Rancagua hacia el norte como desde Santiago al sur. Realmente no se puede ni siquiera subir para ir al trabajo, y si lo logras vas peor que el metro.
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