Ya estamos a pocos días de las elecciones municipales, cuando los ciudadanos tenemos la opción de elegir a alcaldes y concejales para conformar el gobierno local que definirá el futuro de nuestros barrios, por al menos cuatro años. Bien es sabido que en época de campaña todo vale y prometer es gratis pero, este año en particular, ha llamado la atención la proliferación de ofertas de ciclovías por parte de los candidatos. Situación que alegra por su masificación y por plantearse como un elemento deseable, sin embargo, preocupa la liviandad con las que se proponen tales acciones, bordeando en el cliché.
«Mucho se habla de construir nuevas ciclovías, pero nadie habla del estándar con las que éstas se ejecutarán.»
El peligro de caer en la categoría de la moda es, antes que nada, el incumplimiento del mismo compromiso o en una errónea interpretación del mismo. Todos prometen ciclovías, pero, ¿cuántos proponen un plan integral de movilidad?, ¿cuántos de verdad han pensado en la bicicleta como una pieza de movilidad urbana integrada a un sistema?
Mucho se habla de construir nuevas ciclovías, pero nadie habla del estándar con las que éstas se ejecutarán. Conocemos muchos ejemplos de ciclovías construidas posterior al manual “Vialidad ciclo-inclusiva” elaborado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) que, derechamente, contravienen las recomendaciones, blindándose tras tecnicismos o vacíos en el mismo. Criterios como la apropiación de la calzada por parte de la bicicleta, la reducción de velocidad y la fiscalización vehicular pasan al olvido, reforzando una postura anecdótica que ve a la bicicleta como un simple modo recreativo.
Pero la bicicleta es más que eso, es un actor dentro de un escenario mucho mayor de transformación urbana, donde lo que prevalece es la movilidad de sus ciudadanos, sin comprometer la calidad de vida de los mismos.
Los vecinos en esta elección merecen soluciones de movilidad desde su comuna y quienes trabajan y la dinamizan, merecen alternativas de accesibilidad a ésta. ¿Cómo?, basándose en la intermodalidad de un sistema que empuja la movilidad sustentable cimentado en transporte público (en sus diversas formas) y los medios no motorizados, alejándose del modelo sustentado en el automóvil como medio esencial.
En esta línea encontramos municipios como el de Santiago que, gracias a una estrategia integral empujada con decisión por sus autoridades, sólo este año ganó el Sustainable Transport Award y otros reconocimientos de la misma línea, premiando no sólo los resultados sino también las iniciativas y riesgos tomados para impulsar un nuevo paradigma de movilidad integral.
Es por eso que la participación de los ciudadanos y los compromisos de los candidatos es vital para mejorar la calidad de vida, la movilidad urbana y potenciar el desarrollo de una ciudad enfocada en las personas. La ciudad se construye entre todos y este 23 de octubre nos toca nuestra parte, marcar por el cambio que queremos ver en nuestros barrios y nuestras ciudades.
Comentarios
24 de octubre
Hay múltiples motivos para fomentar el uso de la bicicleta y del caminar.
Saludos
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