Cuando hablamos de áreas verdes, siempre se nos viene a la mente una zona con alta densidad arbórea, extensos jardines verdes, con rociadores regando esporádicamente, jardineros haciendo obras de mantención, amigables senderos, asientos, esculturas, fuentes de agua y una agradable brisa fresca; no obstante, al parecer las expectativas están cada vez más alejadas de la realidad y se hace necesario definir que entendemos por área verde inserta en una ciudad.
Ante esta situación se podría cuestionar la calidad de parques que los municipios ofrecen a sus comunidades si consideramos que un área verde tiene como objetivo la captura del carbono, la protección de la biodiversidad, la mejora de la calidad del aire, el control de la temperatura urbana, el desarrollo de la actividad física y la integración social.
En el primer informe que realizó el Ministerio del Medio Ambiente en Chile, sobre el estado del medio ambiente en el país podemos ver, en el capítulo seis, la definición de “Área Verde”: “superficie de terreno destinada preferentemente al esparcimiento o circulación peatonal, conformada generalmente por especies vegetales y otros elementos complementarios” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2007, p. 4). Esta definición es deficitaria, debido a que deja abierta la posibilidad de que un área verde sea considerada como tal a pesar de carecer de vegetación.
De acuerdo al Plan Regulador Metropolitano de Santiago, las áreas verdes “corresponden a los espacios urbanos predominantemente ocupados (o destinados a serlo), con árboles, arbustos o plantas y que permitan el esparcimiento y la recreación de personas en ello” (Secretaría Regional Ministerial Región Metropolitana, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2007, p. 5). Aunque esta definición es más estricta al incluir la existencia de vegetación sólo a la Región Metropolitana de Santiago. Por otro lado, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), actualmente Ministerio del Medio Ambiente, definió las áreas verdes como espacios urbanos o de periferia a éstos, predominantemente ocupados con árboles, arbustos o plantas, que pueden tener diferentes usos, ya sea para cumplir funciones de esparcimiento, recreación, ecológicas, ornamentación, protección, recuperación y rehabilitación del entorno o similares (Comisión Nacional del Medio Ambiente, 2002). Esta definición entrega una visión más amplia del concepto de áreas verdes, ya que incorpora la función ecológica que brindan. No obstante a las definiciones expuestas, la implementación de áreas verdes sigue siendo algo muy relativo.
El estado ha hecho esfuerzos importantes para aumentar las áreas verdes en todo el país, apuntando a instaurar estos espacios como un derecho para los habitantes de un sector altamente poblado, sin embargo el diseño de algunos espacios están restringidos por el presupuesto destinado a las obras y la restricción que provoca la escasa mantención que pueden realizar los municipios. Ante estas limitantes, los proyectistas de áreas verdes, han solucionado estas condiciones con un nuevo concepto que le llaman el “paisajismo seco”.
El paisajismo seco tiene como característica principal la baja densidad de vegetación, el bajo consumo hídrico de sus especies, junto con un alto porcentaje de su superficie con pavimentos de distinto tipos. Las grandes zonas de pavimentos, se complementan con adoquinados o la colocación de piedras o algún tipo de material fino de colores; como por ejemplo el maicillo y el ladrillo molido. Estas zonas deben evitar el surgimiento de malezas, en general se aplican productos herbicidas o comúnmente llamados “mata malezas”, pero para evitar la aplicación periódica del producto, en algunos casos optan por colocar geotextil entre el suelo y el recubrimiento superficial, para evitar el surgimiento de vegetación no deseada.
El paisajismo seco es una tendencia en aumento en todo el país, no solo en los proyectos nuevos, es común ver remodelaciones en parques y plazas públicas, en donde reemplazan el clásico concepto de área verde, por un paisajismo de bajo costo de mantención. Ante esta situación se podría cuestionar la calidad de parques que los municipios ofrecen a sus comunidades si consideramos que un área verde tiene como objetivo la captura del carbono, la protección de la biodiversidad, la mejora de la calidad del aire, el control de la temperatura urbana, el desarrollo de la actividad física y la integración social. Todos conceptos muy plausibles, pero falta normativa que los haga medibles, al revisar distintas licitaciones públicas relacionadas con el desarrollo de paisajismo, ninguna indica como referencia alguna normativa al respecto, restringiendo el diseño solo al factor económico.
El diseño de un paisajismo de bajo costo de mantenimiento; renuncia a combatir la desertificación, aleja a sus potenciales usuarios e inserta especies no nativas, no obstante entre la disyuntiva de tener un sitio eriazo o una zona de paisajismo seco, es preferible lo último, pero es necesario tener en cuenta que la calidad está lejos del ideal.
Comentarios
01 de febrero
Se entiende que no tengan pasto, ¿pero tampoco árboles? No es necesario prescindir de ellos porque hay muchas especies adaptadas a la sequía. El concepto de plazas duras, con todo ese cemento al sol, solo contribuye a las islas de calor y no invitan a la reunión.
+1
06 de febrero
Muy de acuerdo