Desde hace más de 14 años el Programa Explora de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), lleva a cabo la iniciativa que conecta a los científicos del mundo académico con niños y jóvenes de escuelas y colegios de todo Chile, bajo la consigna conocida como “Mil aulas, mil científicos”. Una actividad que no sólo demanda la gestión institucional de CONICYT, sino que requiere ineludiblemente la participación de quienes habitan en la intersección entre sociedad civil y el mundo de las teorías, nomologías e inferencias. Aquellos que suelen explicar los problemas contemporáneos con teorías y experimentos.
En el tercer año básico de la Escuela San Carlos de Pedro Aguirre Cerda, 20 científicos de uniforme le enseñaron a un “científico y Ph D” y a una “aspirante a científica y estudiante de Ph D” sobre el universo y el cuidado animal.
Los científicos del siglo pasado contribuyeron al avance de la ciencia en un contexto histórico y político muy distinto al que enfrentamos actualmente. El siglo XX trató de encontrar respuestas a preguntas del universo y de la vida, con avances como la llegada del hombre a la luna, facilitando nuestras vidas a través de la incorporación de nuevos dispositivos eléctricos, o previniendo la aparición de enfermedades a través de la vacunación. Pero a pesar de estos avances, la modernidad ha traído consigo nuevos problemas que dibujan un continuo de desafíos que son necesarios de resolver.
La buena noticia es que las generaciones del siglo XXI demuestran fehacientemente que la curiosidad sigue siendo el motor de la ciencia y la llave del desarrollo, lo que yo llamo “curiosiómica”. En el tercer año básico de la Escuela San Carlos de Pedro Aguirre Cerda, 20 científicos de uniforme le enseñaron a un “científico y Ph D” y a una “aspirante a científica y estudiante de Ph D” sobre el universo y el cuidado animal. Veinte niños de 8 años, 14 niños y 6 niñas, de una escuela pública conversaron como pares y sin sesgos de la teoría del Big Bang versus el creacionismo, de la extinción de las abejas y el fin del mundo, de los experimentos con animales y del efecto invernadero, con dos personajes “más altos” y “más añosos” en una sala de clases cubierta de panfletos coloridos que promueven la tolerancia y el respeto.
Nuestra primera frase “saquémonos los zapatos para medirnos”, rápidamente fue tomando un curso inesperado. Teniendo la intención de promover y dar a conocer a nuestro amigo STATA, software estadístico de uso común en ciencias y el siempre bien ponderado gráfico de cajas y bigotes comparando las alturas entre niños y niñas, nos vimos forzados a movernos a otras áreas y elevar la conversación a astronomía, geología, ética y filosofía. Veinte niños y más de 50 preguntas, algo que raramente se ve en una aula de pre y postgrado, nos sorprendieron y obligaron a sacar lo mejor de nosotros. Como en un examen de grado, esta comisión fue critica, pero la diferencia es que nuestras respuestas no tan sólo nos permitieron mostrar cuanto sabíamos, si no que nos permitió transmitir nuestro amor por la ciencia perpetuándola como una semilla que crece en otro y que trasciende más allá de nosotros mismos.
Veinte niños y una tremenda profesora nos demuestran que Chile no tan sólo puede exportar commodities, sino que tiene una cuenta de ahorro con un saldo muy positivo de científicos en potencia, con conciencia social y preocupaciones reales. Fomentar la educación, la ciencia y las artes, no tan sólo es un punto en la agenda de gobierno, o un objetivo general de los planes de estudio, sino que es una responsabilidad de todos aquellos quienes nos estamos formando en ciencia y que seremos los científicos del siglo XXI, aquellos que no sólo deben dedicarse a difundir nomologías estandarizadas sino que tienen la obligación de construir una ciencia más democrática y sustentable, consistente con las necesidades de las nuevas generaciones.
—
Imagen: chile-hoy
Comentarios
19 de octubre
Me encuentro este artículo después de terminar de escribir esto =)
Porque libera y educa
quita miedos da poder
nos permite comprender
por que una idea caduca
pues aquél que desnuca
observando con paciencia
va expandiendo su conciencia
creando un mundo mejor
y eso argumento a favor
de que sirve saber ciencia
+1