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Aldea Santa Elena: ¿Por qué para el gobierno ya no somos damnificados del 27F?

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El año pasado compartí la historia de nuestra aldea Santa Elena, surgida inmediatamente después del terremoto del 27 de febrero de 2010. En aquel entonces, 140 familias damnificadas de Coronel, más de 600 personas, hicimos del cerro Corcovado el lugar donde buscar refugio. Primero nos reunimos para entre nosotros ayudarnos a superar el miedo y la incertidumbre tras la tragedia, y después organizarnos para recibir la ayuda del gobierno y los organismos internacionales y luchar por una solución definitiva para el problema habitacional que el terremoto nos provocó.

Aquí pasamos un primer invierno, el del 2010, con viviendas provisorias, pero esperanzados que al siguiente año nuestra solución estaría lista o bien encaminada. Y llegó el segundo invierno, el del 2011 y la reconstrucción seguía sin llegar. Y ya estamos entrando al tercer invierno y pese a las promesas, aún nada pasa y una amenaza peor vemos en el horizonte las familias que seguimos aferradas a este cerro.

Hace unas semanas en nuestra región vivimos uno de los temporales más fuertes del último tiempo. El delegado presidencial para campamentos, Felipe Kast, junto con nuestro alcalde, Leonidas Romero, el intendente Victor Lobos y  el equipo del Minvu, vinieron con el propósito de verificar en terreno todo lo que había pasado acá en la aldea con el temporal de viento y lluvia. Nos presentaron a un funcionario, de apellido Flores, que sería el encargado de campamentos y aldeas. Aproveché la oportunidad de preguntarle en qué se encontraba nuestro proyecto habitacional, recibiendo como respuesta que estaba en los últimos afinamientos y que en muy corto plazo estaría listo. La respuesta nos dejó más tranquilas a las familias de Santa Elena, confiando en él y en el delegado presidencial.

Sin embargo, era una más de las mentiras de este gobierno, que juega con la dignidad de nosotros y con nuestros sueños de vivir en una casa digna, aquí en el cerro Corcovado. A raíz de la visita, el municipio realizó el catastro de daños del temporal, ya que informaron a nuestro alcalde que el gobierno regional enviaría materiales para reparar las viviendas que sufrieron daños de techumbre, caballetes, etc. Al día siguiente, el alcalde fue al gobierno regional a presentar el catastro, pero por razones que desconozco le negaron la ayuda rotundamente. ¿Qué buscaba el gobierno con pedir la información si después no responderían a la información entregada por el municipio? ¿Aparecer en la prensa manifestando su preocupación pero cuando las cámaras ya no estuvieran desentenderse del problema?

Hoy nuevamente estamos devastados. Este temporal, que en el norte ocasionó pocos problemas, para nosotros fue como un segundo terremoto. Nuestras viviendas son de emergencia y estando ubicados en la altura del cerro, estamos expuestos a un viento más fuerte. El frío y la humedad son terribles. Llevamos tres inviernos en esta situación y no queremos pasar un cuarto invierno en las mismas condiciones. Nosotros amamos este cerro, para nosotros su vista al mar se transformó en el más hermoso consuelo, construimos las primeras carpas de nylon con las manos y participamos en la construcción de nuestras viviendas de emergencia. No queremos quedarnos sin casa, sin barrio, sin arraigo por segunda vez. No podemos perderlo todo nuevamente. No hay corazón que aguante.

La semana pasada recibí un llamado de la funcionaria Carmen Cartes, del Minvu, citándome a reunión con mi directiva para hoy jueves 7 de junio a las diez y media de la mañana en el Departamento de Aldeas y Campamentos del gobierno regional. ¿El motivo? Dejaríamos de ser aldea, convirtiéndonos en campamento. Me decía ella que en realidad era lo mismo, y si no aceptábamos no podríamos construir nuestras viviendas en el cerro Corcovado, situación de la cual nuestro alcalde no fue notificado, ya que fui yo quien le informó.

