Me parece que una forma de aprovechar de “subirnos al carro” de la era de la información, y al mismo tiempo encadenar el desarrollo de laminería en Chile a este proceso, sería disponer de un presupuesto estatal para el desarrollo de programas científicos y creación de nuevas tecnologías que, al ser financiadas íntegramente por el Estado, no puedan ser patentadas.
El martes 20 noviembre, tuvo lugar la conferencia de Pekka Himanen sobre la ética hacker y el espíritu de la era de la información, organizada por la cátedra globalización y democracia de la UDP.
Además de tratar sobre ideas clave como la colaboración, la pasión en el trabajo, la creatividad y la innovación, Pekka también señalo temas importantes para la discusión política chilena. Mencionó cómo la educación pública finlandesa fue un punto clave para el desarrollo de una ética hacker, porque el hacker necesita de conocimiento en algún área en particular, además de la necesidad de un estado de bienestar que elimine los problemas sociales básicos que genera la desigualdad.
Pero más allá de detenerme en esta discusión, me parece fundamental reflexionar sobre cómo Chile podría mejorar un poquito su posición en la era de la información, aprovechando la situación actual de desarrollo de la minería del cobre.
En mi trabajo me ha tocado relacionarme con el mundo de la minería, y es sorprendente ver el nivel de desarrollo tecnológico y científico que ha alcanzado la producción. En términos de industria, no hay otra en Chile que se le iguale. Pero por lo general, las tecnologías son importadas desde otros países, y con ellas el conocimiento que las construyó.
Me parece que una forma de aprovechar de “subirnos al carro” de la era de la información, y al mismo tiempo encadenar el desarrollo de laminería en Chile a este proceso, sería disponer de un presupuesto estatal para el desarrollo de programas científicos y creación de nuevas tecnologías que, al ser financiadas íntegramente por el Estado, no puedan ser patentadas. Esto significaría que cualquier tipo de creación científica (con o sin aplicaciones a nivel industrial) podría ser utilizado por cualquier investigador o por cualquier empresa.
La lógica detrás de esto, es que el proceso científico se hace más eficiente gracias a la colaboración que posibilita la ausencia de propiedad en el conocimiento y, además, permite la aplicación práctica del conocimiento en todas las otras industrias ajenas a la minería (por lo general, tecnología utilizadas en laminería pueden ser utilizadas en otros sectores productivos).
En términos prácticos, no veo argumentos políticos en la derecha o la izquierda para eliminar las trabas a la circulación del conocimiento, y por lo general el evitar esta discusión busca solo la defensa de intereses económicos propios, o de amigos.
Idealmente también se podría aprovechar de estatizar el cobre o subir los impuestos a la gran minería, pero esa es otra pelea.
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Foto: Eva The Weaver / Licencia CC
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