Una crítica muy frecuente hacia los cultivos genéticamente modificados (GM), cada vez que éstos se mencionan, consiste en asociarlos automáticamente a cierto grupo de grandes empresas, y también a afirmar que prácticamente todo estudio de bioseguridad sobre cultivos GM ha sido financiado y/o llevado a cabo por alguna de estas compañías. ¿Será verdad? ¿O es sólo una exageración por mero desconocimiento?
Si bien es real que desde que se inició la comercialización de cultivos GM -a mitad de la década de los 90’s- un par de empresas se impusieron invirtiendo bastante en la investigación de cultivos GM, desde entonces éstos han sido desarrollados por muchas otras entidades como universidades, centros de investigación independientes, empresas pequeñas, organismos públicos, entre otros, y en todos los continentes.Como mensaje final, me gustaría dejar claro que no se debe confundir la ingeniería genética (la tecnología que nos permite producir cultivos GM) con una empresa. Son dos cosas totalmente distintas. También, no caigamos en el sensacionalismo de muchos medios de comunicación -paradójicamente desinformados- que difunden sensacionalismo en lugar de realidad.
Es interesante que grandes países en desarrollo como China, India y Brasil y otros de menor magnitud como Bangladesh, Filipinas y Cuba, además de 10 países africanos, están apostando fuertemente por el desarrollo de cultivos transgénicos con fondos públicos a través de organismos o empresas estatales para solucionar diversos problemas de sus propios agricultores. ¿Entonces por qué decir que todos los estudios de bioseguridad son financiados por empresas?
Cabe mencionar que de los más de 2000 estudios actuales que apoyan la seguridad de los cultivos transgénicos, alrededor de la mitad son de financiamiento independiente (sin fondos de empresas privadas). Esto se puede observar, por ejemplo, a través de GENERA (GENetic Engineering Risk Atlas): una base de datos independiente administrada por científicos del sector público estadounidense, que tiene el objetivo de recopilar y clasificar publicaciones científicas revisadas por pares que abordan el riesgo y los beneficios de los cultivos GM. Actualmente tienen agrupadas más de 1200 publicaciones, y tras su fase de prueba beta, en la cual se analizó el conflicto de interés de 400 publicaciones seleccionadas al azar, se determinó que la mitad fueron financiadas en su totalidad por agencias gubernamentales (principalmente de Europa y Asia, seguido por Norteamérica y Oceanía) y organizaciones independientes sin ánimo de lucro (ver mapa).
En esta misma línea, hace una par de días la revista Nature Biotechnology publicó una amplia revisión que realizó un investigador chileno sobre el conflicto de interés (COI) de casi 700 publicaciones de importancia sobre seguridad alimentaria de cultivos transgénicos (publicados entre 1993-2014). El resultado demostró que un 58,3% (406 papers) del total de publicaciones, no tenía COI tanto de afiliación profesional del autor, como del origen del financiamiento del estudio. En categorías como «efectos no intencionales», «procesamiento», «potencial alergénico» y «digestibilidad» las cifras fueron de un 77,9%, 77,8%, 71,7% y 69,2% respectivamente de publicaciones sin COI.
Además, el investigador afirmó que «el análisis de los 698 estudios deja claro que los cultivos transgénicos han sido ampliamente evaluados en riesgos potenciales y que las tecnologías de modificación genética basadas en ADN recombinante no tienen un riesgo mayor que otros tipos de modificación genética».
Como mensaje final, me gustaría dejar claro que no se debe confundir la ingeniería genética (la tecnología que nos permite producir cultivos GM) con una empresa. Son dos cosas totalmente distintas. También, no caigamos en el sensacionalismo de medios de comunicación, paradójicamente desinformados, que solo ayudan a propagar mitos e información desacertada sobre el tema.
Comentarios
14 de febrero
Importante tu esfuerzo, estas técnicas podrían salvar a medio mundo de las hambrunas y la muerte de miles de niños, pero en este y otros campos, la teoria de la conspiración ya ganó por goleada.
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16 de febrero
Buena columna, el único problema Daniel es que pusiste números y datos objetivos, para los antitransgénicos los números y hard data no importan, importan sus opiniones sin fundamentos científicos basadas netamente en prejuicios. ¿Cómo se te ocurre dañar sus sentimientos naturalistas orgánicos veganos con datos?
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