Estaba leyendo la publicación “Investigación y Ciencia” de diciembre de 2015, número en el que habían unos artículos sobre el estado de la ciencia global al año 2015, cuando uno me llamó la atención y se refería a cómo la ciencia fue utilizada para reducir el crimen en Colombia.
Antes quiero explicar que la ciencia no se refiere solo al Colisionador de hadrones del CERN, a la Estación Espacial Internacional, a entender qué pasa con la materia en torno a un agujero negro o al proyecto Cerebro Humano que estudia “cómo emerge la conciencia”, uno de los grandes misterios de la ciencia.Descubrió que en las muertes violentas participaban hombres jóvenes, desempleados, con bajo nivel educativo, que pertenecían a los sectores más pobres de la ciudad, y que estas ocurrían principalmente los fines de semana. Con esta información se desarrollaron nuevas leyes y medidas basadas en los datos, NO en la política.
No, la ciencia también tiene utilidades de uso cotidiano, por ejemplo el moderno GPS, una herramienta que hoy resulta vital para los medios de transporte y está incorporada en nuestros celulares. Es más, sin la teoría de la relatividad el GPS sería imposible. La relatividad dice que el «tiempo» depende de la «gravedad» y la “velocidad”, por lo que un reloj situado en la superficie de la tierra y otro moviéndose a alta velocidad en órbita terrestre no avanzan al mismo ritmo. Si esa diferencia relativista no es tomada en cuenta, el GPS no podrá calcular la posición de nada.
Después de esta introducción quiero comentar el artículo científico que me llamó la atención y debo partir hablando de su autor, Rodrigo Guerrero Velasco quien es médico cirujano con doctorado en epidemiología y fue alcalde de la ciudad colombiana de Cali, para los periodos 1992-1994 y 2012-2015. Entre ambos mandatos trabajó para la Organización Panamericana de la Salud y contribuyó a fundar la Coalición Interamericana para la Prevención de la Violencia.
Al tomar el cargo en su primer periodo (1992-1994), la ciudad de Cali era tan violenta que se decía que no se podía hacer nada, ya que el colombiano era genéticamente violento. Pero este alcalde demostró que estaban equivocados.
Se propuso descubrir el por qué de los homicidios y encontrar qué cambios sociales y políticos serían necesarios para mejorar la situación. Para comenzar aplicó métodos estadísticos, los mismos utilizados por los expertos en salud publica. Y lo primero que hizo, como todo epidemiólogo suele hacer, fue marcar en un mapa donde ocurrían las muertes violentas. Un periodista, al ver esto, vio el mapa y sacó el siguiente titular: “El alcalde Guerrero pretende frenar la violencia con acupuntura”.
El alcalde Guerrero partía de la siguiente lógica; “si los métodos epidemiológicos servían para descubrir las causas de las enfermedades clínicas, también podrían dar con las de una enfermedad social”.
A partir del mapa y de examinar los homicidios desde un punto de vista estadístico, se construyó una base de datos epidemiológica que incluía los factores sociales que aumentaban el riesgo de que se produjera un homicidio. Por ejemplo, el deseo de llevar armas en ciertos lugares, la tendencia a consumir alcohol en determinados días.
Descubrió que en las muertes violentas participaban hombres jóvenes, desempleados, con bajo nivel educativo, que pertenecían a los sectores más pobres de la ciudad, y que estas ocurrían principalmente los fines de semana. Con esta información se desarrollaron nuevas leyes y medidas basadas en los datos, NO en la política, por lo tanto, suelen ser impopulares. Por ejemplo; se restringió la venta de alcohol en lugares públicos después de las 2AM, se llamó la ley “semi seca”. Con esta y otras medidas, en solo 2 semanas los hospitales informaron que las emergencias relacionadas con actos de violencia habían disminuido notoriamente.
En resumen, las medidas más relevantes fueron: cambiar las normas para el uso de armas, restringir el consumo de alcohol, aumentar la presencia policial y promover las actividades sociales y puestos de trabajo para los jóvenes.
El método fue tan efectivo que en una ciudad de 1.800.000 habitantes, en tres años los homicidios anuales bajaron de 124 por 100.000 habitantes a 86. A modo de comparación, el año 1991 la ciudad de Medellín tenía una tasa anual de homicidios de 380 por cada 100 mil habitantes y nuestro país Chile tiene solo 2.9.
Este caso sirve para explicar cómo la forma de pensar científica puede beneficiar de forma impensada a la sociedad, y también cómo se puede dar la situación contraria, es decir, que la ciencia puede aprender del estudio de actividades que supondríamos no tienen nada que aportar al ámbito científico, en este ejemplo; para entender y estudiar cómo funciona nuestro cerebro.
Dos matemáticos de la Universidad de Dartmouth, Daniel Rockmore y Scott D. Pauls, analizan la complejidad de las redes dinámicas de nuestras neuronas, comparándola con el mercado de valores. Desarrollaron una serie de herramientas matemáticas para descubrir la estructura de la red que subyace a la Bolsa de Nueva York a como fluye la información financiera.
Utilizaron luego los mismos métodos matemáticos para construir un modelo del cerebro, cambiando la información financiera y estudian el tránsito de información entre la distintas zonas del cerebro, descubriendo que la información fluye de forma semejante. Gracias a estos estudios, la neurociencia podrá convertirse a futuro en una ciencia predictiva.
Este artículo que usted tuvo la paciencia de leer, pretende mostrar que enseñar e invertir en ciencia y desde el colegio resulta básico para el crecimiento de una sociedad y si bien no es la panacea, ni la solución a todos nuestros problemas y desafíos, si es útil gracias a su método de trabajo y solo debemos aplicar el ingenio y creatividad que nos destaca como especie, y así descubrir cómo y dónde utilizarla.
Comentarios
05 de febrero
Un artículo asociado a la Educación, Ciencia y Sociedad:
Saludos
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