Más allá de las veleidades de los distintos sistemas político-electorales, la votación para elegir a nuestros propios líderes es una de las decisiones más importantes que tomamos, sin embargo, poco se sabe sobre el papel del cerebro en cómo llegamos a estas decisiones. Pero al parecer lo poco que se sabe ya ha sido muy bien comprendido por los publicistas electorales.
Con relativa frecuencia somos testigos y/o partícipes de procesos eleccionarios. Los candidatos hacen su despliegue comunicacional para lograr un puesto de representación ciudadana. Hay frases rimbombantes, promesas y discursos. ¿Novedades? Casi no las hay, pues siempre se repiten, cual coreografía, las tendencias históricas de votación por conglomerados. ¿Tiene esta tendencia algún soporte empírico más allá de una pura voluntad política de los votantes de turno? ¿Tiene este comportamiento electoral alguna explicación más allá de las reglas electorales? Veamos que dice la ciencia al respecto.
Más allá de las veleidades de los distintos sistemas político-electorales, la votación para elegir a nuestros propios líderes es una de las decisiones más importantes que tomamos, sin embargo, poco se sabe sobre el papel del cerebro en cómo llegamos a estas decisiones. Pero al parecer lo poco que se sabe ya ha sido muy bien comprendido por los publicistas electorales. Los estudios de comportamiento han indicado que los juicios rápidos respecto de las caras de los candidatos políticos pueden influir en los resultados electorales.
Una de las áreas del cerebro que se cree críticamente involucradas en el procesamiento de la información social sobre los demás es la amígdala. Estudios con resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) han demostrado que la amígdala está implicada no sólo en la evaluación de la confiabilidad de las caras, sino también en la valoración del atractivo facial y una serie de otras características sociales (por ejemplo, la responsabilidad, la inteligencia y la competencia, entre otros, Todorov y Engell, 2008). La amígdala es, por tanto, una estructura que participa protagónicamente en los juicios para definir candidato por quien votar. De hecho, en el estudio denominado «Voting behavior is reflected in amygdala response across cultures» los hallazgos sugieren que la amígdala puede ser muy importante en la evaluación de los candidatos a cargos políticos, tanto así que sus efectos fueron independientes de la cultura del perceptor o la cultura del candidato, lo que sugiere que la base neural de las decisiones electorales pueden extenderse a través de las culturas.
Un creciente cuerpo de investigación indica que las personas toman decisiones sobre si se debe confiar y cooperar con alguien sólo sobre la base de la apariencia facial (Zebrowitz y Montepare, 2005, 2008; Oosterhof y Todorov, 2008).
La cara es, al parecer, predictor de éxito electoral. Al menos eso dicen en este estudio entre gente de derechas: Los estereotipos faciales políticos predicen el éxito electoral de los candidatos de tendencia derechista. En la misma línea de dicha investigación encontré este paper «Predicting Elections from Politicians’ Faces» en cuya conclusión establecen que las calificaciones de competencia facial dio útiles predicciones a largo plazo de los ganadores del voto popular en las primarias presidenciales y las elecciones generales.
Al igual que con la venta de productos comerciales, el packaging es importante. Los partidos políticos podrían utilizar las calificaciones de competencia facial para descartar a los candidatos que tienen pocas probabilidades de atraer al electorado.
Siguiendo la línea de investigación, una serie de estudios recientes han demostrado que los juicios rápidos acerca de los rasgos de personalidad de los candidatos políticos, basado sólo en su apariencia facial, predicen el éxito electoral muy por encima de azar. ¿No me creen? Revisen el paper denominado «Understanding evaluation of faces on social dimensions» y este otro paper «Predicting political elections from rapid and unreflective face judgments«. Ambos nos muestran que los juicios rápidos de la competencia de un candidato basada únicamente en la apariencia facial de estos predijo los resultados de las elecciones. Increible pero cierto.
A la izquierda: datos con modelos de rostros confiables, poco confiables y neutrales. A la derecha: datos de respuestas ERPs para rostros. Visto en: Soc Cogn Affect Neurosci (2012) doi: 10.1093/scan/nss102
La gente confía en su primera impresión, aunque esto sea un ejercicio inherentemente subjetivo y antojadizo. Bien o mal, la gente hace juicios muy rápidos sobre las caras que determinan cómo se sienten acerca de una persona.
Ahora bien, si usted es de aquellos que somete su voluntad a una cara bonita, tenga presente, al menos, que «las caras anchas predicen un comportamiento poco ético«.
Este estudio parece joda, les advierto, pues establecer causalidad entre anchura del rostro y características de personalidad es del todo sospechoso (de correlaciones y causalidades ya he escrito antes, así que vale el recordatorio).
En serio, lo del photoshop y exhibicionismo posero debiera estar en un plano muy secundario a la hora de elegir a nuestros líderes, ¿o es muy tonto lo que estoy diciendo? Al menos eso comparto con este candidato a concejal, de quien valoro la renuncia al marketeo electoral en tiempos de imágenes trucadas.
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Comentarios
29 de octubre
Lamentablemente vivimos en un país donde la política es considerada un mercado, donde los partidos políticos pasan a ser meras marcas cuyos productos son los candidatos que, tal y como cualquier otro producto en el mercado, se promocionan usando publicidad que nunca describe objetivamente al «producto» (enumerando las cualidades objetivas de este así como sus resultados de uso) sino que buscan empatizar con el lado inconsciente de la persona, por medio de técnicas derivadas del psicoanálisis, psicología y sociología aplicadas en estas publicidades (que color usar en esta, usar un slogan que no significa nada pero que es aceptado transversalmente, etc.). A su vez los programas de estos «candidatos» (productos), no son más que listas de promesas, o sea, cualidades que el producto asegurá poseer y que él «ciudadano» (consumidor) usará durante 4 años. Si al final de su uso el producto no dejó satisfecho al consumidor, que entonces compre otro (vote por otro candidato).
Si se educará a la gente respecto a estas técnicas psicoanalíticas que usan los expertos de marketing y publicidad, quizá no solo tendríamos ciudadanos más empoderados que se enfocaran en ver los programas de los candidatos, así como su comportamiento y exigirles que de salir electos estos cumplan con labor para la que fueron electos (representar las necesidades y propuestas de la gente), sino que también podríamos hacer decender gran parte del consumismo actual, que es debido a esas técnicas manipulativas.
http://www.elquintopoder.cl/politica/elecciones-2013-la-politica-vence-al-negocio/
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31 de octubre
Nos tienen embobados con sus discursos de Kinder,jugando como niños en un escenario de circo pobre,alegrando de fantasias a un pùblico habido de esperanzas y alegrias sumisas y un futuro tembloroso e incierto. Manipulaciòn en las pobres mentes de una cuidadania que quiere creer y soñar en un porvenir mejor..Pensar en nuestro bienestar es pensar en el bienestar de los que prometen…Y no en nuestros sueños-Paìs. La labor està en cada uno de nosotros,en permitir que nos manipulen o elijamos con criterio y lògica mental.
«Soñar es utopìa,creer es esperanza»
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