A pocos días de celebrar un logro, tal vez importante, pienso en muchas cosas que pasan en Chile, pero la más importante está relacionada con los números, pensemos que son 200 años donde hemos pasado por muchas cosas, lástima tal vez que no hemos cambiado mucho, por culpa de alguien o es sólo nuestra mentalidad, nuestra raza que nunca cambiará y seguiremos siendo tan amargos y a la vez relajados con los verdaderos cambios que necesitamos.
Este no es solo un cumpleaños. Tenemos que pensar que 200 años de historia aunque sean pocos, se han vivido a concho como país. Necesitamos realizar actividades que nos engrandezcan, nos eleven como personas, como país. Ayudar a los demás es más que poner dinero en colaboraciones.
Y hablando de números pienso en el numero 33. Ya sé: tal vez me cuelgue de un tema delicado y manoseado.
Para muchos no tiene significado. Muchos sabrán que 33 años tenía Jesús cuando murió, ¿será sólo coincidencia o algún tipo de mensaje? Me gusta pensar en los mensajes, debido a que son 33 mineros atrapados con vida en un esfuerzo humano del que no muchos chilenos serían capaces en esas situaciones.
En plena fiesta del bicentenario, 200 años nos da para pensar que el mensaje está más que claro: no sólo hay que celebrar: también debemos aprender y cambiar nuestras actitudes desinteresadas, debemos pensar en qué debemos actuar para que estos 200 años no pasen en vano y en unos 10 o más años, pensar en lo que se ha hecho a nivel de país pero no de los demás, sino de uno mismo, como lo han hecho tantos chilenos desconocidos y los mismos mineros.
Tenemos la fuerza que ellos tienen y debemos ocuparla por un Chile mejor, porque 200 años y los que vienen sean mejores y podamos celebrar nuestros propios actos.
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