Nuestra indignación es grande. Un día somos aldea y al otro no. Nos sentimos parte de un terrible juego del gobierno. De las estadísticas de la reconstrucción desaparecerá una aldea y cientos de damnificados por un simple cambio administrativo. El gobierno pondrá esa mejora en las cifras en el haber de su gestión de la reconstrucción, pero nosotros seguiremos sin nuestra solución. Misión cumplida, dirán ellos. Pero para nosotros nada se ha cumplido: como campamento la urgencia habitacional ya no sería la misma, seríamos catalogados como toma común y corriente. No quiero desmerecer a otros campamentos, pero si el nuestro partió como una toma fue a causa del terremoto el mismo 27 de febrero de 2010. La nuestra fue una toma de damnificados, no una toma de gente sin casa. Al poco tiempo nos dieron la calidad de aldea. Fue en esa calidad que nosotros, la municipalidad, intendencia, gobierno central y organizaciones internacionales (como el fondo de viviendas CERF de las Naciones unidas) empezamos a gestionar recursos destinados a las familias que habían sufrido con el terremoto: baños, agua, electricidad, etc. Convertirnos en campamento implica entrar en los procedimientos normales de postulación. De esa manera, quizá algún día recibamos nuestras viviendas si cumplimos con las condiciones (puntaje en la ficha, ahorro, cupo para nuestros abuelitos, etc.). Pero no será en nuestra condición de damnificados del mayor terremoto de Chile en las últimas cinco décadas. Puede que para el sentido común no sea importante, que nos quiten la calidad de aldea y de damnificados, como si el terremoto nunca hubiera ocurrido y llegar corriendo asustados a ese cerro con lo puesto. Que eso no tenga ningún merito frente a la sociedad, que nuestra sobrevivencia no tenga mérito, a nosotros nos duele en el alma.

Si ahora no cumplimos con los requisitos para ser aldea, ¿quién justificará entonces el dinero que nos dieron para dicho propósito, plata que salía de los fondos para la reconstrucción? Si ahora somos una toma común, ¿quién responderá ante la ONU, cuyos fondos para la reconstrucción fueron usados en las primeras soluciones que nos entregaron?  Si ahora nadie de los que seguimos en Santa Elena fuimos víctimas del terremoto, ¿por qué la mitad de las familias que encontró refugio el 2010 acá se fueron a proyectos habitacionales ofrecidos por el Minvu para los damnificados? Para el Minvu ellos vivían en una aldea, la misma en la que seguimos nosotros pero que ahora quieren convertir en campamento.

Hoy nuestro alcalde estará acompañándonos en la reunión. Tras más de dos años, estamos a punto de volver a cero, pero tenemos fe en Dios que esta pesadilla termine. No es culpa nuestra que el gobierno no sea capaz de resolver la reconstrucción, y que solo tomé decisiones pensando en las estadísticas. Quieren terminar su período sin damnificados, pero parece será sólo en el papel, porque muchas personas seguiremos viviendo una vida que no nos merecemos.

* Entrada escrita por Clarisa Soledad Venegas Soto, Presidenta del Comité de Damnificados de la Aldea de Santa Elena de Coronel. Su twitter es @clarisavs.

Actualización elquintopoder.cl 13:30 horas: vía Twitter, Clarisa Venegas informó al salir de la reunión que las autoridades se disculparon por el error en la información entregada, informando que se mantiene la calidad de aldea y que antes del 31 de diciembre de este año se entregará una solución a las familias de Santa Elena.

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Fotografía: Municipalidad de Coronel

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Kaa Kipling

07 de junio

Compatriotas, siento muchísimo lo que están sufriendo por causa de las «variables» calificaciones del gobierno de turno: «aldea»? o «campamento»?… esa campaña sobre la «transparencia» no es precisamente «transparente»… sinceramente, espero que este invierno sea mejor para todos ustedes, valor!
Una chilena desde España

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