La conectividad nacional y mundial de Chile es un factor crítico para sostener un crecimiento socialmente y ambientalmente sustentable.
Chile está en condiciones de dar un salto en infraestructura y comprometerse con metas ambiciosas que dibujen el país que queremos en 2030. Los grandes proyectos, bien estudiados y con visión de futuro, inspiran a la ciudadanía y generan entusiasmo para acometer tareas de envergadura. El desarrollo de un país depende de la convicción de que somos capaces de apuntar a metas ambiciosas.
Siempre me motivó la experiencia francesa, cuando observaba los tremendos avances en el campo de la ingeniería, pero también de la cultura y del arte, a través de sucesivos gobiernos en que cada uno quería dejar un legado. Hoy impresiona el esfuerzo chino en infraestructura nacional y mundial. El camino de la seda (terrestre y marítimo) es el mayor emprendimiento de infraestructura de la historia, que involucra a muchos países de Asia, Europa y África. Otros han creado instituciones conductoras cuyo ejemplo nos sirve, es el caso de Australia.La conectividad nacional y mundial de Chile es un factor crítico para sostener un crecimiento socialmente y ambientalmente sustentable, para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sustentable 2030, a los cuales Chile está comprometido.
Mencionaré diez programas que son signos de futuro y tendrían gran impacto en la calidad de vida y la productividad (excluyo energía pues creo que va bien encaminado).
Primero, alargar Chile, conectando con una autopista Arica – Quellón. En particular, resaltar el gran proyecto del puente de Chacao, icono por su efecto económico y turístico, belleza arquitectónica y hazaña ingenieril. Alargar significa también continuar el proyecto Puerto Montt – Aysén y la prosecución del plan de conectividad austral, marítima y terrestre, hasta Puerto Williams. Esta conectividad permitirá desarrollar ese tercio de la superficie del territorio nacional al sur de Puerto Montt, donde vive sólo un 5% de la población.
Segundo, ensanchar el territorio nacional. Extender la carretera costera y la del pie andino. Hoy Chile posee cerca de 80.000 km de caminos, y menos del 30% está pavimentado. Las conexiones transversales deben proseguir con un plan de caminos básicos, para pavimentar el 80% de caminos en 2030.
Tercero, desarrollar el puerto de gran escala (PGE) del Pacífico Sur, construyendo el nuevo molo de abrigo en San Antonio. Chile debe ser capaz de recibir grandes barcos que atravesarán el nuevo canal de Panamá. En San Antonio existen las mejores condiciones, mientras Valparaíso debe crecer cuidando su armonía como patrimonio de la Humanidad. El puerto de Callao mueve tanto o más carga (TEUS) que Valparaíso y San Antonio juntos. No podemos quedarnos atrás. Las expansiones en curso, a través de concesiones, han dado frutos por optimización de la infraestructura existente. El salto cualitativo requerirá de altas inversiones en nueva infraestructura, y en ello debe involucrarse el Estado.
Cuarto, expandir la red de conexión terrestre con América del Sur para alimentar nuestros puertos y hacer realidad la idea de Chile país puente con Asia. Esto significa mayor integración con Argentina, conectando a Paraguay, Brasil y Uruguay al Pacífico. Significa completar los corredores de Arica e Iquique a Bolivia y hasta el puerto de Santos en Brasil; de Antofagasta a través de Jama y Sico, hacia Argentina y Brasil. Implica avanzar en el túnel Agua Negra, y en el gran proyecto ferroviario de Libertadores, que elevaría el transporte de carga de 6 millones a 30 millones de toneladas anuales en 2030. Otra alternativa es el paso Las Leñas entre Mendoza y Rancagua, y por cierto la conexión en la zona de la Patagonia con Argentina.
Quinto, expandir la infraestructura para la conectividad digital dentro de Chile y con el resto de América Latina y el mundo. El avance tecnológico, educativo y científico de nuestro país dependerá de una conectividad digital avanzada. La conexión Puerto Montt Puerto Williams primero, y un cable de fibra óptica América del Sur -China a través del Pacífico.
Sexto, implementar un gran plan de inversión en recursos hídricos. El cambio climático alterará sustancialmente nuestra disponibilidad de agua. La demanda creciente de los sectores agropecuario, minero, silvícola, energético y la seguridad de provisión de agua a la población nos impone la necesidad de un gran plan de Aguas 2030 equivalente al Energía 2050. Esto implica inversiones en embalses (el más importante es Punilla) y desalinización de agua de mar. La característica geográfica de Chile es privilegiada, permite desde la costa alcanzar a todos los puntos del territorio nacional en una longitud no mayor de 100 Km. Debemos formar técnicos e investigadores de primer nivel y pensar en una empresa nacional de desalinización vinculada a la generación de energía solar y eólica. En ambos campos, desalinización y energía renovable, Chile puede y debe ponerse a la vanguardia.
Séptimo, la conexión aérea de Chile puede quedar simbolizada en el gran aeropuerto de Santiago. Este debe expandirse para pasar de 18 millones de pasajeros anuales a 80 millones de pasajeros en 2030. Implica adquirir ya los terrenos adyacentes para asegurar esa expansión. Y construir en Tongoy un nuevo aeropuerto de tamaño suficiente para respaldar a Santiago y la zona central en caso de inutilización de la infraestructura de Pudahuel. No olvidemos que el terremoto de 2010 obligó a aterrizar en Antofagasta. Necesitamos un programa de aeropuertos, aeródromos y helipuertos para sustentar nuestros programas de emergencia ante los frecuentes desastres naturales en nuestro territorio.
Octavo, modernización de ferrocarriles para reforzar el sistema de transporte de carga y pasajeros. La conectividad con ciudades aledañas a las grandes urbes, el traslado de carga para alimentar los puertos por donde transita más del 90% de la carga en Chile, requieren material rodante e infraestructura de calidad. La meta es pasar del 1% al 5% de los pasajeros totales y del 5% al 15% de la carga total en 2030. Un proyecto relevante es un tren rápido entre Santiago y Valparaíso.
Noveno, un plan de transporte público de calidad en todas las urbes mayores. En un país que se acerca al 90% de urbanización, la calidad de vida y la productividad dependerán crecientemente de la conectividad. La red de Metro debe superar los 200 Km de líneas en 2030 y han de realizarse planes especiales de inversión en ciudades de más de un millón de habitantes (Valparaíso, Concepción) y luego las medianas.
Décimo, nuevos recursos y una institucionalidad mejorada para acometer estas metas ambiciosas. Los fondos requeridos exceden con creces los posibles aportes fiscales. El fondo de infraestructura y las concesiones, que complementen recursos públicos, son una necesidad. También lo es una institucionalidad que asegure la estabilidad estratégica, y mayor capacidad de gestión, ingeniería y fiscalización.
La conectividad nacional y mundial de Chile es un factor crítico para sostener un crecimiento socialmente y ambientalmente sustentable, para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sustentable 2030, a los cuales Chile está comprometido.
Comentarios
19 de noviembre
¿Cuál es la participación de los ciudadanos en las decisión de ejecutar estos proyectos? ¿Quién decide si es lo mejor para los ciudadanos, principalmente aquellos afectados x los proyectos?
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