La demanda de médicos más jóvenes, el contexto legal y el potencial de la industria de las células madre, sin duda, nos hace soñar merecidamente con ser el Silicon Valley en terapia celular.
El desafío es inmenso y multifactorial. Además de trabajar con investigaciones cuyos resultados concretos podrían verse en el mediano y largo plazo, en Chile la comunidad científica e innovadora se enfrenta a un problema no menor: para tener ciencia de frontera hay que invertir.Combinando las capacidades nacionales con financiamiento y una buena estrategia de gestión tecnológica, es factible desarrollar iniciativas de clase mundial que arrojen resultados de seguridad y eficacia para tratar enfermedades de impacto global.
La inversión monetaria suena lógica, sin embargo menos lógica, pero no menos fundamental es la inversión en la creación de un ecosistema pro-innovación, compuesto entre otros factores por capital humano especializado, un marco regulatorio exigente pero asertivo, alineamiento de largo plazo entre estamentos públicos, entre públicos y privados, pero por sobre todo, voluntad.
Chile posee (aún) un enorme potencial al tener capital humano de calidad, infraestructura académica y hospitalaria de buen nivel, capacidades para hacer investigación clínica de calidad. Tenemos la oportunidad de crear un marco regulatorio en terapia celular que recoja la experiencia internacional y que promueva la innovación. Falta sin embargo abrir el debate sobre impuestos a los medicamentos y terapias, cobertura del sistema de salud a terapias innovadoras que demuestren eficacia, y lo que sea necesario para aumentar el acceso a la población.
Combinando las capacidades nacionales con financiamiento y una buena estrategia de gestión tecnológica, es factible desarrollar iniciativas de clase mundial que arrojen resultados de seguridad y eficacia para tratar enfermedades de impacto global.
Es un trabajo fascinante, que nos enorgullece pero requiere –además de tiempo y conocimiento- una inversión permanente, para que éstas y otras buenas ideas finalmente puedan ser trasladadas a la sociedad y estén disponibles para los pacientes que la requieran. De esta manera se busca encontrar que es lo que quiere y necesita Chile, más ciencia y mejor calidad de vida.
Oscar Solar
CEO
C4C y Consorcio Regenero
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